Un acto de sinceridad que curiosamente coincide con el malestar de los pescadores artesanales de Tacna y Moquegua, que pescan para la alimentación y que tampoco consideran que hayan ganado algo con el nuevo estatus jurídico marítimo en el sur del país, aunque en su caso la situación siempre fue difícil y ahora se ha consolidado. Pero si los artesanales se quejan y los industriales aseguran que nada que ver: ¿quiénes son entonces los que van a beneficiarse del mapa reconfigurado por la Corte Internacional de Justicia? La SNP responde indicando la supuesta existencia de una “pesca artesanal de altura” que sería una capaz de internarse muchos días hacia la altamar, para buscar especies como pez espada, perico, atún y otros.
Por lo que sabemos lo usual es que en estas distancias de la costa operen grandes embarcaciones con instrumentos para la extracción de peces de gran tamaño. Por eso es que entre los pescadores del sur muchos han sonreído con las palabras de Conterno. Pero tal vez lo más curioso de ellas, sea que los grandes poderes de la pesca salgan diciendo que el gran espacio de mar abierto más allá de las cien millas donde circulan las flotas de otros países (Rusia, Japón, China, etc.), no les interesa porque a lo que ellos se dedican es a pelearle la anchoveta a las bolicheras y barcos pequeños lo más cerca de la costa que sea posible. No tenemos en realidad inversionistas pesqueros como los de otros países, incluso de Ecuador o Chile, que tienden a la diversificación y a la prioridad de la pesca para la alimentación directa poniendo dinero en barcos con tecnologías y refrigeración para recoger especies de gran valor económico y nutritivo.
Pero si se mira desde otro ángulo es también extraño que a pesar de que los asociados de la SNP podrían haber sido grandes beneficiarios si se aplicaba la bisectriz en la nueva frontera entre los dos países, estuvieran ausentes de los debates y básicamente desinteresados por lo que pudiese pasar en La Haya. Esto tal vez no sea sino el reflejo del entrelazamiento de intereses con los de los chilenos con los que compartes inversiones y directorios, y a los que ayudaron a posicionarse en la industria harinera como bien ha explicado Juan Rebasa en diversos artículos. Para ellos el estatus quo era la mejor noticia.