Llamarse Pedro, Paco o Pilar es vestido de oficina disimulado de colonia Paco Rabanne, traje de rebajas-corte-ingl茅s o grasa de taller mec谩nico y andamio con bocadillo de doce y piropo a un culo muy culo. Pero hay tambi茅n hondura porque la dignidad no es patrimonio de billetes de quinientos, sino de actitudes que trascienden hacia la altura humana de ser lo que somos en profundidad. Y sin caer en demagogias f谩ciles, me atrevo a decir que hay mucho DON que es producto de una compraventa y que mucho “cualquiera” es grandeza de lucha por no sucumbir a la indecencia que se esconde en muchas elecciones vitales.
Tropezamos a diario con corruptos que apestan. ¿Hace falta nombrar a pol铆ticos que mienten, que desprecian promesas electorales, que machacan salarios, sanidad, vejez, dependencia en pro de evitar que caiga una banca que ha despilfarrado, robado, invertido en negocios rentables para muy pocos a costa de robar inocencia de ahorro a viejos e ignorantes?
Ser cualquiera entra帽a la sencillez de una vida transparente. Muchas horas de trabajo, una ca帽a los domingos y el amor de los s谩bados por la noche porque no est谩 tan agotada ella, porque no est谩 tan agotado 茅l y se quieren besar la sangre en el hermoso encuentro de labios y sexos.
Y otra vez ma帽ana a ser cualquiera. A vivir en el miedo. Miedo al despido, al recorte de sueldo, al chantaje de que hay cola esperando para ocupar el puesto que te obligan a aceptar pero a doble de horas y mitad de n贸mina. Miedo a un ERE que te incluye sin poder acudir a un sindicato o a un juez porque te han usurpado el convenio y no tienes dinero para pagar las tasas que impone Gallard贸n. Miedo a quedarte embarazada porque te doler谩n los ri帽ones y la espalda y a lo mejor alg煤n v贸mito. Miedo a que el gozo de tu maternidad se convierta en la amargura de un despido y que tu hijo nazca en el INEM como un parado de ma帽ana porque su madre lo es de hoy. Porque Gallard贸n dice que la maternidad es la que hace a la mujer-mujer, pero se desentiende del feto con una discapacidad o del beb茅 que no puede aspirar a un biber贸n si no se lo dan en un banco de alimentos.
Es dif铆cil, muy dif铆cil, ser cualquiera. T煤 y yo somos de esos. No entendemos de mercados, primas de riesgo, d茅ficit, bolsa, inversiones, deuda externa. Sabemos de las patatas con zanahorias, la hipoteca, las vacunas que nadie nos ayuda a pagar, el c谩ncer del abuelo al que le limitan la medicaci贸n porque es muy cara, a la educaci贸n del chaval que tiene talento pero no disfruta de una beca, a la hija que se fue a Londres a servir cervezas o a Alemania a limpiar servicios de bares por cuatrocientos euros doce horas. T煤 y yo somos de esos.
Nuestro dolor ah铆. Nuestros desenga帽os en lo que nos prometieron y ahora nos roban. Nuestra desesperanza, nuestro asco existencial, nuestra falta de futuro. Porque t煤 y yo tenemos cuarenta y ocho a帽os y somos viejos para trabajar y nos restriegan nuestra experiencia como una camisa sudada y nos echan en cara que trabajamos en negro los doscientos euros de la chapuza y nos llaman defraudadores porque no declaramos en la oficina del paro que a veces arreglamos un grifo.
Somos muchos los “cualquiera” que se agazapan detr谩s del vac铆o, los que comemos un plato de sopa con la pensi贸n de la abuela, los que nos juntamos con el amigo que puede darnos el cigarrillo, los que ya nos sobran los pechos o los labios porque la frustraci贸n nos proh铆be hasta el amor del s谩bado noche.
Qu茅 dif铆cil sentirse Pedro, Paco, Pilar. Qu茅 angustia ser cualquiera.