OPINI脫N de Rafael Fernando Navarro.- Ciertos empresarios, los grandes sobre todo, tienen mentalidad de comedor de c谩ritas, de dispensadores de beneficencia, de almas generosas preocupadas la existencia glamurosa de la clase trabajadora. Parecen sentirse comedores sociales, sostenedores indispensables de la marcha de un pa铆s, a quienes todos debemos la gratitud de su existencia. Porque ellos son los que realmente cargan la historia sobre sus hombros, mientras que los dem谩s son costaleros pagados cuya obligaci贸n ineludible es darle elegancia a la “mecida” de la sociedad. “Le doy de comer a trescientas familias” Y revelan la incapacidad mental de pensar que son los integrantes de trescientas familias los que le dan la vida de lujo que lleva el empresario. Hay quien tiene el antojo de coleccionar coches antiguos de lujo, lujo que le proporcionan sus empleados y lo que gana a costa de su trabajo. No obstante esta evidencia, Arturo Fern谩ndez, el presidente de la patronal madrile帽a, paga en negro a sus obreros y debe “a mucha honra” cantidades importantes a la Seguridad Social. Pero sigue manteniendo la grandeza de su vida sobre la tranquilidad de que le da de comer a muchos trabajadores. Otros cobran sueldos a trav茅s de empresas superpuestas creadas ad hoc sueldos no estipulados y declaran que tienen la conciencia tranquila. Qu茅 miedo me dan las conciencias tranquilas. Se escudan en que son muchos los que utilizan esos medios para cotizar menos cobrando a trav茅s de ellas cantidades importantes.
Ultimamente, y gracias a la reforma laboral del gobierno de Rajoy y la l煤cida visi贸n de F谩tima B谩帽ez, los empresarios pueden cambiar los turnos de trabajo, despedir a su antojo, reducir sueldos a su conveniencia y coronarse como motores indispensables de la econom铆a del pa铆s. Y si un trabajador tiene que irse a Laponia debe irse porque as铆 lo piensan los empresarios. Y si para ganar m谩s hay que suprimir las ayudas al paro, bajar el sueldo m铆nimo interprofesional u ofrecer salarios de hambre, pues se le exige al gobierno arrodillado y Rajoy exclama que aqu铆 est谩 la esclava del se帽or. Y el chantaje est谩 colgado en cada curriculum que llega a sus manos: este salario, este horario y si no lo quiere tengo cola esperando en la puerta. Su dignidad obrera me cuelga en la entrepierna y por ah铆 va y viene. Y el hambre, los tres hijos, la mujer en paro y la hipoteca se arrodillan y se someten mordi茅ndose la vida y tragando la humillaci贸n amarga que escuece en los adentros.
Y a los parados, dice la patronal, que hay que quitarles las ayudas porque los parados est谩n contentos con serlo y como reyes con cuatrocientos euros. Y que el hambre infantil se da porque siempre ha habido ni帽os con hambre y la prueban las palabras sacr铆legas de Rafael Hernando asegurando que los ni帽os no comen porque sus padres se gastan el dinero en otras cosas. Y los millones de j贸venes sin empleo que se vayan a Europa, que es como trabajar en su propia casa seg煤n Pons, o que experimenten las ventajas de la movilidad exterior de dice F谩tima B谩帽ez, a el esp铆ritu aventurero que llevan dentro.
Y Rossell insiste: Los padres que tienen un trabajo fijo deber铆an retirarse y dejar el puesto a sus hijos. Es la mejor forma y m谩s r谩pida de crear empleo. Eso s铆, “hay que recortar los derechos de los contratos fijos de los padres para compensar los temporales de los hijos” Porque en el fondo nadie se explica por qu茅 los trabajadores deben tener derechos. Si no tienen dinero, si no son grandes empresarios, si no disfrutan de yate en vacaciones ni saben manejar los cubiertos del pescado, no hay motivo alguno que les haga acreedores de derechos. Eso s贸lo pertenece a la casta de los poderosos. Rajoy lo sabe y por eso les pone alfombra roja cuando van a la Moncloa y asegura sin rubor que el estado de bienestar es m谩s universal que nunca. Y Montoro dice que los datos de Caritas y otras ONG son mentira porque, como le ha informado Marhuenda, las ONG est谩n formadas por ni帽atos pijos, ricos, aburridos y de izquierda que entretienen su tiempo en denunciar injusticias inexistentes. Y Pablo Iglesias es un comunista con rabo y cuernos, como cuando Franco, como cuando la URSS, como cuando Hitler que dir铆a la Condesa de sangre azul, Esperanza Aguirre, esa sexagenaria que s贸lo tiene derechos.
Rossell, ese emperador de la patronal, es un visionario y est谩 acompa帽ado por muchos grandes empresarios. Faltan algunos que est谩n en la c谩rcel o imputados por delitos flagrantes.