Ir al contenido principal

Chipre penitente o el mal de Europa

OPINI脫N de Antonio Hermosa.-

¿Por qu茅 esa chapuza? Para impedir que la deuda soberana chipriota ahogara a los chipriotas y su soberan铆a proclamando una vez m谩s la de los mercados sobre la democracia, tr谩mite UE y FMI, estos dos bancos decidieron prestar s贸lo 10.000 de los 17.000 millones pedidos por el gobierno chipriota, y decidieron tambi茅n que la mayor parte del resto se obtendr铆a gravando los dep贸sitos de los ahorradores. Quer铆an dinero contante y sonante, y lo quer铆an seguro y ya, sin pasar por ninguno de sus llorados ajustes fiscales –tan buenos, bonitos y baratos a la postre, dada la entidad de problemas que solucionan-, que hunden a sus v铆ctimas en la desconfianza de las instituciones y en la desesperaci贸n ante el futuro; y quer铆an, adem谩s, castigar a las mafias rusas, que casi monopolizan el dinero de los bancos chipriotas no perteneciente a la UE.

¿Qu茅 no sab铆an estos vulgares y rastreros aprendices de brujo? ¿Qu茅 el dinero negro ruso, suyo y ajeno, cegado el cenagal chipriota, tiene otras cloacas en las que purificarse y aparecer ante la sociedad vestido de blanco vaticano? ¿Ignoran acaso que existen sumideros en esos aprendices de pa铆ses que son Lichtenstein, Luxemburgo, Andorra, M贸naco, San Marino y, naturalmente, el divino estercolero vaticano; pa铆ses hechos y derechos donde el agua sucia discurre o puede discurrir en paralelo a la limpia, como Inglaterra y Holanda; y otros muchos para铆sos fiscales rodeando la UE, donde sus patriotas y otros patriotas del mundo pueden depositar sus heces monetarias en letrinas de oro?

¿Ignoraban que sus medidas demuestran su impotencia a煤n m谩s que su cobard铆a, porque ese ataque por la espalda a los putineros rusos, adem谩s de enrabietar al sumo pont铆fice, es el 煤nico modo que se les ocurre de plantar cara a un pa铆s listo, junto a China, para defender a priori toda causa presente en el planeta donde se humillen los derechos humanos? ¿Ignoraban que obrando as铆 la consideraci贸n de Europa como agente internacional, que antes era la de una comedia, ahora ha pasado a ser la de un chiste malo, tipo Berlusconi; que Chipre, arrojado a la periferia del sistema, se convertir谩 f谩cilmente en la primera pica territorial en el Flandes europeo clavada por Rusia sin que las fauces de Putin tengan que despeinarse?

¿Ignoraban que activar una medida como la penalizaci贸n del ahorro constituye un flagrante desmentido a la excusa dada inicialmente para apoyar a los bancos, la de tutelar los dep贸sitos de los particulares, y contradice brutalmente su anhelado efecto, el de producir seguridad en el ahorrador, pilar b谩sico del sistema econ贸mico? ¿No sab铆an que dict谩ndola, rompi茅ndolo el v铆nculo que psicol贸gicamente ligaba ahorros y futuro, echaban por tierra el 煤ltimo tab煤 econ贸mico-social, una vez derribados los relativos a la educaci贸n y sanidad p煤blicas, el sistema de pensiones o, incluso, la seguridad de los funcionarios? ¿Ignoraban que con ello han debilitado uno de los m谩s poderosos obst谩culos contra la confianza en personas e instituciones y atizado el fuego de la anarqu铆a; que, al tiempo, esto afecta tanto al presente de Europa como, parad贸jicamente, a la credibilidad del propio sistema bancario, por cuya protecci贸n tanto se afanan y ufanan? ¿Ignoraban que el da帽o estaba hecho con solo mentar la bicha aunque 茅sta no se despertara, aunque fuera una medida provisional, aunque fuera una medida efectiva o aunque no hubiera llegado desde el parlamento chipriota la confirmaci贸n de que hay vida moral y pol铆tica en Europa m谩s all谩 de Alemania y sus sat茅lites –Holanda, Austria, Finlandia-, m谩s papistas a煤n que el papa alem谩n? Esta decisi贸n, por cierto, nos ense帽ar谩 si han aprendido o no.

¿Ignoraban que, como dec铆a Maquiavelo, la firmeza en las decisiones atrae la adhesi贸n de la ciudadan铆a a su pr铆ncipe, es decir, que sobre un mismo problema no se puede cambiar de parecer cada hora so pena de volverlo despreciable: de convertir la pol铆tica en una farsa, a sus reclutas en marionetas y al rid铆culo en titiritero, por no hablar del azar ni de quien, en esta ocasi贸n, lo mueve? Es dif铆cil toparse con un circo con m谩s payasos y menos humor, que en realidad brota a pesar de, como prueba la telara帽a formada con el pasarse de unas instituciones a otras, de unos personajillos a otros, la pelota de la responsabilidad por lo sucedido; o bien la serie de recomendaciones y sus contrarias, impuestas y sugeridas, que se sucedieron tras el mandato inicial con el que el usurero decretaba sus condiciones al gobierno y la poblaci贸n chipriotas.

¿Ignoraban que tasando el conjunto de los dep贸sitos con la finalidad cacareada comet铆an una acci贸n plenamente inmoral, por cuanto se est谩 castigando la inocencia? ¿O que de ese modo fijan una oferta punitiva que castiga tres veces en una: equiparando inocencia y culpa, haciendo pagar a justos por pecadores en consecuencia y, una vez subdivididos en dos bloques, penalizando a todos por igual, si bien esto se pretendi贸 luego enmendar en un sentido progresivo?
¿Podemos creer que ignorasen realmente todo esto, un simple prontuario de verdades elementales cuyo 煤nico or谩culo es el sentido com煤n? ¿Podemos creerlo de pol铆ticos avezados, que se mueven con soltura entre bambalinas a pesar de la prepotencia o la estupidez de que hacen gala bajo los focos?

¿Por qu茅 entonces la patochada? Prescindiendo de algunos reflejos at谩vicos que vician las medidas adoptadas a trav茅s de sus justificaciones, y que obedecen a razones no necesariamente contradictorias ni complementarias. La primera es que la Europa del norte haya optado por liberarse definitivamente de la del sur, y que con el previsible efecto domin贸 de la medida, ampliando el desapego de la gente a Europa, termine provocando la disoluci贸n de un sue帽o que ni siquiera fue bonito mientras dur贸, aunque s铆 lo fuera en su origen. Lo malo de dicho efecto es, por otro lado, que puede producirse sin haberse buscado, y ser una de las salidas a las que aboca la segunda y genuina raz贸n del desaguisado: las futuras elecciones alemanas.

Merkel no quiere llegar a ellas dando a su ciudadan铆a la imagen de estar al frente de una Alemania que usa el dinero de sus trabajadores para financiar la inmoralidad y la corrupci贸n de los pa铆ses sure帽os, incapaces de aceptar voluntariamente las duras reglas de la disciplina laboral y moral. No ignora que Chipre vive de la banca y del turismo, y que 茅se es uno de los motivos de que aqu茅lla proporcione tan altos intereses al ahorro depositado en ella: y de que tan ping眉es y f谩ciles beneficios constituyan el reclamo para las grandes inversiones de la banca alemana en tan corrupto pa铆s, lo cual, empero, no parece despertar ning煤n motivo de queja a los ahorradores alemanes, de sensibles que son a la moralidad de su bolsillo. Pero aunque no lo ignora finge hacerlo, y se aferra a la moralina de la doble corrupci贸n para, en este caso -lo cual anuncia que en el futuro, llegado el caso, tampoco se respetar谩-, poner en la picota a los corruptos, derribando al tiempo uno de los 铆dolos sagrados de la econom铆a, seg煤n se le califica de continuo. Ni ignora, aunque finge hacerlo, que la recuperaci贸n del dinero alem谩n est谩 por encima de la salud democr谩tica de Chipre, aunque sea tan peque帽o el monto del mismo y tan grande el da帽o que puede generar recuperarlo en el modo establecido.

Estamos pues ante el en茅simo caso en el que se cela el verdadero inter茅s y la hipocres铆a debe esforzarse por hallar un genuino culpable p煤blico grato al poderoso; que en esa labor de ocultamiento se presente como moral una motivaci贸n puramente pol铆tica, no es nada nuevo; pero que a ese fin, al que todo se subordina, incluido el derribo de barreras sagradas, constituya en s铆 mismo un feroz acto de impiedad pol铆tica que convertir谩 la novedad en precedente y que ha emplazado ya una potencial espada de Damocles sobre la cabeza de los ahorradores-ciudadanos europeos, s铆 lo es: de todos, alemanes incluidos, pese a la sonrisita idiota del Ministro de Econom铆a alem谩n cuando se le preguntaba al respecto, y de que en la situaci贸n actual parecen llevar las de ganar.

Maquiavelo nos ense帽贸 a protegernos de aqu茅llos que irrumpen en la escena p煤blica disfrazando de bien el mal, esto es, con el prop贸sito de satisfacer arteramente sus intereses en tanto se presentan como celosos defensores de lo p煤blico. Es algo que Angela Merkel no ha necesitado leer para saber; pero si el hecho de buscar a cualquier precio, por todo medio, su leg铆timo fin de ganar nuevamente las elecciones le ha hecho desatender las posibles consecuencias de su decisi贸n –y los grandes suelen ser tan malos gestores de su arrogancia como de su gloria-, es posible que pronto tenga la ocasi贸n de comprobar que en la superpoblada Europa un peque帽o pa铆s con un mill贸n de habitantes, con su negativa a ser un conejillo de Indias m谩s, provoque un estallido que la deje irreconocible, poniendo as铆 de relieve la fr谩gil estructura que cimentaba la uni贸n del gigante. En lo sucesivo, y centrada ya en su querida Alemania, donde le ser谩 m谩s dif铆cil disfrazarse, se ver谩 obligada a no velar sus intenciones y llamar a las cosas por su nombre, pues descubrir谩, como tambi茅n nos ense帽ara el genial Maquiavelo, que “es la fuerza la que conquista f谩cilmente los nombres y no al rev茅s”.




ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible