OPINI脫N de Mauricio Casta帽o H., Colombia.- En Colombia la justicia adem谩s de cojear parece fungida por gangsters. Es ya costumbre que altos dignatarios como el comisionado de paz, antes llamado el siquiatra de la ternura Luis Carlos Restrepo, el ex ministro de agricultura Andr茅s Felipe Arias, la ex directora del entonces departamento administrativo de seguridad (Das) Mar铆a del Pilar Hurtado, terminaran huyendo del pa铆s evadiendo la justicia, no quisieron pagar por asesinatos, ni corrupci贸n, ni por proteger a delincuentes narcotraficantes y paramilitares. Arguyen no confiar en la justicia que imparten, seg煤n ellos, sus adversarios pol铆ticos. Pasan por alto las instituciones, ayer aquellos, hoy estos.
Ahora se edita un nuevo episodio propio del mundo gangsteriano. El hijo de un togado, el presidente de la alta corte de justicia en Colombia Luis Gabriel Miranda, presta su camioneta oficial blindada para que su hijo vaya de farra con su novia, en v铆a oscura aparcan, la polic铆a se percata, inspecciona, testimonian los agentes, el joven est谩 haciendo actos obscenos dentro del veh铆culo, adem谩s est谩 alicorado, al aplic谩rsele el protocolo de rigor, el joven al parecer alicorado hijo del togado se torna agresivo, agrede a los agentes, hay forcejeos, llega la familia, madre, y padre magistrado entra en abuso de autoridad por su tal embestidura y su cierta inmunidad, tampoco respeta a la polic铆a y arbitrariamente toma a su hijo y lo libera. El gangsterismo revive en versi贸n estilo magistrado y politiquero de altos funcionarios que se aprovechan de la investidura para abusar del poder, sucede con senadores, concejales, etc, etc, etc.
La fr谩gil institucionalidad constantemente es saboteada, tomada por la mafia. El poder pol铆tico, judicial, militar se le ver谩 ligado con los negocios sucios de la mafia, del dinero f谩cil, son esos estilos ordinarios y de abuso de poder como los protagonizados por el togado que refleja nuestra criminalidad que nos respira en las narices. El narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, uno de los criminales m谩s sonados de Colombia, en la d茅cada del ochenta logr贸 ser congresista; la ultraderecha representados en el paramilitarismo logr贸 una representaci贸n del 40% de los representantes del Congreso. Eso es el poder. Gira en torno a los grandes negocios rentables, no bastan los grandes salarios del Estado, cada vez quieren m谩s y m谩s, entonces aprovechan sus influencias para beneficio propio y de sus socios, ah铆 tienen la m谩quina de Justicia, Militar y de Poder que cercan a sus oponentes. Rara vez se encontrar谩 a un hombre de poder que sea bueno, el estar all铆 ya es mala se帽a.
Mal ejemplo del togado arremeter contra un cuerpo policial que preserva la convivencia y regula las contravenciones e indisciplinas sociales. A la fr谩gil institucionalidad le viene a bien un poder de justicia que tenga control externo, que no sea un ultra poder sin control alguno, con excesiva inmunidad. Si algo queda de credibilidad en esa instituci贸n por el pueblo colombiano con estos eventos desmedidos, autom谩ticamente se desmorona. Da miedo esa figura criminal de un g谩ngster togado.