OPINI脫N de David Goldblatt.- La constituci贸n 茅tnica de los 32 equipos de la Copa del Mundo refleja los estratos sedimentarios de la migraci贸n global en los 煤ltimos 500 a帽os. La destrucci贸n de las comunidades ind铆genas americanas llevada a cabo por la colonizaci贸n europea, nos da tres para Latinoam茅rica tres selecciones de constituci贸n completamente europea, Chile, Argentina y M茅xico. La versi贸n de Ocean铆a de esta distribuci贸n es Australia.
La mayor parte de las veces, la conquista continental fue seguida por la importaci贸n masiva de trabajo esclavo africano, lo que explica la mezcla afro-europea de Brasil, Ecuador, Honduras, Costa Rica, Colombia, Uruguay y Estados Unidos, aunque los latinos constituyan una categor铆a aparte. Por todo el Continente, el f煤tbol es una forma de movilidad social para la juventud pobre y migrante. En el caso de Ecuador, los afroecuatorianos constituyen apenas un 6% de su poblaci贸n, pero sin embargo son la casi totalidad del equipo.
La misma l贸gica opera en la Europa Occidental, donde los equipos vienen siendo formados por dos ondas m谩s recientes de movimientos migratorios. Durante las migraciones que acompa帽an a la descolonizaci贸n, y el gran boom de la post–guerra, Inglaterra gan贸 una comunidad afrocaribe帽a, Alemania a los “trabajadores invitados” (gasterbiters) turcos, Francia comenz贸 a absorber africanos franc贸fonos, B茅lgica a los congoleses y Holanda a los Surinameses.
En todos estos pa铆ses el cambio en la imagen de las selecciones nacionales ha servido tanto de emblema optimista para la integraci贸n, como de chivo expiatorio a las acusaciones de falta de autenticidad. Quien canta o deja de cantar el himno nacional se ha convertido en criterio de ciudadan铆a para muchos comentaristas de extrema derecha.
En las 煤ltimas d茅cadas nuevos flujos de refugiados e inmigrantes hacia Europa han dejado su marca en el f煤tbol: la primera estrella internacional indiscutible del f煤tbol italiano, Mario Balotelli., un equipo suizo de casi dos tercios de ascendencia inmigrante, jugadores con ra铆ces afrogerm谩nicas y afroespa帽olas. En contraste, selecciones de pa铆ses situados m谩s al Este, Bosnia, Croacia, Rusia y Grecia –aunque tengan sus propias complejidades 茅tnicas internas– son blancas.
Las selecciones m谩s 茅tnicamente homog茅neas son Jap贸n y Corea del Sur, ambos con poblaciones inmigrantes muy peque帽as. En las gradas sin embargo, hay bastante evidencia de sus propias comunidades emigradas, los nipo–brasileros que partieron rumbo a las plantaciones de caf茅 en el siglo XIX y los americanos de origen coreano. Estas comunidades de la di谩spora, que mantienen un v铆nculo afectivo y pr谩ctico con sus pa铆ses de origen, son mejor representadas por Ir谩n y Argelia. El t茅cnico Carlos Queiroz hizo un llamado a los iran铆es nacidos en Suecia, Holanda y Alemania. Diez y seis miembros de la selecci贸n argelina nacieron en Francia, pero optaron por jugar por el pa铆s norafricano.
Independientemente de lo que puedan representar, los jugadores profesionales son ellos mismos, inmigrantes batalladores. Son parte de un mercado de trabajo altamente cualificado y de altos salarios, que tambi茅n puede ser visto en los servicios financieros y profesionales. Los cuatro equipos de 脕frica Occidental –Camer煤n, Nigeria, Ghana y Costa de Marfil– tienen apenas seis jugadores en cuadros locales, entre ellos cuatro arqueros.
La ciudadan铆a es negociable. Croacia y Espa帽a adquirieron a los brasileros Eduardo y Diego Costa respectivamente. Apenas los ingleses y los rusos, sin antecedentes hist贸ricos de migraci贸n en el f煤tbol, juegan principalmente en casa, en las ricas ligas dom茅sticas.
Si los campos de la Copa del Mundo 2014 son un cuadro vivo de la diversidad y la complejidad 茅tnica del mundo, no puede decirse lo mismo tan claramente sobre las hinchadas (fanaticadas, torcidas) o sobre las comisiones t茅cnicas. El holand茅s Patrick Kluivert es uno de los pocos rostros oscuros entre las comisiones europeas. Ning煤n equipo latinoamericano tiene un t茅cnico de origen africano o ind铆gena. Ghana y Nigeria optaron por t茅cnicos locales, pero Camer煤n y Costa de Marfil tienen europeos al mando.
La FIFA ha investigado peque帽os incidentes que envuelven cantos racistas entre los fan谩ticos argentinos y mexicanos y la presencia de carteles de extrema derecha, hasta propiamente fascistas, entre las hinchadas croatas y rusas. Significativamente, ning煤n grupo en las gradas comparte la diversidad 茅tnica de sus respectivos equipos. Es dif铆cil conducir una investigaci贸n demogr谩fica a partir de la cubertura altamente selectiva de los juegos de Brasil, pero los aficionados anfitriones parec铆an incre铆blemente blancos y la gigantesca presencia colombiana tambi茅n. Sospecho que puede decirse lo mismo de los europeos.
Obviamente, la misma l贸gica que intersecta etnia y divisi贸n de clases es la que explica la super representaci贸n de grupos minoritarios en el futbol profesional y explica tambi茅n su relativa ausencia en el car铆simo turismo futbol铆stico en el Olimpo gerencial del deporte.
Cuando baje el polvo sobre la Copa del Mundo la FIFA –muy preocupada con el comportamiento de los fan谩ticos en relaci贸n al racismo– podr铆a volcar su atenci贸n a los mundos privados del racismo y las v铆as institucionales, y al dilema m谩s amplio de intentar escenificar un festival de universalismo al que solo los ricos pueden ir.
*David Goldblatt es autor de The ball is round: a global history of football (La pelota es redonda: una historia global del f煤tbol). www.adital.com.br