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Bruno Peron Loureiro: Grilletes de productividad

OPINI脫N de Bruno Peron Loureiro, Brasil.- Las relaciones de trabajo en Brasil necesitan una reorganizaci贸n que lleve a los brasileros a entender el papel del trabajo en la elevaci贸n de su dignidad y en la construcci贸n de un pa铆s mejor. El escenario actual es doblemente nocivo: hay desest铆mulo a los emprendedores y fe en el papel protector del Estado.

En otras palabras, el emprendedor peque帽o y mediano encuentra obst谩culos infranqueables para desarrollar sus negocios, entre otros factores debido al exceso de beneficios laborales y al monopolio de algunas industrias. Para complicar todav铆a m谩s este cuadro, el Estado ha sido visto como el 煤nico ente que remunera justamente las aptitudes del trabajador (por ejemplo al pagar salarios extremadamente elevados a un n煤mero creciente de cargos p煤blicos de concurso) A su vez el sector privado paga los m铆nimos salarios posibles.

Este escenario de empleo en Brasil genera efectos nocivos en la cultura del trabajo, donde muchos prefieren robar a luchar por una vida digna y otros rechazan el trabajo excesivo por poco dinero y as铆 prefieren el desempleo o la informalidad.

En este contexto es que la revista inglesa The Economist public贸 un reportaje (The Economist, The 50-year snooze, abril 19 de 2014 criticando el estancamiento de la productividad del trabajador brasilero en los 煤ltimos cincuenta a帽os. Aunque la revista haya subrayado temas como la falta de inversiones en educaci贸n e infraestructura en Brasil, ella no deja de considerar la realidad brasilera con los lentes de quien habla desde un pa铆s extremadamente capitalista y liberal (Inglaterra). Siendo as铆 se entiende la envidia de la foto de un brasilero que disfruta del sol en una playa de aguas l铆mpidas, mientras descansa en una hamaca, ya que Brighton (una playa inglesa) solo da para rodar algunas piedras y tomar viento en la cara durante el verano.

Comento por partes algunos t贸picos. Reportajes como esos son escritos por periodistas que creen que el mismo modelo de desarrollo y el aumento de la productividad de los pa铆ses desde donde hablan pueden ser aplicados a otros lugares como Brasil, China o India, independientemente de cu谩les sean sus patrones culturales. Primer enga帽o, a煤n al comparar a Brasil con Chile o M茅xico hay que tener en cuenta que son contextos bien diferentes, y que las dirigencias pol铆ticas de estos dos pa铆ses los orientan en direcci贸n a los Tratados de Libre Comercio que tienen con los Estados Unidos.

El segundo enga帽o es creer que Brasil necesita comida r谩pida (fast food). El reportaje de The Economist compara la agilidad de un restaurante de una red norteamericana que ofrece comida r谩pida en comparaci贸n con la lentitud en la entrega de las comidas en los restaurantes brasileros. Imagino que debe ser dif铆cil comparar la productividad de un trabajador menos “manual” que est茅 todo el d铆a frente a un computador, con la de otro m谩s “manual” que tenga que entregar comidas cada quince segundos para una red de comida r谩pida. Estas redes de churrasquito gringo expresso s贸lo denigran nuestra comida t铆pica.

Es innegable que hay inconstancias en la mentalidad del brasilero respecto al sentido del trabajo (lo que motiva a muchos de ellos a promover acciones contra las empresas privadas para lograr beneficios de ellas), e incoherencias en las pol铆ticas que todav铆a deben hacer mucho por el fomento de las empresas e industrias nacionales. Siendo as铆 la realidad no es totalmente contraria al contenido del reportaje de The Economist, cuando se refiere por ejemplo el bajo n煤mero de patentes en Brasil en comparaci贸n con los Estados Unidos. Esto es un s铆ntoma de la falta de emprendimiento del trabajador brasilero.

Pero tengo la impresi贸n de que estos reportajes de los pa铆ses autonombrados “ricos” y “desarrollados” no ven en base a lo que ellos entienden que tenemos que hacer para convenir a sus intereses. El Brasil, en este caso, solo les interesar铆a como proveedor de granos, frutas, carnes y minerales abundantes y baratos.

Todo esto dentro de un ritmo de crecimiento fren茅ticamente ascendente. As铆 finalizo afirmando que no existen f贸rmulas establecidas de “desarrollo”, s贸lo aquellas que convienen al orden mundial y ellas se refieren a pa铆ses con poder de fuego y de palabra. La econom铆a mundial es una especie de grillete condicional.

¿Ya se detuvo lector, a preguntarse qui茅n es el culpable?




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