La vanguardia del siglo XXI tiene un extra帽o parecido con la del siglo XIX, y el XVIII, y el XVII y as铆 hasta el IV, fecha del Edicto de Mil谩n. El espect谩culo montado por ese genio de la puesta en escena de masas, ese Cecil B. de Mille teologal, ese mago de los efectos especiales espirituales, esa lumbrera de la comunicaci贸n divina, Rouco Varela, ha sido una apoteosis nacionalcat贸lica. Junto a la banderaza que Aznar copi贸 a los mexicanos de la plaza del Z贸calo, el arzobispo ha instalado una cruz gigantesca, para simbolizar el binomio de la raza: la cruz y la espada. Espa帽a quiere ser de nuevo la cruzada contra los flagelos de la 茅poca, el relativismo, el hedonismo, la homosexualidad, el separatismo, y el anticlericalismo trasnochado. Y as铆 amanece un nuevo d铆a en Europa, invocado por este hechicero y sus adl谩teres.
La vanguardia del siglo XXI lleva mitra. Pero no suelte el lector la carcajada. Espere. ¿Acaso no hay en el pa铆s sectores que conserven no ya el sentido laico de la existencia colectiva sino simplemente el del rid铆culo? Alguien habr谩 para observar que estas ceremonias ostentosas, casi tribales, de una confesi贸n religiosa, debieran celebrarse en lugares privados, no p煤blicos. Por ejemplo, en una plaza de toros, en donde tambi茅n cabe mucha gente y, adem谩s, se siente la presencia del patrimonio espiritual espa帽ol, el de las corridas. Se alquila la monumental de Las Ventas y as铆 no se interrumpe la circulaci贸n urbana ni se da la murga a los vecinos.
Tiene que haber alguien capaz de razonar de esta forma, ¿O no? ¿Qu茅 me dicen de ese alcalde de Trebujena, provincia de C谩diz, militante de IU y del Partido Comunista de Andaluc铆a, nada menos? El hombre, muy atento al sentir de los vecinos se suma al cura del lugar y al teniente general de la Guardia Civil para imponer a la Virgen de Palomares Coronada el faj铆n de general de la Guardia Civil Tal cual. En la plaza de Col贸n, bandera y cruz de la mano de la derecha; en Trebujena, faj铆n y virgen de la mano de la izquierda. Y siempre espada y cruz. Mientras este alcalde comunista se entera de que pertenece a la vanguardia del siglo XXI y no a la del proletariado, como 茅l cre铆a, en lugar de leer a Marx y a Lenin, debe sumergirse en las novelas de Giovanni Guareschi, las del ciclo de don Camillo, un cura italiano de la postguerra, muy de derechas, cabezota, pero bondadoso, en lucha perpetua con el alcalde comunista Peppone, muy de izquierdas, m谩s bruto que un arado pero que manda a su hijo a la catequesis, porque, en el fondo, don Camillo se lleva siempre el gato al agua. A ver si aprende el de Trebujena y deja de hacer el rid铆culo.
¡Vanguardia del siglo XXI! Este ministro se ha deconstruido a s铆 mismo sin darse cuenta. Ya no es aquel adalid de la s铆ntesis entre conservadurismo y progresismo; el que encandilaba a los auditorios exquisitos, centristas votantes del PSOE que anhelaban una raz贸n para votar al PP; el que repart铆a la p铆ldora postcoital a cuenta del Ayuntamiento; el que toleraba y alentaba manifestaciones culturales libres. Se ha ca铆do a pedazos, deconstruido por 茅l mismo y, en su lugar ha aparecido este extra帽o ser, especie de aut贸mata inquietante de historia de Hoffmann. La iglesia, me consta, equipara esta repentina conversi贸n del ministro a la ca铆da paulina del caballo camino de Damasco. Viene a ser lo mismo. El ap贸stol de los gentiles es otro aut贸mata, un ser dirigido desde fuera, heterodirigido.
As铆, el aut贸mata Gallard贸n, dirigido desde la jerarqu铆a cat贸lica, toma medidas autoritarias, represivas, injustas, arbitrarias y contrarias a los derechos de las personas, especialmente las mujeres por las que siente particular inquina, como buen devoto. Pero las explica con un lenguaje de progresista, de izquierda, que suena como un gori gori de misa de difuntos. ¿Desde cu谩ndo es aficionado el conservadurismo a las vanguardias? Eso es cosa de artistas y/o revolucionarios. No de gente de orden, hombre por Dios. Lo nuestro, en todo caso, ser谩 la retaguardia, en donde solemos estar haciendo negocios. Por eso la usa tan mal y habla de "vanguardia del siglo XXI" Vanguardia ¿de qu茅? ¿De negaci贸n de derechos?
"No, no", clama el aut贸mata, "al contrario". En la entrevista que se ha autoconcedido en La Raz贸n, sostiene que su ley es de protecci贸n de los derechos del concebido y de las mujeres. ¿Y de las mujeres? Como suena: de las mujeres. ¡Pero si no se les permite decidir por su cuenta sobre su vida misma! Es que las mujeres de verdad, la mujer-mujer del se帽or Aznar-Aznar, no pretenden decidir sobre su vida. Para eso ya est谩 el marido y, subsidiariamente, el cura, la polic铆a, el juez y el carcelero. Pero es que quiz谩 no todas las mujeres quieran o puedan ser mujer-mujer. ¿Y qu茅? Ya decimos que para eso est谩n la polic铆a, el juez y el carcelero. Descarriadas y furcias las habr谩 siempre.
"As铆 que", concluye el aut贸mata, "esta ley es de la que me siento m谩s orgulloso porque es la ley m谩s progresista de este gobierno". ¿Lo ven? Puro aut贸mata. En este gobierno nadie se da de tortas por parecer progresista. En fin, el aut贸mata tiene un problema de cr茅dito (como su presidente) pues lo que hace s铆 se da de tortas con lo que dice y lo que dice suena como las hueras amenazas del Mago de Oz. Claro que, si insiste, a lo mejor consigue convencer de nuevo a los genios a quienes encandil贸 la performance del Gallard贸n progre, el nieto de Alb茅niz, el amante de las Variaciones Goldberg, el alma sensible que quer铆a estar en la vanguardia del siglo y se ha quedado en s贸rdido brazo secular ejecutor de los designios de la Inquisici贸n.