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Nuestro derecho a la rebeli贸n

OPINI脫N de Pascual Serrano.- 16.09.13. 

Esas dos mentes brillantes y valientes que son Julio Anguita y Juan Carlos Monedero protagonizan una conversaci贸n de un centenar de p谩ginas recogida por la editorial Icaria bajo el t铆tulo A la izquierda de lo posible. Hay una parte que me ha parecido de gran inter茅s. Es cuando Anguita plantea que los actuales gobernantes se est谩n situando fuera de la ley en la medida en est谩n ignorando o desmantelando derechos como el del trabajo, la vivienda, la salud, la educaci贸n, una pensi贸n digna, la alimentaci贸n, puesto que est谩n conculcando la Declaraci贸n Universal de Derechos Humanos, la Constituci贸n Espa帽ola o la Carta Social Europea ratificada por Espa帽a en 1985.

Es un enfoque interesante porque ya no necesitamos hablar en nombre del marxismo ni siquiera de la izquierda. Basta con desempolvar esas legislaciones que tienen un predicamento y aprobaci贸n universal y, a continuaci贸n, mostrar que los gobernantes est谩n vulnerando el Estado de Derecho, est谩n en la ilegalidad. De modo que nosotros estamos dentro y reivindicando la ley, y el gobierno fuera y vulner谩ndola.

La segunda deducci贸n es que en la tradici贸n de los hist贸ricos movimientos de liberaci贸n aplaudidos por toda la sociedad, e incluso del cristianismo, se encuentra el derecho a la rebeld铆a ante un gobierno desp贸tico que no respeta la legalidad. La declaraci贸n de independencia de los Estados Unidos del 4 de julio de 1776 plantea el derecho a luchar para que haya un gobierno justo, incluso deponer al que hay si no cumple (Pre谩mbulo: “Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, evidencia el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y proveer de nuevas salvaguardas para su futura seguridad y su felicidad”). Igualmente la Declaraci贸n de Derechos Humanos de 1789, en su art铆culo 2, establece que la finalidad de toda asociaci贸n pol铆tica es la conservaci贸n de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre, y que uno de tales derechos es la resistencia a la opresi贸n. Por su parte, la Constituci贸n de 1793, elemento clave del racionalismo ilustrado franc茅s, plantea el derecho a la insurrecci贸n (Art铆culo 35: “Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrecci贸n es, para el pueblo y para cada una de sus porciones, el m谩s sagrado de los derechos y el m谩s indispensable de los deberes”).

John Locke, considerado padre del liberalismo moderno, establece que la autoridad del Estado se sostiene en los principios de legalidad y respeto de los derechos humanos. Esa autoridad deja de ser leg铆tima si deja de asegurar los derechos naturales. En su Tratado sobre el gobierno civil (1690), defiende el derecho a la rebeli贸n se帽alando que si el pueblo es sometido a la miseria y padece las injusticias del poder arbitrario, entonces “maltratado y gobernado contra Derecho, estar谩 siempre dispuesto a quitarse de encima una carga que le resulta pesad铆sima”.

Estas ideas tienen su origen en los te贸logos cristianos. El dominico Francisco de Vitoria reconoce la licitud de robar cuando el hambre hace peligrar la vida humana o negarse a pagar un tributo en caso de que fuera injusto (Relecciones teol贸gicas). El jesuita Juan de Mariana razon贸 acerca del derecho a la insubordinaci贸n (Del Rey y de la Instituci贸n real 1598-1599). El padre Francisco Su谩rez (Discurso de leyes, 1612) reconoc铆a la posibilidad de desobedecer y derrocar a quien detenta la autoridad cuando, ejerciendo el mando, incumple y vulnera sus funciones.

Pues bien. Hoy nos est谩n arrebatando nuestras viviendas (desahucios), nuestra educaci贸n (disminuci贸n de profesorados, tasas y fin de las becas), nuestra sanidad (disminuci贸n de personal, cierres de hospitales y servicios de urgencias), nuestros derechos sociales (liquidaci贸n de la ley de dependencia), nuestras libertades p煤blicas (represi贸n de las manifestaciones, sistemas de vigilancia), nuestros derechos laborales (seis millones de parados, congelaciones y disminuciones salariales, facilidades para los despidos, precariedad laboral).

No hace falta ser Lenin ni Rosa Luxemburgo para llamar a la rebeli贸n. Los inspiradores de la Ilustraci贸n, los que redactaron la Declaraci贸n Universal de Derechos Humanos, los sacerdotes del siglo XVI y los fil贸sofos liberales hoy estar铆an sum谩ndose al levantamiento. Al otro lado est谩n los miserables que se escandalizan cuando nos atrevemos a expropiar dos carritos de supermercados. Es hora de que cada uno decida en qu茅 bando se sit煤a.


*Pascual Serrano es periodista. Su 煤ltimo libro es “La comunicaci贸n jibarizada. C贸mo la tecnolog铆a ha cambiado nuestras mentes” .




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