OPINI脫N de Bruno Lima Rocha y Julia Klein, Brasil.- En el fin de abril alerta al pa铆s la cuesti贸n del racismo y la violencia estructural del estado contra su propio pueblo. Tomando a R铆o de Janeiro como ejemplo maximizado, Brasil mediatiza aquello que es regla de supervivencia de la mayor naci贸n afro–descendiente en las Am茅ricas. El Estado es racista y no reconoce los derechos civiles o sociales de la mayor铆a. Las 茅lites son racistas y rechazan cualquier pol铆tica de reparaci贸n del horror de la esclavitud. He aqu铆 por qu茅 hay tanta controversia con las pol铆ticas de cuotas y el no reconocimiento de las tierras de Quilombo (tierras de afro descendientes libres, tales como los Palenques en Colombia o los Maroons en el Caribe). En el caso extremo, en los conglomerados urbanos, donde la masa negra se desplaz贸 despu茅s de la abolici贸n, el Estado poscolonial realiza la eliminaci贸n f铆sica de una poblaci贸n colocada bajo sospecha. Los siguientes hechos hablan por s铆 mismos.
El martes 22 de abril, el "descubrimiento" de Brasil celebr贸 la herencia colonial en su forma m谩s mortal. No me canso de decir que este pa铆s fue construido sobre el genocidio (pueblos originarios) y la esclavitud. En estos d铆as, las dos dominaciones se mezclan, ganando importancia en los velorios en zonas de tugurios y periferias. El bailar铆n Douglas Rafael Pereira da Silva (DG) del Programa “Esquenta”, transmitido los domingos el Red Globo (l铆der de audiencia), dirigido por la artista Regina Case y con el consagrado antrop贸logo Hermano Vianna en su equipo de producci贸n, fue asesinado por disparos en la espalda. Las sospechas recaen sobre las tropas de ocupaci贸n permanentes de las comunidades “Pav茫o– Pav茫ozinho en el conocido barrio de Copacabana , zona sur de R铆o de Janeiro.
En la misma ciudad, el 14 de julio de 2013, el auxiliar de alba帽il Amarildo Dias de Souza, fue llevado por la polic铆a militar desde la puerta de su casa a la sede de la Unidad de Polic铆a Pacificadora (UPP ) en la favela de la Rocinha,la mayor de Brasil, tambi茅n en la zona sur de Rio. La fecha que consagra la toma de la Bastilla y los derechos del Hombre fue "celebrada" con la desaparici贸n forzada de un brasile帽o cuyos derechos civiles del Estado, de hecho, no reconoce.
El a帽o 2014 tuvo el racismo mezclado con la violencia policial que se caracteriz贸 en el caso de la asistente de limpieza, Claudia Silva Ferreira, de 39 a帽os. Madre de familia y residentes de la comunidad Congonha –al norte de R铆o– Claudia fue alcanzada por disparos efectuados por agentes del Batall贸n 9 y su cuerpo fue arrastrado durante 250 metros en la parte trasera de la camioneta t谩ctica que se retir贸 de la escena del crimen de Estado. En el Batall贸n originario del equipo que mat贸 a Claudia, hay polic铆as con m谩s de 60 muertes confirmadas por sus disparos. Es la suma de gatillo f谩cil con el desconocimiento de los derechos b谩sicos.
La revuelta popular que ocurre en R铆o se vio atrapada por un hecho medi谩tico, en una cancha de f煤tbol en Espa帽a.
Los pl谩tanos (bananas) y el antirracismo: la necesidad de ir m谩s all谩 de la iron铆a
El ala derecha del Barcelona y de la selecci贸n nacional de Brasil, Daniel Alves, protagoniz贸 un episodio donde la iron铆a y la reacci贸n espont谩nea dieron lugar a un debate contra el racismo en todo el planeta. El domingo 27 de abril de 2014 el mundo entero lo vio comiendo un pl谩tano que le lanzaron. La fruta vino desde la tribuna del club adversario en aquel partido del campeonato espa帽ol, el valenciano Villareal, que jugaba contra los catalanes del Barsa. Daniel se comi贸 el pl谩tano y continu贸 jugando. A la iron铆a usada para combatir la actitud prejuicial, se sucedieron los aplausos de los aficionados de todo el pa铆s.
Su compa帽ero de equipo, el tambi茅n delantero de la selecci贸n brasilera y del club catal谩n, el ex jugador del Santos Neymar, lanz贸 una campa帽a en twitter a favor del comportamiento de su amigo. La verdad, quien elabor贸 la campa帽a –a toda prisa– fue la agencia Loducca, que lleva la cuenta publicitaria del futbolista. Luego se movilizaron de inmediato los medios de comunicaci贸n, yendo hacia millones de lectores an贸nimos por las redes sociales. De pronto, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ella misma una ex guerrillera, sigui贸 los pasos de los publicitarios a trav茅s de su microblogging. En paralelo, la conmoci贸n ya involucraba a la Red Globo, lastimada por el asesinato del bailar铆n conocido por DG (Douglas Rafael Pereira da Silva), participante del celebrado espect谩culo de TV de nombre “Esquenta” (basti贸n del elogio al mestizaje apol铆tico), y que hab铆a dedicado la edici贸n del domingo 27 de abril a presionar a las autoridades en b煤squeda de una investigaci贸n conclusiva.
De hecho, cualquier actitud en este sentido es algo positiva, pero para avanzar en la lucha contra el racismo estructural, es necesario calificar el debate y por lo menos tratar de cruzar una agenda m谩s pol铆tica y menos emocional. El lema "¡Todos somos monos!" se convertir谩 en un nuevo icono de la industria cultural, aprovechando la mala sincronizaci贸n de la imagen brasile帽a en el exterior (con el asesinato sistem谩tico de los ciudadanos afro–brasile帽os), el Ministerio de Turismo intent贸 revertir la tendencia, y lanz贸 el # CopaSemRacismo, a trav茅s de millones de mensajes en las redes sociales.
El resultado puede ser el mismo. Por un lado, se hace p煤blica la actitud de Daniel Alves, esto genera adhesiones interminables y sirve como un discurso de legitimaci贸n por parte de la sociedad brasile帽a que ve la integraci贸n como un factor positivo. Por otro lado, este mismo sector donde la mayor铆a de los que lo integran es apol铆tica, no se involucra en la lucha territorializada por los derechos civiles b谩sicos de la poblaci贸n de ascendencia africana. Hablo de los residentes restantes de Quilombos reconocidos (los rurales, cuyas tierras demarcadas no llegan a 10% del total de las reservas) y los no reconocidas, la versi贸n contempor谩nea de las favelas, villas miserias, cantegriles, barrios, poblaciones y suburbios interminables. En esta misma lucha se incluye la agenda de la pol铆tica de cuotas y la exigencia m铆nima de que la Secretar铆a de Promoci贸n de la Igualdad Racial (SEPPIR) sea m谩s activa en la defensa de las demandas y derechos de la mayor铆a.
En la era de los medios de comunicaci贸n y ante la ausencia de un sector del movimiento negro masivo en las calles, ser铆a m谩s productivo un icono de los deportes con tono m谩s agresivo. Algo similar a la funci贸n que cumpli贸 el boxeador Muhammad Al铆 (Cassius Clay) cuando en 1966 se neg贸 a servir en el Ej茅rcito de los EE.UU. e ir a la guerra de Vietnam. Al铆 marc贸 un momento hist贸rico, representando al “campe贸n del pueblo” (como eran conocidos los pesos pesados en el boxeo) mucho m谩s all谩 de las tonter铆as y bromas que tanto lo marcaron.
Damos la bienvenida a la reacci贸n espont谩nea de los atletas profesionales en general poco o nada acostumbrados a posicionarse socialmente, incluso cuando ocurre la opresi贸n racial o de clase. En este sentido, superar el paradigma de “Pel茅 fuera del campo” (Edson Arantes do Nascimento) es un peque帽o avance. Pero de ah铆 a celebrar un compromiso inmediato con los medios de comunicaci贸n donde, de pronto, est谩n presentes todos aquellos que se posicionan hip贸critamente contra la pol铆tica de cuotas 茅tnico–raciales y est谩n realmente en contra las medidas b谩sicas de reparaci贸n, esto s铆 ser铆a un gran error.
Se帽alando el problema de fondo
Mientras seguimos indignados con los insultos racistas contra nuestros jugadores, Brasil necesita invertir el legado maldito del colonialismo, excluyendo el racismo visceral que atraviesa tanto la parte alta de la sociedad y que tambi茅n est谩 presente en las v铆sceras del aparato de seguridad del Estado.
Este pa铆s necesita volver a conectarse con uno mismo, mirando la esclavitud africana y el genocidio indio como el Holocausto que afect贸 a nuestro pueblo. Definitivamente no es con la iron铆a y el humor que se enfrentan opresores temibles como los herederos de los se帽ores esclavistas y sus auxiliares de todas las horas.
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