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Los suicidios aumentan en ancianos sin prestaciones


28.09.13. OPINI脫N de Juan Carlos Garc铆a Fajardo.- 

El suicidio estaba entre las tres primeras causas mundiales de muerte en personas de entre 15 y 44 a帽os, aunque el sector con mayor riesgo era el de los adolescentes. Ahora los suicidios de personas mayores sin prestaciones m茅dicas se han disparado en m谩s de un 30%. Son las personas de edad que ya no se sienten 煤tiles, ni necesitadas, ni queridas; y ahora con pensiones recortadas, el copago o sin prestaciones.

Cada d铆a casi tres mil personas en el mundo ponen fin a su vida. Cada hora, ciento veinticinco personas se suicidan, m谩s de dos personas por minuto. Un mill贸n de personas se quitan la vida cada a帽o, afirma la Organizaci贸n Mundial de la Salud (OMS).

Hablamos de suicidios verificados, no de los camuflados en “accidentes”, previa ingesti贸n de drogas, de alcohol o de broncas emocionales que conducen a aplastar el acelerador.

Tambi茅n existen “suicidios” en el abandono de tratamientos m茅dicos, para “hacer pagar culpas a la familia”.

Muchos ancianos que viven solos en las ciudades grandes y que “aparecen” muertos, no se han pegado un tiro, ni se han tirado por la ventana ni ingerido venenos, se han dejado morir, abandon谩ndose en la comida y en la higiene, perdiendo fuerzas, y hasta intuyendo una liberaci贸n en dejar de llevar un vivir sin sentido.

¿Sabe alguien cu谩ntos soldados se han dejado morir por no poder soportar la tensi贸n de una confrontaci贸n absurda? ¿Hay suicidio m谩s eficaz que dejarse matar por el “enemigo”, y encima sin “deshonor” ante la familia pues te los rinden militares? ¿Tiene sentido la muerte de cien militares espa帽oles en una absurda misi贸n en Afganist谩n que cost贸 decenas de miles de millones, para nada?

La OMS prev茅, para 2020, que el n煤mero de muertes por suicidio en el mundo, cada a帽o, superar谩 el mill贸n y medio. Por ello es tan importante tratarla con una aproximaci贸n psicol贸gicamente c谩lida, acogedora y digna. Y con el arsenal terap茅utico del que disponemos. Y con tiempo, paciencia, con ese sumergirse en el drama del enfermo. Recordemos que ‘asistir’ (assistere) es, “estar al lado del otro”.

Los profesionales que trabajan en la prevenci贸n de los suicidios insisten en que se trata de muertes evitables que, en algunos pa铆ses, alcanzan a 10,4 por cada cien mil habitantes y, entre los adolescentes, el riesgo es del 30% por la misma proporci贸n y ahora en personas mayores sin medios.

Ya sabemos que el suicidio es un tab煤 tan fuerte como el incesto o, hasta hace poco, la homosexualidad. En los Libros de estilo de muchos medios se reglamenta la publicaci贸n de estas noticias, “porque pueden provocar est铆mulo de imitaci贸n”.

La OMS pide mejorar la educaci贸n en el tema, reducir la estigmatizaci贸n y aumentar la conciencia de que el suicidio es prevenible. Incre铆ble pero, en muchas legislaciones, el intento de suicidio se castiga como delito. Y a un enfermo no se le lleva al pared贸n, se le cura y despu茅s se le fusila. La Iglesia cat贸lica y otras religiones castigaban al suicida con la prohibici贸n de ser enterrado en “tierra sagrada”. Con el progreso en la conciencia de una mayor libertad y responsabilidad, se han avenido con el subterfugio de que “no sab铆an lo que hac铆an”, “locura transitoria”, “fuera de s铆, “enajenados”.

No hay m谩s que ver las dificultades que tiene un enfermo terminal para tener una muerte digna, mediante suicidio asistido, o mediante eutanasia positiva, por compasi贸n y por justicia. ¿Tanto cuesta reconocer el derecho a disponer de la propia vida? ¿Alguien nos ha pedido permiso para nacer? ¿Pueden imponerse ideolog铆as que parten de falsas premisas y de un fanatismo que condena a vivir, como durante siglos bendijeron las condenas a morir?

Es necesario prevenir decisiones fatales que podr铆an evitarse mediante atenci贸n m茅dica y psicol贸gica, comprensi贸n y tratamiento, informaci贸n adecuada y medios eficaces al alcance de enfermos depresivos, alcoholismo, drogadicci贸n y esquizofrenia. Adolescentes que no asumen su realidad sexual, o de ancianos sin medios para vivir con dignidad porque la sociedad se lo debe ya que las cosas no son de su due帽o sino del que las necesita. Y aunque la vida no tuviera sentido tiene que tener sentido vivir, pero con dignidad y sin padecimientos insoportables. No vamos de la vida hacia la muerte, sino que aspiramos a momentos felices al saberse uno mismo, libre y responsable.

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