Si bien el actual gobierno ha puesto en tensi贸n a los diversos actores de la derecha chilena, lo que qued贸 claro durante la campa帽a, no se puede desconocer que en este a帽o que termina se conmemoraron los cuarenta a帽os del golpe militar y se ha acrecentado la movilizaci贸n social y el descr茅dito del llamado “modelo chileno” El fracaso de la derecha en las recientes elecciones est谩 marcando un nuevo clima pol铆tico en el pa铆s que obedece a factores mucho m谩s profundos que las actuaciones del presidente Pi帽era ante tal o cual circunstancia.
Lo que ha sido cuestionado, hoy, por una amplia mayor铆a de los chilenos es un estado de cosas de larga data. Basta examinar los programas de los distintos candidatos a la presidencia, incluido el programa de Michelle Bachelet, para advertir la distancia inconmensurable que los separa de los planteamientos de Evelyn Matthei y del conjunto de la derecha. Se ha producido un abismo entre un cierto “sentido com煤n” ciudadano y aquellas ideas matrices que defiende la derecha chilena hasta el presente.
Al observar al conjunto de la derecha chilena, se constata su obstinada insistencia en la defensa de los principios neoliberales dise帽ados en Chacarillas que, de un modo u otro, siguen presidiendo su pensamiento y del cual la se帽ora Matthei ha sido su mejor exponente. Lo que ha entrado en crisis es la hegemon铆a UDI al interior de este sector pol铆tico, sin que se avizore todav铆a un consistente discurso alternativo en la derecha. No existe, hasta el presente, nada parecido a una “centro-derecha” que pudiera ser tomada en serio.
El peso de la herencia dictatorial y de los poderes f谩cticos, as铆 como el escaso desarrollo de ideas, ha impedido hasta la fecha una verdadera renovaci贸n de la derecha chilena. La accidentada campa帽a presidencial y la nominaci贸n, finalmente, de Evelyn Matthei como representante del sector muestran la falta de ideas nuevas, la carencia de liderazgos y una profunda inmadurez pol铆tica de la derecha, incapaz de ponerse a la altura de los tiempos. El diagn贸stico m谩s plausible pareciera ser que la derecha chilena no ha aprendido a caminar en democracia sin las muletas constitucionales que, todav铆a, le sirven de pr贸tesis, una forma soterrada de nombrar el legado del pinochetismo.