OPINI脫N de Adela Cortina.-
A la 茅tica le ocurre lo que a la estatura, al peso o al color, que no se puede vivir sin ellos. Todos los seres humanos son m谩s o menos altos o bajos, todos son morenos, rubios o pelirrojos, todos pesan m谩s o menos, pero ninguno carece de estatura, volumen o color. Igual sucede con la 茅tica, que una persona puede ser m谩s moral o menos seg煤n determinados c贸digos, pero todas tienen alguna estatura moral. Es lo que algunos fil贸sofos han querido decir al afirmar que no hay seres humanos amorales, situados m谩s all谩 del bien y del mal, sino que somos inexorablemente, constitutivamente, morales.
Lo inteligente es entonces intentar sacar el mejor partido posible a ese modo de ser nuestro, del que no podr铆amos desprendernos aunque quisi茅ramos. Como es inteligente tratar de aprovechar al m谩ximo nuestra raz贸n y nuestras emociones, la memoria y la imaginaci贸n, facultades todas de las que no podemos deshacernos sin dejar de ser humanos. Igual le ocurre a nuestra capacidad moral, que podemos apostar por hacerla fecunda, por sacarle un buen rendimiento, o podemos dejarla como un terreno inculto, con el riesgo de que alg煤n avisado lo desvirt煤e construyendo en 茅l una urbanizaci贸n.
De eso se trata, de c贸mo sacar partido de nuestro irrenunciable ser morales.
*Catedr谩tica de 脡tica, Universidad de Valencia
A la 茅tica le ocurre lo que a la estatura, al peso o al color, que no se puede vivir sin ellos. Todos los seres humanos son m谩s o menos altos o bajos, todos son morenos, rubios o pelirrojos, todos pesan m谩s o menos, pero ninguno carece de estatura, volumen o color. Igual sucede con la 茅tica, que una persona puede ser m谩s moral o menos seg煤n determinados c贸digos, pero todas tienen alguna estatura moral. Es lo que algunos fil贸sofos han querido decir al afirmar que no hay seres humanos amorales, situados m谩s all谩 del bien y del mal, sino que somos inexorablemente, constitutivamente, morales.
Lo inteligente es entonces intentar sacar el mejor partido posible a ese modo de ser nuestro, del que no podr铆amos desprendernos aunque quisi茅ramos. Como es inteligente tratar de aprovechar al m谩ximo nuestra raz贸n y nuestras emociones, la memoria y la imaginaci贸n, facultades todas de las que no podemos deshacernos sin dejar de ser humanos. Igual le ocurre a nuestra capacidad moral, que podemos apostar por hacerla fecunda, por sacarle un buen rendimiento, o podemos dejarla como un terreno inculto, con el riesgo de que alg煤n avisado lo desvirt煤e construyendo en 茅l una urbanizaci贸n.
De eso se trata, de c贸mo sacar partido de nuestro irrenunciable ser morales.
*Catedr谩tica de 脡tica, Universidad de Valencia