OPINI脫N de Emir Sader, Brasil.- Entre sus propuestas de desregulaci贸n, el neoliberalismo puso fuerte 茅nfasis en la de “flexibilizaci贸n laboral”. Estas palabras atrayentes – as铆 como la de “informalizaci贸n” – lo que esconden es la precarizaci贸n de las relaciones de trabajo, es el trabajo sin contrato.
Esta fue uno de las trasformaciones m谩s importantes del neoliberalismo. Junto a ella, promovi贸 la desaparici贸n de las tem谩ticas del mundo del trabajo. El alza del desempleo y del trabajo precarizado son justificados por lo que llaman de “desempleo tecnol贸gico”, alegando que la tecnolog铆a necesita menos mano de obra, produciendo m谩s con menos trabajadores, dados los aumentos de productividad.
Se plantea al trabajador la disyuntiva de seguir empleado, pero bajando la productividad y la competitividad de la empresa y del mismo pa铆s o salir del mercado para mejorar su calificaci贸n y retornar despu茅s. En verdad no hay el tal “desempleo tecnol贸gico”.
Cuando hay aumento de productividad, significa que se puede producir la misma mercanc铆a en menos tiempo, pongamos, la mitad del tiempo. No se deduce inmediatamente de ah铆 que se debe expulsar trabajadores. Hay tres alternativas: o se produce el doble de la misma mercanc铆a y se mantiene a todos los trabajadores empleados. O se produce la misma cantidad de mercanc铆as y se disminuye la jornada de trabajo por la mitad. Entonces – lo que suele ocurrir – es que se sigue produciendo la misma cantidad de mercanc铆as y se echa a la mitad de los trabajadores.
No es la tecnolog铆a la que echa a los trabajadores. Es la lucha de clases, es quien se apropia del desarrollo tecnol贸gico, que puede servir sea para disminuir la jornada de trabajo o para aumentar las ganancias de los empresarios.
Cuando se invent贸 la luz el茅ctrica, la primera consecuencia no fue mejor el bienestar en la casa de las personas, sino la introducci贸n de la jornada nocturna de trabajo. La culpa no la tuvo Thomas Edson, sino la apropiaci贸n de ese invento para extender la jornada y la super explotaci贸n de los trabajadores.
Desde que se hizo la cr铆tica al paradigma de la centralidad del trabajo, como visi贸n reduccionista respecto a las otras contradicciones, se ha impuesto una tendencia opuesta, la de hacer del trabajo una actividad menor, sin trascendencia. Exactamente cu谩ndo, como nunca antes, la gente vive de su trabajo. En actividades heterog茅neas, diversificadas, a menudo con el mismo trabajador en varios empleos a la vez. Pero trabajan hombres y mujeres, enfermos, j贸venes y ni帽os, blancos y negros: todos o casi todos viven de su trabajo.
Sin embargo, el tema del trabajo casi ha desaparecido, incluso en el pensamiento social, donde la sociolog铆a del trabajo pas贸, en pocas d茅cadas, de las ramas m谩s buscadas a una m谩s entre otras. La m铆dia invisibiliza la actividad que m谩s ocupa a m谩s gente en el mundo: la actividad laboral. Como si la tecnolog铆a hubiera reducido el trabajo a una actividad virtual, sin esfuerzo f铆sico, sin desgaste de energ铆as, sin la super exploraci贸n de jornadas agotadoras e interminables.
Para completar, intentan pasar el primero de mayo como D铆a del trabajo y no del trabajador.
*Emir Sader, soci贸logo y cientista pol铆tico brasile帽o, es coordinador del Laborat贸rio de Pol铆ticas P煤blicas da Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).