Ir al contenido principal

El arrepentimiento de ETA y el perd贸n de los borbones


OPINI脫N de Juan Carlos Monedero.- Acostumbrada la monarqu铆a Borb贸n a no ser en ning煤n caso un ciudadano m谩s, le bast贸 al rey decir: “lo siento, me he equivocado, no volver谩 a ocurrir”, para que se pasara p谩gina, se lavara la cara a la instituci贸n medieval y volvieran a escucharse las sempiternas cantinelas acerca de una “segunda transici贸n” (que prepare el advenimiento del hij铆simo). Con esa preparada y abstracta frase -mal presentada como algo espont谩neo, manteni茅ndose esa costumbre regia de tratar a la ciudadan铆a como imb茅cil- se quer铆an perdonar varios decenios bien concretos de oscurantismo, de doble moral, de colaboraci贸n con r茅gimen dictatorial armado (m谩s grave, qu茅 duda cabe, que la colaboraci贸n ocasional con banda armada), enriquecimiento no explicado (y, por tanto, a d铆a de hoy no justificado), trato de favor familiar, informaci贸n privilegiada usada en inter茅s particular, y otros tantos asuntos que los Juan Nadie del Reino de Espa帽a no podr铆an transitar sin acabar rindiendo cuentas a la justicia com煤n. Pero el Rey anda cansado. De segundas transiciones…

El problema al que m谩s vueltas le ha dado la democracia espa帽ola desde la muerte del dictador, el terrorismo de ETA, parece en v铆as de soluci贸n. Lo que durante tanto tiempo hemos exigido -que ETA dejara la violencia y optara por salidas pol铆ticas-, ha avanzado mucho m谩s de lo que hubi茅ramos pensado hace unos a帽os. Para ello ha hecho falta hacer ver a ETA y sus apoyos, con medidas judiciales y policiales, que la violencia terrorista no ten铆a espacio alguno. E igualmente, ha hecho falta hacer ver a ETA y sus apoyos, con coraje ciudadano y pol铆tico, que ni la sociedad vasca ni la del resto del Estado ten铆an voluntad de acompa帽ar esa v铆a de reivindicaci贸n de los problemas territoriales del Reino de Espa帽a. Problemas que, precisamente la monarqu铆a, no ha permitido solventar al negar la posibilidad de una rep煤blica federal que nos hubiera permitido llevar m谩s de tres d茅cadas reencontr谩ndonos en un nuevo espacio pol铆tico.

Por buscar una salida pol铆tica a ETA, Arnaldo Otegui est谩 en la c谩rcel, algo que s贸lo puede alegrar a los que sienten alg煤n tipo de nostalgia enferma (incluida la de la venganza pol铆tica). Y por lo mismo, por avanzar en las soluciones pol铆ticas, algunos sectores integristas del PP, la AVT, la Raz贸n, el ABC y el Mundo y UPYD -entre otros- querr铆an ver en la c谩rcel de nuevo a los que en su d铆a fueron condenados y encarcelados durante decenios por pertenecer a ETA y que ahora escenifican su reconocimiento de culpa. Y de paso a todo lo que digan, otra vez, que es ETA (sean feministas, el 15M, los sindicatos o desahuciados sin esperanza). Incluidos jueces europeos que, como dir铆a Berlusconi, son comunistas porque no apoyan leyes franquistas. Dependiendo de los gustos, perdonamos y condenamos. Que para eso la iglesia ha sido hist贸ricamente muy l谩bil. Especialmente la espa帽ola.

Leyendo los editoriales de la prensa, parece que estamos ante un “perdonam贸metro”. ¿Cu谩nto arrepentimiento deben mostrar los que han actuado contra la sociedad? ¿Lo mide una frase, un comunicado, asumir pasos que antes nunca se hab铆an dado? ¿O en verdad al perd贸n, como a la justicia, hay que separarlo entre el del amigo y el del enemigo? Hay en nuestra democracia, parece, se帽ores feudales con derecho a dictar la sentencia que su 谩nimo les sugiera. Y si no son escuchados, insultan con maneras de se帽orito al juez que no ha prevaricado –ahora el juez Pedraz- neg谩ndose a actuar como un guardaespaldas de los voceros del oligopolio del dolor.

Claro que las v铆ctimas siempre tienen raz贸n. Est谩 en su enunciado como v铆ctimas. El problema surge a la hora de establecer qui茅nes son v铆ctimas -los del oligopolio, por ejemplo, no soportan a las v铆ctimas del 11-M, solamente porque no les bailan el agua- y cu谩l es el papel pol铆tico de las mismas. Sabemos que tiene que ser moderado. Como en una ley perversa, hay una relaci贸n inversamente proporcional entre el mayor protagonismo de los que se reclaman como voceros 煤nicos de las v铆ctimas y la soluci贸n del conflicto en cuesti贸n. La Reina de Inglaterra le dio la mano al jefe militar del IRA. Ser un hombre de estado o un terrorista no es una cuesti贸n moral. Es una cuesti贸n pol铆tica. Y la pol铆tica tiene este oscuro rostro de Jano.

“Aceptamos toda nuestra responsabilidad en lo relativo a las consecuencias del conflicto”, dicen los excarcelados de ETA junto a los que a煤n est谩n en prisi贸n. La foto es sobrecogedora. Ah铆 est谩n los responsables de m谩s de 150 asesinatos. El que habla le descerraj贸 unos cuantos tiros a su compa帽era Yoyes, que se hab铆a cansado de tanta muerte. Nos detenemos en cada uno de los rostros avejentados viendo detr谩s de sus ojos los cad谩veres. Para hacer pol铆tica hay que tener el cuero duro. Sus v铆ctimas no pudieron envejecer. Pero las recompensas tambi茅n son altas cuando, por virtud o por azar, se hacen bien las cosas. Dicen los que siempre fungieron como el sector duro de ETA que asumen la legislaci贸n penitenciaria, que renuncian a la violencia como v铆a para obtener sus reclamaciones territoriales, que saben que han hecho mucho da帽o. ¿Pod铆an haber ido m谩s all谩? Claro. Ayer fueron cobardes. ¿Por qu茅 habr铆an dejado hoy de serlo? Pero han dado un importante paso. Lo entiende cualquiera que le d茅 m谩s importancia hoy a la pol铆tica que a la venganza.

Al rey se le perdona todo pese a que su permanencia no ayuda a avanzar a la democracia espa帽ola. A ETA o su 谩mbito pol铆tico no se le perdona nada -incluso cuando han pagado con a帽os de c谩rcel su apuesta- aunque esa generosidad ayudara a que se terminara definitivamente ese pozo sin fondo de la violencia y la intransigencia nacionalistas (incluida la contraparte espa帽olista -recordemos los GAL- tan necesaria para el nacionalismo perif茅rico). Encontrar el punto de equilibrio entre lo deseable y lo posible es una virtud pol铆tica, de la misma manera que lo es forzar lo posible en la direcci贸n de los deseos. Es bueno que las sociedades se politicen. Repartida esta carga entre todas y todos siempre es m谩s sencillo encontrar soluciones.

Mientras que poco a poco, el problema del terrorismo se resuelve, el Gobierno de Rajoy da de comer a sus huestes m谩s montaraces reforma de la ley del aborto –que paguen las mujeres-; pone en la mesa el endurecimiento del discurso centralista –que paguen los que se sientan pueblos diferentes-; cierra el monte para que nadie moleste a los que gustan de disparar a animales –que paguen los que sientan con las bestias-; aumenta las rentas del capital y disminuyen las del trabajo –como ya dijo la Fabra, “que se jodan” los trabajadores-; y ofrece una ley de seguridad ciudadana para que los que se emocionan con el retrato de Franco se sepan vencedores –que paguen los dem贸cratas-.No todo iban a ser buenas noticias.

Qu茅 iron铆a que el fin de la violencia de ETA venga acompa帽ada del auge de la violencia del gobierno crecientemente autoritario del PP. Pero no nos vamos a despistar con esas comparaciones. Les encantar铆a que alguien volviera a cometer los mismo errores. Al PP, como a la monarqu铆a, se les derrota en las urnas. Echarles ser谩 nuestra manera de gestionar nuestros perdones.


*comiendotierra.es

ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible