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El pan nuestro...

OPINI脫N de Rafael Fernando Navarro.- Ahora resulta que los salarios deben tener una cuant铆a suficiente que permita al perceptor llenar el est贸mago. La O.C.D.E. se ha dado cuenta que si el trabajador no come puede morirse y tampoco es cuesti贸n de pasarse el d铆a enterrando alba帽iles, mec谩nicos o periodistas.

Surgi贸 la crisis (traducci贸n elegante del t茅rmino estafa) y hubo que rescatar bancos, obligar a muchos enfermos a elegir entre la sopa de ajo y el Seretide, a despreciar a miles de inmigrantes y privarles del derecho a la sanidad que solidariamente pagamos entre todos. Hemos permitido que el empresario chantajee al obrero con la p茅rdida de su salario, hemos suprimido derechos laborales y ciudadanos, se nos ha llenado la boca proclamando que las pensiones crec铆an 35 c茅ntimos, hemos desahuciado a miles de ahorcados por una hipoteca infame, hemos sometido la ense帽anza p煤blica en alumnos amontonados en aulas sin calefacci贸n, hemos consentido el hambre de ni帽os, hemos animado a ejercer la caridad para poder despreciar la justicia, hemos aportado millones a la Iglesia para que siga conduciendo al cielo a los que sienten asco de vivir en la tierra. Espa帽a es una escombrera, un vertedero donde no caben m谩s materiales de desecho.

Todos los potentados de la tierra exigieron que para poder enriquecerse ellos y agrandar el foso que separa a los supermillonarios de los miserables, fuera necesario y urgente apretar la corbata hasta ahogar. Y se oblig贸, bajo chantaje, a aceptar horas y horas de trabajo a cambio de salarios de esclavitud. Y el trabajador ten铆a que aceptarlo porque m谩s corn谩s da el hambre. Pero que la hipoteca, pero que la luz, pero que la comunidad…Y comer? Eso es lo 煤ltimo. O que tus padres repartan los cuatrocientos euros de pensi贸n para que los ni帽os no olviden las naranjas o el pan con chocolate. T煤 y yo aguantamos el est贸mago como aguantamos el sexo porque ni fuerza para besarnos quedan. Nos agobia el asco, la desesperanza, la falta de futuro, los horizontes cerrados, el desprecio de quien nos exige separarnos para residir en Laponia, de quienes nos ponen turnos de noche para que recortemos hasta las caricias bajo las estrellas.

Y de repente, contra Merkel, contra el F.M.I., contra Dragi, la O.C.D.E. cae en la cuenta de que los trabajadores tambi茅n se mueren si no comen, de que los comerciantes se mueren si no comen, de que los coches se quedan viejos si no comen, de que todo se viene abajo si no come. Y ahora dice que hay que subir los salarios. Y se lo dice a Montoro que afirma que no han bajado, que s贸lo se han moderado. Y se lo dicen a Rosell que est谩 convencido que han subido en ciertos convenios un 0,6%, y se lo dicen a F谩tima B谩帽ez que sube las pensiones 38 c茅ntimos. Y Rajoy est谩 triunfante y entra en Moncloa sobre el borriquillo de Jerusal茅n con la emperatriz alemana en la grupa. Hay que seguir ahorcando a los espa帽oles aunque parezca duro, dijo en Santiago despu茅s de abrazar a D帽a. Angela y al Ap贸stol. Ese ahorcamiento ha dado frutos fant谩sticos, dice, sin darse cuenta de que la escombrera empieza a oler a enterramiento o apostando por ese fusilamiento estomacal pese a ser consciente de su crudeza. Por la noches, antes del 煤ltimo beso a sus hijos, Rajoy se mira en el espejo, sonr铆e como s贸lo 茅l sabe hacerlo, y se enfunda en el orgullo de ir cada d铆a logrando el cambio de sistema de manera que los ricos sean m谩s ricos a costa de que los pobres sean m谩s pobres, como debe ser, como dios manda.

Y ahora resulta que aparece ese organismo de izquierda radical, extremista, marxista-leninista que se llama O.C.D.E. y dice que hay que subir los salarios porque los trabajadores tienen que comer. Debe ser culpa del nuevo secretario del PSOE. Y quien sin duda est谩 detr谩s es Ada Colau y Pablo Iglesias, inspirados por Maduro como antes lo fueron por Chaves. Y sin duda se ha colado Fidel Castro. Todos eso caudillos radicales han ahogado los derechos ciudadanos, mientras que aqu铆 Alberto cuida a la mujer, Fern谩ndez D铆ez mima a la ciudadan铆a, Mato nos vacuna contra los extranjeros y Wert resucita aquello de que inventen ellos.

¿Qui茅n ha dicho que algunos tengan derecho al pan nuestro de cada d铆a?

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