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Todo era Marbella

OPINI脫N de Beatriz Gimeno.- Cuando en los a帽os 90 Jes煤s Gil lleg贸 a la alcald铆a de Marbella y hac铆a pol铆tica metido en una ba帽era con unas chicas en bikini, aquello parec铆a un episodio de una saga de gangsters. Y vaya si lo fue. Al alcalde de la ba帽era le sigui贸 Juli谩n Mu帽oz con el pantal贸n por las axilas, un secretario de ayuntamiento con un Van Gogh en el cuarto de ba帽o y varias folcl贸ricas. Durante a帽os seguimos sus andanzas, sus l铆os, sus amor铆os y, al final, les vimos entrar a (casi) todos ellos en la c谩rcel. Era evidente que en Marbella todo estaba podrido y era evidente que todos aquellos personajes que durante a帽os nos entretuvieron por los programas de televisi贸n eran, en realidad, delincuentes. Aun as铆, los ve铆amos como algo ex贸tico, lejano, algo que ten铆a que ver con una Espa帽a de pandereta en retirada o con el car谩cter de Jes煤s Gil, un mafioso sin complejos. Lo que no sab铆amos es que, en realidad, aquello no era una Espa帽a en retirada, sino una avanzadilla de lo que ven铆a. No es que Marbella no fuera Espa帽a, es que toda Espa帽a era Marbella.

Esto que algunos llaman “el sistema” y otros “el “r茅gimen”, est谩 tan agujereado como un pollo deshuesado o un edificio sin vigas y sujeto por andamios. La carcasa resiste pero por dentro no tiene nada, est谩 hueco y amenaza con derrumbarse. Comenzamos diciendo que los pol铆ticos eran corruptos y se nos dijo que eso era populismo, que hay muchos muy honrados. Puede que s铆, seguramente que s铆, pero todos han participado de la corrupci贸n, del silencio culpable o, en 煤ltimo caso, de la falta de voluntad de regeneraci贸n real. La carcasa institucional est谩 tan podrida y agujereada que tiene que explotar. Y est谩 explotando, no otra cosa es el vuelco electoral. Aun ahora hay quien no lo entiende y sigue a sus cosas, como si nada. Y como si nada es haciendo lo mismo de antes, es decir, asegurar que se van a tomar medidas para tomar medidas en el sentido contrario o para no tomar ninguna. Lo que ahora se ha puesto de moda es gritar ante un auditorio de fieles la siguiente frase: “¡¡¡Quien la hace la paga!!” (Esto lo han dicho desde M陋 Dolores de Cospedal hasta Susana D铆az, siempre muy alto y de manera muy enf谩tica).

Pero como la verdad es que nadie la paga (o casi nadie) no deja de crecer la profunda sima que existe –y ya no tiene remedio– entre la ciudadan铆a y la clase pol铆tica. La verdad es que estos partidos no pueden regenerarse de ninguna manera, tienen demasiadas deudas pendientes, hay demasiados favores que se deben, hay una red clientelar y de silencios que si se corta a las bravas har铆a que todo el edificio cayera. Es posible –y deseable– que caiga en las urnas. Nuestras instituciones y nuestra clase pol铆tica est谩n tan podridas que la noticia de que un Presidente de la Generalitat recib铆a a los constructores y les cobraba una comisi贸n por las obras p煤blicas causa una conmoci贸n… pero menos. A los pocos d铆as la noticia ya no ocupa las primeras p谩ginas de los diarios y en poco tiempo ya no sabemos si estamos leyendo de Jordi Pujol o de Juli谩n Mu帽oz, tan parecido es el modus operandi: cobro de comisiones, bolsas de basura negras llenas de billetes, amantes y ex amantes etc. No s茅 si otro pa铆s resistir铆a este nivel de corrupci贸n que Felipe Gonz谩lez, modelo de Pedro S谩nchez, no cree que sea corrupci贸n. No sabemos si porque para Gonz谩lez este modo de actuar es tan corriente y lo conoce tan bien que lo ve normal. En realidad, normal deben verlo los que lo sab铆an y callaron, es decir, todos.

Los partidos no pueden regenerarse; simplemente no pueden. Para poder regenerarse de verdad, tendr铆an que expulsar a cientos, quiz谩 miles de cargos p煤blicos de sus filas, de alcaldes y alcaldesas, concejales/as, consejeros/as e incluso Presidentes de Comunidad. Los ERE, la G眉rtel, Navarra, Valencia, Alicante, B谩rcenas, Catalu帽a, Galicia, ahora tambi茅n Arag贸n… Yo me callo aqu铆 y t煤 no me molestas all铆. M谩s que de la casta yo hablar铆a de la mafia. Los partidos son la mafia y como tal se han comportado en estos a帽os, adue帽谩ndose de los huesos del Estado, de las vigas del edificio institucional, hasta dejarlo vac铆o.

Hay una cuesti贸n b谩sica sobre la que se levanta todo el sistema y que est谩 tan asumida que pocas veces se cuestiona ni desde los medios ni desde los propios partidos. No es normal, no es pol铆ticamente decente, que los pol铆ticos se conviertan en millonarios. Un pol铆tico millonario es sospechoso, s铆, y deber铆a impedirse que tal cosa pudiera darse. S贸lo hay dos maneras de hacerse millonario en pol铆tica: o bien robando, o bien convirti茅ndose en empleado de los poderes financieros o empresariales y haciendo las pol铆ticas que estos exigen; es decir, robando dinero o hurtando la democracia a la ciudadan铆a. Los pol铆ticos se supone que son representantes transitorios de la ciudadan铆a, deben asumir su cargo un tiempo, tener un sueldo digno y adecuado a su cargo, y marcharse de nuevo a sus anteriores ocupaciones. Mientras la pol铆tica siga convertida en un pasadizo r谩pido a la riqueza personal, no podr谩 regenerarse nada, porque todos se cubren.

Pens谩bamos que Marbella era una excepci贸n y que Jes煤s Gil y Juli谩n Mu帽oz eran unos ladrones de medio pelo. Ahora sabemos que lo 煤nico que les diferenciaba de los grandes ladrones es que eran unos horteras. Por lo dem谩s… m谩s o menos lo mismo. Todo era Marbella, aunque en los 90 no lo sab铆amos. Ahora s铆.


*http://beatrizgimeno.es/

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