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A propósito de Beppe Grillo: política y bufonería

OPINIÓN de Juan Domingo Sánchez.-

El lugar del poder, nos enseña Michel Foucault en su curso sobre Los anormales, es siempre un lugar histriónico, marcado por actos, rituales, hábitos, formas, lenguajes y otros ropajes simbólicos insensatos y extravagantes respecto del sentido común. Los monarcas, los dictadores, los papas, difieren de los locos que se toman por tales por el aparato que los rodea y que organiza su "Gloria" y sienta las condiciones para que el pueblo les dé la ovación en que esta gloria se basa. Aislados de este dispositivo son, obviamente, gente como los demás, pues, según la premisa metodológica de Maquiavelo y de todo historiador materialista: "todo el mundo es vulgo". El carisma no es así causa y fundamento del poder, sino su efecto, el efecto de los aparatos ideológicos y políticos de Estado que reproducen la relación entre sujeto del mando y sujeto de la obediencia o súbdito. Lo curioso de Beppe Grillo -y en parte de Berlusconi- es que da una vuelta más a la ecuación que hace del poderoso un payaso rodeado de una pompa grotesca y se autoriza como simple payaso a entrar en el histriónico lugar del poder, como si lo hiciese en terreno conocido. Los efectos de este acto son incalculables.No se pueden olvidar a este respecto los entrañables cómicos antifascistas que interpretaron en To be or not To Be de Ernst Lubitsch el papel de Hitler y de su séquito de nazis -tan ridículos y tan realistas a la vez- ni por supuesto al Chaplin del Gran Dictador.

Cuando penetra una persona del pueblo, a la que la división social del poder no ha otorgado ningún mando, en el lugar del poder, el efecto histriónico del poder se hace visible como tal. Es el caso del Cantinflas del Señor Presidente, pero también el de personajes del pueblo como Hugo Chávez o Evo Morales. En una democracia no debería tener nada de particular que cualquiera accediese a las más altas magistraturas. En la Atenas de la antigüedad, para cubrirlas, se hacía un sorteo entre los ciudadanos, único método que garantiza la prefecta igualdad de oportunidades necesaria entre ciudadanos que se reconocen entre sí como iguales. La elección, en cambio, nunca es democrática, pues como su nombre indica, se basa en una selección, en una discriminación basada en desigualdades, en la elección del "mejor" que suele ser el más poderoso, pues tiene los recursos necesarios para determinar su imagen social. A veces, sin embargo, por vía electoral puede darse la sorpresa de que la elección no reproduzca la jerarquía social y que una persona del pueblo acceda a las más altas magistraturas u obtenga una amplia representación electoral. Tal ha sido el caso de varios países latinoamericanos en las últimas décadas. Tal es probablemente el caso de Beppe Grillo en las últimas elecciones italianas.

El ascenso a la representación parlamentaria como tercera fuerza política -y primer partido en solitario- de un importantísimo país europeo de un bufón profesional descoloca a una engolada clase política de izquierda como de derecha, le hace percibir su propio ridículo, la bufonería profunda de su poder frente a la dura realidad de la mayoría social que dicen representar. Ciertamente, en el programa electoral de Beppe Grillo no hay gran cosa, pero si se lee su blog, un instrumento fundamental de la elaboración participativa de la política del Movimiento 5 Estrellas, las reivindicaciones de la mayoría social se abren paso claramente: auditoría de la deuda y anulación de la deuda ilegítima u odiosa, renta básica(salario di cittadinanza), extensión de la participación democrática de la ciudadanía, asunción de reivindicaciones locales, ecologistas o de otros tipos, etc. Muchos elementos de lo que podría ser un interfaz de los movimientos como es en Grecia Syriza. Beppe Grillo no lo es aún: sigue siendo en gran medida un punto altamente inestable situado entre un vacío que puiede articular demandas, acogiéndolas en el marco de lo común y el agujero negro que las puede neutralizar e incluso ahogar en el espectáculo. En su propio programa existen eleme,ntos muy reaccionarios en materia de inmigración y el balance de la gestión de la ciudad de Parma por su "movimiento" es bastante preocupante.

De momento, hay mucha incertidumbre y es arriesgado afirmar que Grillo sea "uno de los nuestros" como se afirmaba hoy en un artículo de Il Manifesto o que sea un elemento de reproducción del sistema como afirmaban los Wu Ming inmediatamente después de las elecciones. De momento, nadie puede negar que -unido al imprevisible partido de la Mafia encabezado por Berlusconi- ha sido hasta ahora, como afirma Bifo, el único freno eficaz al programa de devastación de la troika y eso es mucho, muchísimo. A partir de ahora, se abre un espacio en el que los movimientos sociales pueden definir sus reivindicaciones sin que queden simplemente aplastadas bajo el dictado de la troika: estas reivindicaciones podrán hacerse oir en un parlamento al que no podían acceder. Los grillistas tendrán que definirse claramente sobre la cuestión fundamental de los comunes, de los servicios públicos, de los bienes públicos. Esta será la piedra de toque que permitirá saber si estamos ante ese interfaz de los movimientos sociales que la izquierda itliana no ha querido ser, y por lo tanto ante el surgimiento de un movimiento popular de nuevo tipo, al margen de la izquierda tradicional como los que han surgido en el proceso de cambio que hoy conoce América Latina.




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