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OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo.-A estas alturas nadie ignora que Espa帽a est谩 embarcada en una involuci贸n profunda en todos los 贸rdenes. Rajoy parece decidido a agotar la legislatura al mando del nav铆o y atravesando cabos, contra todo uso y convenci贸n democr谩ticos. No porque los mandatos no deban agotarse por sistema sino porque no deben cuando quienes los ejercen est谩n por debajo de toda sospecha y cuentan con un 铆ndice abrumador de rechazo de la opini贸n p煤blica. Al cabo de sus cuatro a帽os ser谩 cierto lo de que a Espa帽a no la reconocer谩 "ni la madre que la pari贸", en frase c茅lebre que ha quedado como s铆mbolo de la fanfarroner铆a de la izquierda y abrumadora realidad de la derecha.
El debate sobre el estado de la Naci贸n ha sido la en茅sima prueba de que el sistema pol铆tico de la segunda restauraci贸n est谩 vac铆o de contenido y es una caricatura de s铆 mismo. Las instituciones no funcionan; los "frenos y contrapesos" brillan por ausencia; el gobierno es autoritario, se mueve por decreto, no rinde cuentas ni acepta responsabilidades pol铆ticas de ning煤n tipo, por garrafales y/o inhumanas que sean sus pifias; los medios -salvo escas铆simas excepciones concentradas en el ciberespacio- est谩n tan amordazados como el ministro del Interior trata de tener a los ciudadanos.
El Estado del bienestar, que Rajoy pone sobre su cabeza, est谩 siendo desmantelado; los servicios p煤blicos, privatizados, descapitalizados, suprimidos. Solo lo que est谩 sucediendo con la educaci贸n probar铆a de sobra el proceso involutivo. Es obvio que el futuro de un pa铆s est谩 en su ciencia, en el fomento de la investigaci贸n y el desarrrollo. Reducirlo, apagarlo, suprimirlo, es condenarlo al atraso y la subalternidad. Subalternidad cient铆fica, industrial, econ贸mica. Pero tambi茅n pol铆tica. El gobierno ha suprimido por ukase la justicia universal en un acto de sumisi贸n y vasallaje a la arbitrariedad de las potencias. Pero luego va por ah铆 trompeteando que Espa帽a es una gran naci贸n. Una gran naci贸n no puede estar corro铆da, como lo est谩 esta, por la corrupci贸n. Y seguir谩 est谩ndolo pues quienes debieran atajarla son sus principales responsables.
Me permito resumir la postraci贸n de Espa帽a en esa f贸rmula de CAT/CAT. De un lado, el catolicismo; del otro, Catalu帽a.
CAT 1.- El catolicismo, mejor dicho, el nacionalcatolicismo es el principal abanderado, art铆fice y beneficiario de la involuci贸n. Es un declarado prop贸sito de retornar a la esencia cat贸lica como esencia nacional de Espa帽a. ¿Laicidad? ¿Separaci贸n de la iglesia y el Estado? Vamos, vamos. El gobierno tiene l铆nea directa con las potencias celestiales, trata de t煤 a t煤 a las v铆rgenes (la del Roc铆o, la del Pilar, la del Amor), las tiene de becarias y tambi茅n las condecora. El presidente del Tribunal Supremo, al frente de una delegaci贸n ha ido a un acto religioso en el Vaticano, sosteniendo, al parecer, que va en acto de representaci贸n del Estado ante otro Estado. O sea, no es una cosa de rezos y via crucis, de creencias religiosas, sino de vuelo diplom谩tico. Ser presidente del Supremo (y del CGPJ) y embajador al mismo tiempo es lo que se llama pluriempleo ostentoso.
Pero esto es lo anecd贸tico. El CAT 1 muerde a fondo. Ha vuelto a apoderarse de la educaci贸n, de forma que, por unas u otras v铆as, los ni帽os espa帽oles saldr谩n cat贸licos, como corresponde a su condici贸n de espa帽oles. La ley en contra del aborto es la manifestaci贸n m谩s palpable de la involuci贸n nacionalcat贸lica. Se queja la oposici贸n de este atropello y pide se retire. Sin esperanza alguna. La ley contra las mujeres va adelante y ya veremos qu茅 pasa con los matrimonios homosexuales y hasta con el divorcio.
Es la Espa帽a nacionalcat贸lica m谩s oscura, tradicional, retardataria que ahora ha de enfrentarse a un reto del otro CAT, el catal谩n, frente al cual no tiene respuesta alguna salvo la negativa cerrada.
CAT 2.- Cat es la abreviatura que suele aparecer en las URLs catalanas. No .es, sino .cat. La muy competente Anabel D铆ez dictamina en El Pa铆s que Catalu帽a protagoniza la 煤ltima jornada del debate de la naci贸n y Juan Antonio Blay en P煤blico.es dice La consulta en Catalunya divide al Congreso en tres bandos. No estoy invent谩ndomelo. Catalu帽a est谩 ahi. Mostrando no el problema catal谩n, sino el problema espa帽ol, ese que Espa帽a no quiere ver. Los tres bandos de Blay (alguno, incluso, m谩s parece una banda), est谩n claros: la derecha, la izquierda y los catalanistas. La derecha tiene un NO rotundo, integral, universal. No a todo. A la consulta, al di谩logo, a la negociaci贸n, a la reforma de la Constituci贸n. A todo. Fuera del NO, todo lo m谩s que se oye son confusas amenazas.
La izquierda aparece pillada en una situaci贸n inc贸moda pues est谩 en el NO (a la consulta) y el S脥 (al di谩logo y la negociaci贸n), pero no tiene claro c贸mo articular ninguna de las dos propuestas. Y eso en parte se debe a que carece de una idea clara del alcance, el significado del soberanismo catal谩n. Su nacionalismo espa帽ol a la vieja usanza, que lo aproxima al de la derecha, no le deja ver los aspectos nuevos del catal谩n y la consecuencia de su impacto en Espa帽a. Quiera el PSOE o no ese soberanismo es un revulsivo para el Estado espa帽ol y la propia idea de la naci贸n espa帽ola que ya no puede mantenerse por el socorrido procedimiento del palo y tentetieso. Si cabe refundar la naci贸n espa帽ola en un marco distinto de convivencia, plurinacional es, ciertamente, cosa que est谩 por ver pero ¿es eso suficiente para negarse intentarlo y conformarse con la ya visto que no funciona?
Desde luego, lo peor ser谩 que haya un conflicto entre CAT 1 y CAT 2. Porque no es -insisto, se trata de lo m谩s importante- un conflicto territorial sino de modelo de sociedad. Sin duda, la derecha catalana es ante todo derecha y tambi茅n tiene sus m谩s y sus menos con la corrupci贸n. Pero, salvo en los casos de los empresarios espa帽olistas, supongo, es cien veces m谩s avanzada que la espa帽ola. Del resto no hace falta hablar.
(La imagen es una captura de un v铆deo de La Moncloa seg煤n su aviso legal y representa un momento de unas declaraciones triunfales de Mariano Rajoy en los pasillos del Congreso tras haber intervenido en el debate sobre el Estado de la Naci贸n. La propia Moncloa las clasifica como canutazo).
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