OPINI脫N de Teodoro Renter铆a Arr贸yave, M茅xico.- 31.07.13.
La homosexualidad o la diversidad de g茅nero es una realidad en la naturaleza a la cual ning煤n ser humano en sus cabales o con un m铆nimo de inteligencia puede oponerse.
Inclusive, en los grupos ind铆genas hay una designaci贸n en su lenguaje 茅tnico para designar a las personas que nacen con un cuerpo diferente a sus preferencias sexuales.
La capital de la Republica de nuestro pa铆s ha sido pionera en respetar la diversidad de g茅nero y en legislar sobre los matrimonios entre las personas del mismo sexo y con derecho a adoptar ni帽os.
Ahora nos sorprende, con sus declaraciones de respeto a este conglomerado humano, nada menos que el m谩ximo jerarca de la iglesia cat贸lica, Francisco, el primer Papa latinoamericano.
Su declaraci贸n textual: “Qui茅n soy yo para juzgar a los gays”, pronunciadas en el avi贸n que lo trasladaba de Brasil al Vaticano, en segundos, dio la vuelta al mundo.
La Iglesia Cat贸lica, Apost贸lica y Romana, tradicionalmente conservadora, con esta actitud el Papa Francisco, ha dado un paso gigantesco hacia la apertura y a la reconciliaci贸n con muchos grupos humanos, no solamente del conglomerado gay, si no de los defensores de los derechos humanos.
Es cierto que el papa Francisco se sali贸 por la tangente a la pregunta de los reporteros sobre la condici贸n del a mujer, tradicionalmente excluida de la iglesia y apenas con un subejercicio en los conventos.
Francisco explic贸, que la mujer como la virgen Mar铆a, son m谩s importantes que los mismos hombres; un sofisma que a nadie convenci贸.
Sin embargo, declaraci贸n que nos ocupa, es de una trascendencia para el desarrollo de la igualdad entre los seres humanos.
Con esta afirmaci贸n, sin duda, el Papa mand贸 al cesto de la basura a todos los cardenales, arzobispos, obispos y dem谩s jerarcas hom贸fobos, muchos de M茅xico, que seg煤n su estrecha mentalidad, los gays por el s贸lo hecho de ser as铆, porque lo determin贸 la naturaleza, se ir谩n a quemarse en el infierno que pregonan.
Bien por el Argentino Jorge Mario Bergoglio, el Papa. Francisco, quien con esta declaraci贸n humanitaria, ya se gan贸 un lugar en la historia de la humanidad.
La homosexualidad o la diversidad de g茅nero es una realidad en la naturaleza a la cual ning煤n ser humano en sus cabales o con un m铆nimo de inteligencia puede oponerse.
Inclusive, en los grupos ind铆genas hay una designaci贸n en su lenguaje 茅tnico para designar a las personas que nacen con un cuerpo diferente a sus preferencias sexuales.
La capital de la Republica de nuestro pa铆s ha sido pionera en respetar la diversidad de g茅nero y en legislar sobre los matrimonios entre las personas del mismo sexo y con derecho a adoptar ni帽os.
Ahora nos sorprende, con sus declaraciones de respeto a este conglomerado humano, nada menos que el m谩ximo jerarca de la iglesia cat贸lica, Francisco, el primer Papa latinoamericano.
Su declaraci贸n textual: “Qui茅n soy yo para juzgar a los gays”, pronunciadas en el avi贸n que lo trasladaba de Brasil al Vaticano, en segundos, dio la vuelta al mundo.
La Iglesia Cat贸lica, Apost贸lica y Romana, tradicionalmente conservadora, con esta actitud el Papa Francisco, ha dado un paso gigantesco hacia la apertura y a la reconciliaci贸n con muchos grupos humanos, no solamente del conglomerado gay, si no de los defensores de los derechos humanos.
Es cierto que el papa Francisco se sali贸 por la tangente a la pregunta de los reporteros sobre la condici贸n del a mujer, tradicionalmente excluida de la iglesia y apenas con un subejercicio en los conventos.
Francisco explic贸, que la mujer como la virgen Mar铆a, son m谩s importantes que los mismos hombres; un sofisma que a nadie convenci贸.
Sin embargo, declaraci贸n que nos ocupa, es de una trascendencia para el desarrollo de la igualdad entre los seres humanos.
Con esta afirmaci贸n, sin duda, el Papa mand贸 al cesto de la basura a todos los cardenales, arzobispos, obispos y dem谩s jerarcas hom贸fobos, muchos de M茅xico, que seg煤n su estrecha mentalidad, los gays por el s贸lo hecho de ser as铆, porque lo determin贸 la naturaleza, se ir谩n a quemarse en el infierno que pregonan.
Bien por el Argentino Jorge Mario Bergoglio, el Papa. Francisco, quien con esta declaraci贸n humanitaria, ya se gan贸 un lugar en la historia de la humanidad.
