OPINI脫N de Silvia Ribeiro.-
Arde el llano en llamas, herido por la codicia de trasnacionales como Monsanto, Nutrilite y empresas de producci贸n de hortalizas con c铆nicos nombres como Desert Glory y Bioparques, cuyos viveros de pl谩stico y su contaminaci贸n se extienden m谩s all谩 de donde alcanza la vista. Si Juan Rulfo escribiera, ahora lo llamar铆a el llano en nylon, dicen los comuneros de San Isidro, Jalisco, que tercamente insisten en la lucha por su tierra. Los nombres cambiaron, las heridas siguen abiertas. Apenas en junio de este a帽o, 275 jornaleros –hombres, mujeres, ni帽os– fueron liberados de la esclavitud a la que los somet铆a Bioparques de Occidente, empresa que desde 2010 recibi贸 10 millones de pesos en subsidios estatales y federales y hasta certificaci贸n de empresa socialmente responsable (La Jornada, Proceso, junio 2013).
Atravesando el llano, el sol cae a plomo en el camino hasta el ejido San Isidro, donde refresca la calidez de los comuneros y comuneras que se afanan en ofrecer lo mejor de s铆 a los participantes de la preaudiencia Territorios, subsistencia y vida digna, del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), que sesion贸 all铆 del 28 al 30 de junio.
Entre 23 casos y testimonios de varios estados del pa铆s, denunciando entre otros los impactos de la devastaci贸n ambiental, superv铆as, miner铆a, ma铆z transg茅nico, violencia obst茅trica y de g茅nero, despojos de empresas y gobiernos; San Isidro presenta su historia. Tienen una resoluci贸n presidencial de dotaci贸n de tierras ejidales desde 1939, pero las autoridades nunca le entregaron 280 hect谩reas. Han sufrido manipulaciones, artima帽as leguleyas de los ex hacendados, ocupaci贸n de empresas que aprovechan el conflicto y la colusi贸n entre funcionarios del gobierno estatal y secretar铆as federales. Aunque no hab铆a validez jur铆dica para operaciones de compraventa, la empresa Nutrilite, subsidiaria de la trasnacional Amway, se posesion贸 de esas 280 hect谩reas, para producci贸n hort铆cola de exportaci贸n, en el llamado rancho El Petacal, que vende como producci贸n org谩nica. Los comuneros de San Isidro denuncian que desde la instalaci贸n de Nutrilite, han secado diversidad de 谩rboles, “贸rganos, guam煤chiles, mezquite, nopal… no hab铆a fronteras, toda la gente gozaba los frutos. Arrasaron con todo, acabaron con los animales: la malcoa, v铆bora, camale贸n, iguana, ardilla, codorniz, conejo, liebre, coyote, tej贸n. Se apropiaron del agua de las presas que abastec铆an la regi贸n y destruyeron la red de agua potable sustituy茅ndola por pozos de agua de mala calidad.”
El llano en llamas, la tierra que nadie quer铆a, ahora la disputan empresas para producci贸n en viveros, por la estabilidad de temperatura y la falta de lluvia (prefieren regar dentro los viveros, abusando las fuentes locales del l铆quido). Por ello, contin煤a el testimonio de San Isidro, despu茅s de Nutrilite llegaron otras empresas, todas con impactos graves en el ambiente y las comunidades de la regi贸n. Empresas que manejan tecnolog铆a de punta, a base de despojo, de explotaci贸n, hasta esclavos como en Bioparques.
Otro caso cercano llega a la preaudiencia como denuncia an贸nima, porque se sienten amenazados. Se trata de una instalaci贸n de Monsanto en El Petacal, donde producen semillas de hortalizas, tambi茅n en viveros, con alto uso de agrot贸xicos. Como el negocio es vender semilla, el resto de frutas y hortalizas las descartan en pilas que se pudren generando una plaga infernal de moscas y enfermedades a los vecinos, o en el arroyo, contamin谩ndolo y con olor nauseabundo. Adem谩s, agregan en su denuncia, los viveros est谩n a pocos metros de una guarder铆a infantil donde usan qu铆micos continuamente; las enfermedades de los ni帽os van en aumento.
Pese a estos y otros horrores, los que traen los casos a esta audiencia siguen resistiendo y contagian. M谩s que resistir, afirman la defensa de la vida comunitaria, la lucha por el territorio y todo su entorno, por su derecho a decidir y mantener las bases de su sustento. Por ejemplo, los colectivos de j贸venes Caracol Psicosocial y Juxmapa de Palos Altos, Jalisco, la mayor铆a a煤n en secundaria, presentaron un detallado testimonio de c贸mo los j贸venes del medio rural son compelidos a dejar el campo, c贸mo la educaci贸n formal avasalla los saberes de sus comunidades, c贸mo lo que les ofrecen para su futuro es migrar, estudiar una carrera para salir del campo, hacer carrera pol铆tica para ganarse alg煤n cargo, o dedicarse al narcotr谩fico. Pero reivindican con argumentos y entusiasmo ante el tribunal su derecho a quedarse en el campo, a sus culturas y a otra educaci贸n, a la producci贸n sin transg茅nicos, sin agrot贸xicos, con sus propias semillas. Junto a J贸venes ante la Emergencia Nacional, Yo soy 132 Ambiental y otros, planean una pre-audiencia de j贸venes, transversal a todos los temas del TPP en M茅xico.
La lucha de la comunidad de San Isidro que lleva m谩s de 70 a帽os, atraviesa varias generaciones y no se explica por 280 hect谩reas de tierra, sino porque son parte de algo muy profundo, del derecho a ser pueblos campesinos, a tener asambleas para decidir sobre los bienes comunes, a cuidar y compartir los medios y fuentes de la subsistencia, a la vida digna. Adem谩s del mapa de abusos que va constituyendo el expediente general de acusaci贸n del TPP cap铆tulo M茅xico, el dictamen de esta preaudiencia, elaborado por Jean Robert (Suiza), Fernanda Vallejo (Ecuador), Dora Lucy Arias (Colombia) y Alfredo Zepeda (M茅xico), reconoce esta actitud como una particularidad de los pueblos en M茅xico, esencial para recuperar el derecho a la subsistencia de todos.
Arde el llano en llamas, herido por la codicia de trasnacionales como Monsanto, Nutrilite y empresas de producci贸n de hortalizas con c铆nicos nombres como Desert Glory y Bioparques, cuyos viveros de pl谩stico y su contaminaci贸n se extienden m谩s all谩 de donde alcanza la vista. Si Juan Rulfo escribiera, ahora lo llamar铆a el llano en nylon, dicen los comuneros de San Isidro, Jalisco, que tercamente insisten en la lucha por su tierra. Los nombres cambiaron, las heridas siguen abiertas. Apenas en junio de este a帽o, 275 jornaleros –hombres, mujeres, ni帽os– fueron liberados de la esclavitud a la que los somet铆a Bioparques de Occidente, empresa que desde 2010 recibi贸 10 millones de pesos en subsidios estatales y federales y hasta certificaci贸n de empresa socialmente responsable (La Jornada, Proceso, junio 2013).
Atravesando el llano, el sol cae a plomo en el camino hasta el ejido San Isidro, donde refresca la calidez de los comuneros y comuneras que se afanan en ofrecer lo mejor de s铆 a los participantes de la preaudiencia Territorios, subsistencia y vida digna, del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), que sesion贸 all铆 del 28 al 30 de junio.
Entre 23 casos y testimonios de varios estados del pa铆s, denunciando entre otros los impactos de la devastaci贸n ambiental, superv铆as, miner铆a, ma铆z transg茅nico, violencia obst茅trica y de g茅nero, despojos de empresas y gobiernos; San Isidro presenta su historia. Tienen una resoluci贸n presidencial de dotaci贸n de tierras ejidales desde 1939, pero las autoridades nunca le entregaron 280 hect谩reas. Han sufrido manipulaciones, artima帽as leguleyas de los ex hacendados, ocupaci贸n de empresas que aprovechan el conflicto y la colusi贸n entre funcionarios del gobierno estatal y secretar铆as federales. Aunque no hab铆a validez jur铆dica para operaciones de compraventa, la empresa Nutrilite, subsidiaria de la trasnacional Amway, se posesion贸 de esas 280 hect谩reas, para producci贸n hort铆cola de exportaci贸n, en el llamado rancho El Petacal, que vende como producci贸n org谩nica. Los comuneros de San Isidro denuncian que desde la instalaci贸n de Nutrilite, han secado diversidad de 谩rboles, “贸rganos, guam煤chiles, mezquite, nopal… no hab铆a fronteras, toda la gente gozaba los frutos. Arrasaron con todo, acabaron con los animales: la malcoa, v铆bora, camale贸n, iguana, ardilla, codorniz, conejo, liebre, coyote, tej贸n. Se apropiaron del agua de las presas que abastec铆an la regi贸n y destruyeron la red de agua potable sustituy茅ndola por pozos de agua de mala calidad.”
El llano en llamas, la tierra que nadie quer铆a, ahora la disputan empresas para producci贸n en viveros, por la estabilidad de temperatura y la falta de lluvia (prefieren regar dentro los viveros, abusando las fuentes locales del l铆quido). Por ello, contin煤a el testimonio de San Isidro, despu茅s de Nutrilite llegaron otras empresas, todas con impactos graves en el ambiente y las comunidades de la regi贸n. Empresas que manejan tecnolog铆a de punta, a base de despojo, de explotaci贸n, hasta esclavos como en Bioparques.
Otro caso cercano llega a la preaudiencia como denuncia an贸nima, porque se sienten amenazados. Se trata de una instalaci贸n de Monsanto en El Petacal, donde producen semillas de hortalizas, tambi茅n en viveros, con alto uso de agrot贸xicos. Como el negocio es vender semilla, el resto de frutas y hortalizas las descartan en pilas que se pudren generando una plaga infernal de moscas y enfermedades a los vecinos, o en el arroyo, contamin谩ndolo y con olor nauseabundo. Adem谩s, agregan en su denuncia, los viveros est谩n a pocos metros de una guarder铆a infantil donde usan qu铆micos continuamente; las enfermedades de los ni帽os van en aumento.
Pese a estos y otros horrores, los que traen los casos a esta audiencia siguen resistiendo y contagian. M谩s que resistir, afirman la defensa de la vida comunitaria, la lucha por el territorio y todo su entorno, por su derecho a decidir y mantener las bases de su sustento. Por ejemplo, los colectivos de j贸venes Caracol Psicosocial y Juxmapa de Palos Altos, Jalisco, la mayor铆a a煤n en secundaria, presentaron un detallado testimonio de c贸mo los j贸venes del medio rural son compelidos a dejar el campo, c贸mo la educaci贸n formal avasalla los saberes de sus comunidades, c贸mo lo que les ofrecen para su futuro es migrar, estudiar una carrera para salir del campo, hacer carrera pol铆tica para ganarse alg煤n cargo, o dedicarse al narcotr谩fico. Pero reivindican con argumentos y entusiasmo ante el tribunal su derecho a quedarse en el campo, a sus culturas y a otra educaci贸n, a la producci贸n sin transg茅nicos, sin agrot贸xicos, con sus propias semillas. Junto a J贸venes ante la Emergencia Nacional, Yo soy 132 Ambiental y otros, planean una pre-audiencia de j贸venes, transversal a todos los temas del TPP en M茅xico.
La lucha de la comunidad de San Isidro que lleva m谩s de 70 a帽os, atraviesa varias generaciones y no se explica por 280 hect谩reas de tierra, sino porque son parte de algo muy profundo, del derecho a ser pueblos campesinos, a tener asambleas para decidir sobre los bienes comunes, a cuidar y compartir los medios y fuentes de la subsistencia, a la vida digna. Adem谩s del mapa de abusos que va constituyendo el expediente general de acusaci贸n del TPP cap铆tulo M茅xico, el dictamen de esta preaudiencia, elaborado por Jean Robert (Suiza), Fernanda Vallejo (Ecuador), Dora Lucy Arias (Colombia) y Alfredo Zepeda (M茅xico), reconoce esta actitud como una particularidad de los pueblos en M茅xico, esencial para recuperar el derecho a la subsistencia de todos.
*Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC
La Jornada, 13 julio 2013
La Jornada, 13 julio 2013