Un proyecto estrat茅gico, una necesidad y una reparaci贸n hist贸rica
OPINI脫N de Ricardo L. Mascheroni, Argentina.- A trav茅s de los a帽os, distintos historiadores, estudiosos, analistas, pol铆ticos y polit贸logos, en torno a la federalizaci贸n de Buenos Aires, han expresado que la misma se constituy贸 en el germen de muchos de los males y padecimientos que han asolado a nuestro pa铆s.Ya en su momento figuras p煤blicas coet谩neas a la misma se hab铆an expresado en ese sentido, y particularmente Leandro N. Alem, desde su banca de Diputado en la Legislatura de Buenos Aires, en su famoso debate con Jos茅 Hern谩ndez, trat贸 de alertar sin 茅xito a sus contempor谩neos y a las futuras generaciones sobre las implicancias negativas de esta decisi贸n.
A partir de la federalizaci贸n se prolonga y consolida la tendencia centralista y mon谩rquica de la 茅poca virreinal, devenida en unitaria y elitista en el manejo de lo cosa p煤blica durante Rivadavia y otros.
La reafirmaci贸n de un pa铆s macro encef谩licosorbi贸 los esfuerzos, sacrificios y econom铆as de toda la Naci贸n, situaci贸n que en parte sigue vigente en la actualidad.
La historia nacional es en cierta medida la de una Capital rica, fastuosa, culta, avanzada enfrentada a provincias pauperizadas, con su gente desarraigada y en constante migraci贸n hacia aquella y mendigas del poder central.
La capitalizaci贸n se constituy贸 en un cors茅 de acero para la pol铆tica nacional, ejercido por las oligarqu铆as, los terratenientes y las 茅lites ganaderas en una primera etapa y luego en su continuidad hist贸rica por las c煤pulas empresariales multinacionales, bancarias y exportadoras.
Esos sectores fueron los verdaderos art铆fices y beneficiarios de dicha medida, lo que se puede inferir de las palabras de Jos茅 Hern谩ndez, al abogar a favor de la capitalizaci贸n de Buenos Aires, oponi茅ndose a Alem en el debate parlamentario, cuando dice: “Ese comercio extranjero,… ha manifestado diariamente su opini贸n en favor de la cuesti贸n Capital por medio de sus 贸rganos m谩s leg铆timos, por medio de sus 贸rganos m谩s genuinos en la prensa. Ese comercio extranjero tiene en la prensa de Buenos Aires; modelo de la prensa de Sudam茅rica”. “ese comercio tiene diez peri贸dicos en Buenos Aires. Tiene dos peri贸dicos alemanes, tres ingleses, uno suizo, dos franceses, tres italianos y uno espa帽ol, y esos peri贸dicos sin excepci贸n de uno solo, est谩n en favor de la resoluci贸n de esta cuesti贸n, haciendo la capital en Buenos Aires, y lo repito, sin excepci贸n de uno solo….茅stas son las leg铆timas aspiraciones del comercio.”
Hoy podr铆amos afirmar que el Mercado y los mass-media fueron los sectores m谩s interesados en la capitalizaci贸n y los m谩s beneficiados por la medida, pese a la resistencia de casi todo el pueblo de la Naci贸n.
Sarmiento que tambi茅n fue un f茅rreo opositor, cre铆a que una rep煤blica federal se deb铆a resistir a la que fue la capital mon谩rquica y unitaria y en su defecto se deb铆a fundar una nueva, que para 茅l deb铆a radicarse en la isla Mart铆n Garc铆a y ser denominada “Argir贸polis”.
Para mayores males, esos “sectores a los que le interesaba el pa铆s”, enquistados en Buenos Aires, siempre contaron, cuando las cosas no eran de su agrado, con la complicidad de la oficialidad egresada del Colegio Militar de la Naci贸n, cuyo linaje se emparentaba con esa burgues铆a en continuo crecimiento, para imponer por el golpe de estado y dictaduras varias, la vigencia de sus propios intereses por sobre los de todo el pa铆s.
Al gobierno del Dr. Ra煤l Alfons铆n se le podr谩n achacar muchos errores en su gesti贸n, pero la historia cercana o lejana, lo tendr谩 entre sus grandes pr贸ceres, fundamentalmente por: la defensa irrestricta del sistema democr谩tico, el juicio a las juntas militares genocidas, a las cuales institucionalmente el peronismo le hab铆a otorgado un bill de impunidad y el intento l煤cido y estrat茅gico, aunque no materializado del traslado de la capital.
Estoy convencido, como tantos otros, que Argentina necesita la culminaci贸n de este proyecto.
Necesita una capital nueva, moderna, racional y confortable, alejada de todos los entornos, lujos, placeres y presiones, lo m谩s equidistante posible de todos los puntos cardinales del territorio nacional y que se constituya en la defensa de los intereses comunes y no s贸lo de los porte帽os.
Asiento institucional donde no tengan cabida las distracciones, vicios y c铆rculos 谩ulicos de toda gran ciudad y que evite al decir de Alem: “la violencia que se hac铆an esos se帽ores en salir de este CENTRO DE PLACERES Y COMODIDADES, en donde se lleva una vida tan agradable, cuando hay recursos suficientes, cuando uno es Presidente o Ministro y est谩 radicado aqu铆 por distintos v铆nculos.”
Las luces de la gran ciudad que atrae a muchos, que como la de los faroles a los insectos y termina quem谩ndolos, no es ajena a los legisladores y funcionarios de todos los niveles que se trasladan a ella en cumplimiento de sus funciones, a los que tambi茅n atrapan y terminan presos de sus tentaciones.
Cu谩ntos de ellos fueron a la Capital a defender los intereses del interior y terminaron comprando en puerto Madero, o construyendo fastuosas residencias en los conurbanos de la misma, acabando por ser candidatos en sus domicilios capitalinos, sin regresar nunca m谩s a sus provincias, ni levantar sus banderas originarias.
Pienso que cualquiera que gobierne el pa铆s, del signo pol铆tico que sea, tiene la obligaci贸n institucional, moral, hist贸rica y social de encarar decididamente este desaf铆o, que evite seguir chocando siempre con la misma piedra y la reiteraci贸n de errores, desde hace m谩s de un siglo a esta parte.
En particular para los radicales, ello debe constituirse en una cruzada en base a su historia partidaria que honre por igual al fundador del partido Dr. Alem y al Dr. Ra煤l Alfons铆n, quiz谩s ello les haga dejar de lado mezquindades y ego铆smos propios de las disputas pol铆ticas internas, y puedan encaminarse en pos de objetivos superiores, que hoy no aparecen tan claros en ese partido.
Quiz谩s el radicalismo no ser铆a tal, sin la convicci贸n de Don Leandro y la derrota en este tema, que lo llev贸 a renunciar a la C谩mara y a sus pertenencias pol铆ticas, hecho in茅dito en la actualidad, para resurgir casi una d茅cada despu茅s con toda su fuerza y con un nuevo alineamiento en la nacional y popular para fundar la U.C.R.
M谩s all谩 de lo que piensen algunos, creo que siempre es una buena oportunidad para encarar proyectos de esta magnitud y que apunten a una transformaci贸n estructural del pa铆s, en tanto y en cuanto se hagan con la seriedad, transparencia y las consultas necesarias que el caso requiere.
Durante a帽os los del interior han estado obnubilados, encandilados y confusos frente a la gran capital, como Atila frente a Roma y no alcanzaban a entender que la m煤sica que se sintonizaba en el pa铆s, era escrita por porte帽os y para porte帽os, m谩s all谩 de sus or铆genes o procedencias.
Desde siempre los suspiros de la capital fueron un espasmo para el pa铆s y se crey贸 que los intereses de Buenos Aires eran los de la Naci贸n, y as铆 nos fue.
Por otra parte la ley de traslado se encuentra vigente y debe ser cumplida a menos que se modifique o se derogue.
Termino estas reflexiones con las palabras de Alem, en el cierre de su prof茅tico vaticinio, que deber铆a ense帽arse en las escuelas y que a lo largo de los a帽os se ha convertido en una dolorosa realidad, que algunos seguimos reivindicando: “Yo he hablado para todos, he dicho, menos para la c谩mara, y no he hablado siquiera para estos momentos, sino para el futuro".