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De dictaduras y totalitarismos religiosos

Por Pascual Serrano.- 09.09.13. 



Olvidémonos de querer comprender las primaveras -o como se las quiera llamar- árabes leyendo un solo libro, pero también de querer comprenderlas sin leer libros. Este de Sami Naïr será uno de los que nos ayudarán a entender. Es verdad que desde que salió a la luz se han producido nuevos acontecimientos (golpe de Estado en Egipto, tambores de guerra contra Siria... ), pero la profundidad de la obra¿Por qué se rebelan? Revoluciones y contrarrevoluciones en el mundo árabe aporta elementos que no se ven desbordados por los sucesos recientes.

Una de las claves que hemos de agradecer es la ayuda para comprender la victoria islamista en muchos de estos países. La nobleza intelectual de Sami Naïr se muestra al explicar de forma tan contundente y lógica esa victoria al tiempo que muestra su denuncia y discrepancia contra esos islamismos. No se trata del islam como religión sino de “su instrumentalización como arma política en manos de adversarios que no disponen de otro relato para explicar, justificar, su oposición”.

Tan evidente es su explicación como firme su oposición a que el relato religioso fagocite los orígenes de la conflictividad social, de la pobreza, de la desigualdad, de la injusticia. Señala con acierto Sami Naïr que, al igual que en la sociedad occidental el debate político ha sido desplazado por la dominación total de la economía, en los países arabo-islámicos lo ha sido por la ficción religiosa. Los dos mitos, economía y religión, logran expulsar la discusión racionalista sobre los orígenes de las injusticias y la búsqueda de alternativas.

Las políticas neoliberales aplicadas por los oligarcas árabes impuestos y apuntalados por occidente ha provocado un rechazo de muchos ciudadanos a los principios democráticos y libertades. La mitología religiosa se ha encargado de estigmatizar esos principios y presentarlos como características de los países colonizadores en lugar de valores universales, de ahí que grandes sectores empobrecidos y marginados de la población abracen los dogmas intolerantes religiosos, interpretaciones arcaicas y obediencias ciegas como el nuevo ideario. Ello se traduce primero en votos, y después en el desmantelamiento de las normativas legislativas que fundamentan una democracia para ponerse al servicio de la sharia. En realidad -señala Sami Naïr- es el mismo modelo de éxito de los fascismos del siglo XX: “está claro que la voluntad popular, libremente expresada en las urnas, ha otorgado el poder a unas fuerzas tradicionalistas y ultraconservadoras. Peor aún, esta experimentación democrática también ha hecho emerger un acto subversivo, colérico y vengador, que dormitaba en las entrañas de las dictaduras: el salafismo, con todas sus variantes, que pretende dirigir la totalidad del comportamiento individual y colectivo de los ciudadanos. Una especie de nuevo fascismo, pero religioso, con fines totalitarios y que rechaza abiertamente la sociedad democrática”. En otros países, como en Siria, la oposición al gobierno ha sido controlada y capitalizada por el terrorismo islamista de Al Qaeda y gobiernos reaccionarios como los de Arabia Saudí o Qatar. Por todo ello, el autor no duda en hablar de una transición de revolución a la contrarrevolución.

Una de las reflexiones más brillantes es la que explica que la tesis de las potencias occidentales, de que manteniendo gobiernos autoritarios iban a defenderse del ascenso de los movimientos islamistas ha provocado lo contrario. La ciudadanía han interpretado la corrupción, la amoralidad, el consumo ostentoso de las clases ricas y la pobreza como resultado de la modernidad occidental y su modelo secular y laico. Al fin y al cabo era esa “modernidad occidental” la que les había impuesto a gobernantes como Mubarak o Ben Ali. Frente a ello, y mientras la izquierda era reprimida y sus valores y principios expulsados del debate, los islamistas han ido haciéndose fuertes con su “amplio repertorio de arcaísmos, de resentimientos, de irracionalismos nihilistas y se han convertido en la única fuerza organizada”. Han ido recogiendo todo el resentimiento generado por décadas de gobiernos oligárquicos impuestos por occidente para convertirlo en bandera igualitaria del islam, mientras las fuerzas democráticas se encontraban desorganizadas y divididas. De nuevo, la repetición de la historia del auge de los fascismos.

Curiosamente los recientes acontecimientos sucedidos después de la aparición del libro no le han quitado actualidad, al contrario, este libro ayudará a comprenderlos. Por ejemplo, Naïr ya percibía, antes del derrocamiento de Morsi en Egipto, que el proyecto de su gobierno islamista de instaurar un sistema en el que los principios de la sharia son la principal fuente de legislación desencadenaría una virulenta batalla de desenlace incierto.

Una clara lección debemos aprender en occidente de lo sucedido con esas revoluciones que están derivando en contrarrevoluciones. Como diría Pietro Ingrao, indignarse no basta, hay que organizarse, elaborar alternativas, establecer métodos y objetivos de lucha. De otro modo, la rabia puede desembocar en algo peor que lo que la provocó.




*Naïr, Sami. ¿Por qué se rebelan? Revoluciones y contrarrevoluciones en el mundo árabe. Clave Intelecual, Madrid 2013. Traducción de Samia Nassera Zini y Hélène Fabre




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