OPINI脫N de Rafael Fernando Navarro.- La vida no es una respuesta a nada. Es m谩s bien una concatenaci贸n de preguntas porque el ser humano es sobre todo una interrogaci贸n sobre s铆 mismo. De ah铆 la humildad, como elemento vivificador, para aprender de quienes nos superan y aportan sentido al sin sentido que a veces conforma la existencia.
Uno ha estudiado, le铆do, discutido, compartido para incorporar las aportaciones de todo ser pensante. Intercambios, viajes, conferencias y ese contacto vivo que act煤a como 贸smosis para digerir todo aquello que significa un valor en las cabezas ajenas. Y uno ha ido asumiendo lo que ha encontrado de positivo y rechazando lo que ha cre铆do negativo. Todos somos disc铆pulos de los dem谩s y agradecemos a la historia lo que ha arrastrado a lo largo del tiempo para enriquecer nuestro presente. Cosecha que hoy degustamos y gratitud a quienes nos han ido haciendo lo que somos. Porque el presente que soy tiene siempre una explicaci贸n en el ayer que fui y que fue la humanidad que me alberga.
Y tenemos en el alma un agradecimiento a cuantos han influido positivamente en nuestras vidas. Desde aquella maestra de la que nos enamoramos cuando ten铆amos quince a帽os a ese catedr谩tico que nos dijo que el mundo es un pu帽ado de barro que gira alrededor de unos intereses bastardos donde el hombre es un lobo para el hombre, copiando a Hobes.
Y ese mundo nos ense帽贸 que hab铆a hombres y mujeres muy importantes (uno pensaba que cualquiera lo era, pero por lo visto el t茅rmino importante afectaba s贸lo a un grupo que merec铆a todos los privilegios.) Y esos seres importantes que ocupaban puestos distinguidos en la banca, en los desfiles, en las alfombras, en las salas vips de los aeropuertos, se sent铆an con el derecho y el deber de ense帽ar a muchos otros, los no importantes, c贸mo hab铆a que comportarse en la vida para que le vaya bien a no sabemos exactamente qui茅n. Y los locutores de radios y televisiones nos advert铆an que las distintas personalidades hab铆an ocupado el puesto de preferencia que les correspond铆a en actos solemnes de traje Armani y colonia loewe. Y los dem谩s deb铆an permanecer a cierta distancia porque no estaba bien visto el mono azul de mec谩nico manchando corbatas de seda italianas. Cada uno en su sitio. Como cuando la escuela. La profesora de pechos brillantes arriba. Los alumnos enamorados, abajo. Y en medio el foso que separa a la gente importante y la plebe. Los que ense帽an y los disc铆pulos.
Yo no estuve en aquella boda. Era para gente importante. El Escorial. Felipe Segundo por los claustros, por la biblioteca. Aznar-Botella rodeados de g眉rtel. La gente importante result贸 andar revestida de gente importante, pero en el fondo era una reuni贸n de ladrones. Y Felipe segundo se escondi贸 entre los arcos del monasterio.
Catalu帽a, Valencia, Andaluc铆a, Madrid. Un ramillete de hermosura, pero agusanada. Pujol, Camps, UGT, ERES. Privatizaciones sanitarias y copagos. Lasquety y Rodr铆guez, Gonz谩lez y Aguirre sexagenaria. Gente importante, pero hueca. Carcomida por dentro. Contagiando de vulgaridad rampante a la Sagrada Familia, la Virgen de los Desamparados, la Torre del Oro o el Madrid chulapa y postinera.
Empresarios que dictan salarios y horarios, despidos, indemnizaciones y billetes para trabajar en Laponia. Empresarios que pagan en negro, que adeudan a la Seguridad Social porque tienen que elegir entre cotizar y comer langosta. Empresarios que recomiendan los mini Jobs porque m谩s corn谩s da el hambre y que aseguran que las mujeres en edad f茅rtil no valen para nada y que las que han sido madres no rinden en sus trabajos. Y las viviendas sociales levantadas con dinero de todos vendidas a fondos de buitre que se encargan de desahuciar a personas con c谩ncer y chavales dependientes. Empresarios que critican la ayuda de cuatrocientos euros a gente que los recibe sin valer para nada.
Est谩n m谩s arriba porque son gente importante. Porque son capaces de dictar las coordenadas de la vida de los dem谩s. Porque saben que hay que trabajar m谩s y cobrar menos. Y se empe帽an en que no creen que el dinero obtenido de las tarjetas black deba cotizar y tal vez tengan raz贸n porque el dinero robado no cotiza en parte alguna del mundo. Y por eso Blesa, Rato y muchos m谩s ten铆an la conciencia limpia. Hab铆a un detalle: mientras paseaban en yates con ese dinero, lanzaban de su casa a una familia con todos sus miembros parados y sin ayudas porque se les acab贸 el derecho a percibir un paro. Cosas de la gente importante.
Y ahora viene alguien y pone debajo de este art铆culo que soy un demagogo. Gracias de todas formas, amigo. No me hab铆a dado cuenta de que estaba entre la gente importante. Usted perdone.