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Boabdil en vaqueros

OPINI脫N de Rafael Fernando Navarro.- Boabdil se arrodill贸 ante la grandeza de Granada. Se acristianaron los arrayanes, se bautizaron los bordados incre铆bles, se santificaron las filigranas de luna, luna, lunera. A Boabdil se le nublaron los ojos y le naci贸 un Darro en las pupilas. Y alguien, con un machismo indecente, le ech贸 en cara sus l谩grimas: “Llora como mujer, lo que no supiste defender como hombre” Se fue Boabdil por la vega granadina, caballo blanco, elegancia pura sangre jerezana, sin l谩grimas para futuros desencantos porque las l谩grimas se quedaron regando el Generalife. Boabdil se march贸, vac铆o de entrepierna, sin relieves masculinos, como un limonero sin fruta inguinal. Y en adelante llor贸 siempre como mujer de labios perfilados, con la debilidad humillante de quien es mujer pla帽idera, con menos casta que su caballo blanco, pura elegancia jerezana.

Despu茅s vino el tango, esa sangre chorreada por corazones rotos, por desamores ad煤lteros, por pu帽ales despechados. Y otra vez la humillaci贸n de la mujer. “Un hombre macho no debe llorar” El llanto decora los ojos femeninos, pero ofende la testosterona acumulada en las frutales ingles del hombre macho.

Y por fin llega Arias Ca帽ete Pierde el debate mantenido con Elena Valenciano, mujer ella, muy mujer, y el aspirante a un sill贸n en Europa trata de que todos nos demos cuenta que si un hombre despliega toda su capacidad intelectual frente a una mujer, da la impresi贸n de que abusa de ella y los dem谩s lo tachar谩n de machista. A Ca帽ete le da l谩stima abusar de su superioridad de hombre macho frente a la debilidad intelectual de la que siempre es una pobre mujer.

Y Gallard贸n, plenitud de masculinidad que le sube hasta las cejas, en representaci贸n de un partido que reparte carnet de mujer, metiendo mano en el 煤tero femenino para enderezar la d茅bil conciencia femenina y decirle cuando debe y no debe abortar porque 茅l es un defensor de la vida y la mujer una ejecutora errada de la muerte. Y les aclara que s贸lo la que llega a la maternidad ha llegado a la madurez de ser mujer, Y todo porque 茅l, y s贸lo 茅l, sabe los mandamientos que deben cumplir ellas. Porque no se trata de disfrutar de un placer sexual (Rouco y la Jerarqu铆a cat贸lica lo dice claramente), no se trata de cama enamorada con s谩banas sudadas de cari帽o. Tener relaciones sexuales excluyendo la procreaci贸n junto a la existencia del mundo gay forman parte de un designio de la ONU para despoblar el mundo. Lo ha dicho ese Obispo de Alacal谩 de Henares de cuyo nombre no quiero acordarme.

La mujer no es una plenitud en s铆 misma. Es s贸lo una part铆cula de la grandeza masculina. Ella es una costilla, un hueso insignificante, poco m谩s del tama帽o del 铆ndice de Ad谩n. Para remate, fue ella quien comi贸 la manzana y se ali贸 con la serpiente maligna que pervirti贸 al hombre. A ella debemos la necesidad de ganar el pan y en consecuencia se convierte en la fundadora de los mercados, la prima de riesgo, la deuda externa, la burbuja inmobiliaria y la crisis consiguiente donde se normaliza la crueldad contra los dependientes, los enfermos terminales, los est贸magos hambrientos, la desesperanza de los parados, la amputaci贸n de futuro para los j贸venes. La culpa, queda claro, no es de Merkel, de su disc铆pulo amado Rajoy, ni de Montoro, ni de las amnist铆as fiscales, las cuentas en Suiza, la evasi贸n de capitales ni de los twiter de Mariano a su amigo B谩rcenas anim谩ndolo a seguir porfiando en su inocencia, ni de Blesa o Rato, Bot铆n o Francisco Gonz谩lez. S贸lo ese ser inferior que es la mujer entra帽a la causa de todos los males que van desde los girasoles paradis铆acos a los ERES de Coca-Cola o el Corte Ingl茅s.

En las colas de los comedores sociales se ven hombres con vaqueros llorando porque sus hijos le piden un pan que no tienen, porque su mujer sufre un c谩ncer que no cura la Seguridad Social porque es muy cara la medicaci贸n, porque tienen un chaval que necesita un respirador sin el cual no puede vivir, porque su hija padece una ELA que requiere 24 horas de atenci贸n, porque a los 48 a帽os tiene que dormir en un sof谩 en casa de sus padres porque un banco le ha desahuciado de su techo hipotecado y le ha dejado sin recuerdos de infancia. Y esos hombres lloran ante las c谩maras de televisi贸n, sin rubor, sin ocultar su rostro, sin miedo a ser boabdiles sin caballo blanco con pura elegancia jerezana.

Hoy las l谩grimas de ternura femenina se funden con las l谩grimas de boabdiles con vaqueros porque el dinero conquistador les expulsa del para铆so de la dignidad, de los derechos luchados y los expropia de la gozosa experiencia de vivir.

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