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Perú. La izquierda y las elecciones de octubre

OPINIÓN de Raúl Wiener, Perú.- La izquierda fracasó otra vez en organizar una acción unificada nacional con motivo de las elecciones regionales y municipales. Ese no es un tema del momento de la inscripción, sino que viene de más atrás, cuando los distintos componentes empezaron a hablar que el logo de Frente Amplio se utilizaría sólo donde hubiese condiciones y que en otros lados prevalecerían representaciones regionales o locales, que en algunos casos no son sino membretes de los partidos.

En realidad a lo que se estaba renunciando es a tener una política nacional y a ordenar las fuerzas en una misma dirección. Es decir, como en la derecha, los partidos de izquierda se han convertido en federaciones de intereses de núcleos que subsisten aislados la mayor parte del tiempo, resolviendo por su cuenta sus problemas, y que como es lógico a la hora del reparto electoral quieren controlar lo va a pasar en su localidad.

El juego de presiones, por supuesto, se acrecienta cuando están varios partidos, muchas veces con contradicciones entre ellos, intentado hacer algo en común y se torna evasivo cuando se cree que la única solución a esto son fórmulas democratizadoras como “un militante un voto”, sin que se sepa que es ser un militante del Frente Amplio y cómo se distingue la militancia entre el partido de origen y en el frente a la hora de decidir cualquier cosa.

El hecho es que la izquierda adolece ante todo de proyecto político, o lo que es lo mismo de voluntad de poder, y por esta razón tampoco tiene una conducción política firme que la lleve a alguna parte. Los últimos días del Frente Amplio se había vuelto al modelo IU del llamado “consenso”, según el cual el partido que no se sintiera de acuerdo con los demás bloqueaba el acuerdo o amenazaba con irse, que fue lo que hizo Tierra y Dignidad, que de paso se llevó el nombre y la inscripción.

Una izquierda construida en estos cimientos no dura. Tener claro que “se necesita la unidad” ya ha probado largamente ser un desencadenante de buenas intenciones, pero no permite una acción política sostenida en el tiempo. La izquierda no se pudo poner de acuerdo para hacer de Cajamarca un escenario en el que se arrinconara a las fuerzas pro-Yanacocha, y ahora la apuesta es solo de Patria Roja y su candidato, con el elemento de su detención actual.

En Lima, la izquierda no supo acompañar a Susana a la difícil batalla por el sillón municipal, y luego de hablar de la “gran coalición democrática” se desinfló en varias partes en una dinámica que ya habrá tiempo para evaluar. Porque de eso se trata. De que mal que bien hay una candidata de izquierda contra Castañeda y toda la derecha. Y casi toda la izquierda está de perfil, contando anécdotas de cómo fracasó la cosa e inconsciente de lo que podría ocurrir es un fracaso de verdad.






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