OPINI脫N de Franco Gamboa Rocabado.- Las elecciones presidenciales en Brasil del domingo 5 de octubre dejaron una gran lecci贸n para Am茅rica Latina. En primer lugar, este pa铆s no pudo superar un problema que emergi贸 con notoriedad preocupante durante el mundial de f煤tbol de junio 2014: la “exclusi贸n social”, pues millones de ciudadanos, a煤n a pesar de expresar su descontento, por medio de protestas en las calles que ansiaban a gritos el cambio estructural de su sistema democr谩tico, no lograron contrarrestar la l贸gica de 茅lites del poder que predomina en este pa铆s.
Las presidenciales mostraron una seria imposibilidad para combatir aquella orientaci贸n econ贸mica donde las fuerzas del mercado definen todo en la pol铆tica brasile帽a en funci贸n de la globalizaci贸n; es decir, considerando 煤nicamente los intereses de las grandes transnacionales y los objetivos empresariales de negocios millonarios: petr贸leo, seguridad p煤blica, infraestructura urbana, producci贸n de maquinarias, industria farmac茅utica, agricultura, tecnolog铆a, narcotr谩fico, lavado de dinero, f煤tbol y banca internacional de inversiones gigantescas. Brasil es el ejemplo m谩s llamativo donde la apertura hacia el mercado mundial agrand贸 demasiado las brechas entre una gran mayor铆a de pobres y clases medias, versus otra peque帽a minor铆a de personas favorecidas por los grandes negocios. Este pa铆s no es el mejor ejemplo para mostrar una econom铆a emergente con altas dosis de desarrollo humano igualitario, ni tampoco para expresar un modelo de protecci贸n sostenible para el medio ambiente.
En segundo lugar, el Partido de los Trabajadores (PT) de Dilma Rousseff no constituye ninguna fuerza pol铆tica de izquierda porque la ideolog铆a ha muerto en el manejo del poder. En Brasil, las decisiones se mueven alrededor de la habilidad para preservar la presi贸n corporativa de los empresarios nacionales y transnacionales que ven a la econom铆a brasile帽a como el eje m谩s importante de las Am茅ricas, capaz de opacar, tarde o temprano, a los Estados Unidos. Si bien para muchos esto puede parecer una exageraci贸n, la fuerza con que chocaron las protestas de la gente com煤n para oponerse al mundial de f煤tbol, y la firme decisi贸n del gobierno de Rousseff para priorizar las inversiones futboleras por encima de cualquier pol铆tica social de alivio a la pobreza, no son otra cosa que el prop贸sito de mantener a Brasil como el pa铆s que est谩 conquistando los mercados internacionales de Am茅rica Latina, Europa y Asia, aun cuando deba soportar un alto costo social.
Como nunca antes, la pol铆tica exterior brasile帽a est谩 supeditada a las pol铆ticas de libre comercio que privilegian las redes de globalizaci贸n interdependiente, antes que la redistribuci贸n de la riqueza con un enfoque m谩s humano. Todo esto pensando en que la gente de a pie pueda sobrevivir como sea, luego de observar at贸nita c贸mo se encareci贸 su nivel de vida en m谩s de 300 por ciento desde 1996. Rousseff es juzgada negativamente porque su gesti贸n no redujo la alta inflaci贸n, tampoco subi贸 una tasa de crecimiento econ贸mico que no llega al uno por ciento anual en 2014, a lo cual se suman las acusaciones de corrupci贸n, convirtiendo a Brasil en un gigante de ambig眉edades y desalientos.
La desigualdad apenas se redujo del 0,594 al 0,527 entre 2004 y 2014, seg煤n el 铆ndice de Gini. En el modelo brasile帽o no pueden articularse equilibradamente el crecimiento econ贸mico orientado hacia el mercado mundial, la reducci贸n de la desigualdad, la inflaci贸n que afecta el nivel de vida de los m谩s pobres y la pol铆tica social que siempre est谩 sometida a las prioridades de la inversi贸n extranjera directa y a las decisiones macroecon贸micas que benefician a los sectores m谩s ricos.
Lo mismo sucede con las propuestas y el estilo de liderazgo alternativo que brinda A茅cio Neves, quien logr贸 el segundo lugar en las presidenciales del 5 de octubre, pues el Partido de la Socialdemocracia Brasile帽a (PSDB), que pisa fuerte en la pol铆tica de los 煤ltimos veinte a帽os, no tiene otra prioridad que tomar el gobierno para proseguir con el modelo de globalizaci贸n exportadora y financiera. Adem谩s, representa al discurso emocional para, supuestamente, cambiar o beneficiarse del descontento masivo en contra de tres gestiones gubernamentales del PT.
Uno de los pilares que sostienen la orientaci贸n globalizadora en Brasil es el proyecto denominado Iniciativa para la Integraci贸n de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), dise帽ado con el fin de profundizar la integraci贸n f铆sica, energ茅tica, redes de transporte, comunicaciones e incluso promover un nuevo tipo de ambiente pol铆tico institucional. IIRSA est谩 empezando a dar resultados pero dentro de un marco geopol铆tico que aumente el comercio dentro Am茅rica Latina y donde Brasil pueda importar recursos naturales de otros pa铆ses sudamericanos para despu茅s vender bienes de consumo en toda la regi贸n.
Por lo tanto, no importa si Rousseff es reelegida como presidenta o si Neves captura el gobierno. Cualquier liderazgo presidencial est谩 en la obligaci贸n de proseguir y fortalecer los proyectos de un tipo de empresariado mundial que, en el caso brasile帽o, est谩 directamente conectado al capital internacional, una gran fuerza con la capacidad de invertir en la infraestructura sudamericana cuyo prop贸sito supremo sea facilitar la explotaci贸n de recursos naturales hacia diferentes pa铆ses por fuera de Am茅rica Latina.
Es por esto que el grupo financiero m谩s grande de Brasil, XP Investimentos, est谩 desarrollando negocios en aquellos mercados que son considerados como escenarios potencialmente millonarios de la regi贸n, por ejemplo, Per煤, Chile, Colombia y Argentina. Las estrategias internacionales de Brasil tienen la finalidad de promover a sus 茅lites econ贸mico-empresariales, quienes est谩n 铆ntimamente asociadas al capital internacional para aprovechar las perspectivas globalizadoras de la regi贸n, es decir, favorecer al capital extranjero gracias al mercado mundial y encumbrar a Brasil como el actor dominante en las Am茅ricas.
Cualquier cambio de liderazgo presidencial es importante para la pol铆tica dom茅stica, pero hacia afuera, las orientaciones siempre ser谩n las mismas: el PT o el PSDB apuntan a una superioridad brasile帽a internacional que establezca un precedente geopol铆tico en los mercados latinoamericanos, por encima de China y Estados Unidos.