OPINI脫N de Rafael Fernando Navarro.- “Cuando veo a los de las camisetas verdes o a los de la marea blanca, siempre pienso que vendr谩n a darnos las gracias porque nosotros, el Partido Popular, hemos salvado la sanidad y la educaci贸n” Lo ha dicho la se帽ora Cospedal en Guadalajara. Y ha enmarcado este producto de su intelectualidad en una sonrisa que es una carcajada en diferido. Porque Cospedal siempre lo envuelve todo en una sonrisa con mantilla y Corpus toledano. Y cree que revestida de la elegancia que da la custodia de Arfe, puede proclamarse secretaria del partido de los trabajadores, defensora de la transparencia, de conseguir el destierro de los b谩rcenas, de la blanca paloma que inspira a B谩帽ez en su creaci贸n de empleo, de la elevaci贸n de los salarios y de figura quijotesca que nos inmuniza contra la herencia recibida. Cospedal quedar铆a bien en una hornacina para que alguien organizara peregrinaciones de parados, de enfermos, de dependientes, de estudiantes, de trabajadores con sueldos propios de esclavitud. Y seguro que santa Cospedal arreglar铆a la situaci贸n para que todos disfrut谩ramos de un bienestar que nos estrope贸 el maldito Zapatero.
Los enfermos est谩n ah铆, luchando por una medicaci贸n salvadora de la hepatitis C., guardando la fila de una espera infinita para operarse de una cadera, muri茅ndose en las salas de urgencia sin ni siquiera intimidad para orinar, alist谩ndose en sillones de skay sintiendo hasta deseos de que alguien muera en una planta para que quede libre una cama y descansar la neumon铆a que puede llevar a la muerte a un enfermo cr贸nico de e.p.o.c. Y todos esos enfermos merecen el respeto de una secretaria general del Partido Popular, que desde el blasfemo culto al Corpus, proclama que han salvado la sanidad. Ella ha recortado el presupuesto de pediatr铆a oncol贸gica y ha cerrado la planta de ni帽os con c谩ncer del hospital de Toledo. La enfermedad es el desvalimiento 煤ltimo y radical por el que siempre pasa el ser humano. Y cuando se aplasta ese desvalimiento pisoteando con la falsedad su existencia, se llega, no a un medio de conseguir votos, sino a la crueldad en grado m谩ximo. La sanidad no est谩 salvada por este gobierno ni por el partido que lo sustenta, sino que han conseguido hacer del paciente una mercanc铆a para que revendido a la medicina privada sea productivo como un esti茅rcol que vivifica las billeteras de ciertas batas blancas.
Hay una marea verde de estudiantes que pueden serlo porque sus padres disponen de medios. Se regalan terrenos a la docencia impartida en colegios religiosos, pero se niegan becas para la chavaler铆a que viene de un taxista o un alba帽il. Debe quedar claro que la ciencia, la investigaci贸n es cosa de ricos y que los pobres deben ser los que ejerzan un oficio manual. Pero es que ni siquiera se han promovido centros para esa ense帽anza profesional. Y los pobres tienen que quedarse en las orillas del saber porque en realidad para qu茅 necesitan los pobres la cultura.
Y cuando los enfermos o los estudiantes avanzan en mareas verdes y blancas, Cospedal, Wert, Fern谩ndez D铆az, Rajoy s贸lo ven izquierdistas radicales, filoetarras que quieren dinamitar una democracia hecha a medida de un partido que ha roto el estado de bienestar porque los derechos deben dejar de ser derechos. Y se niega el hambre, el abandono de los dependientes. Y se dice sin rubor que s贸lo hay que contratar a mujeres que no sean f茅rtiles por su edad, despreciando la grandeza de su maternidad. Se quiere evitar el aborto por una parte y por otra s贸lo se da cabida laboral a las que ya no pueden ser madres. Lo dice M贸nica Oriol, presidenta del C铆rculo de Empresarios, sin que ninguno de sus representados le haya echado en cara el v贸mito que produce o铆rla.
Cuando a los ciudadanos se nos proclaman c铆nicamente estas coordenadas, se nos arranca la democracia a jirones, se nos astillan los derechos y se nos roba la dignidad. La corrupci贸n no puede reducirse a una cuesti贸n econ贸mica. Decir lo que ciertos pol铆ticos dicen es una corrupci贸n m谩s lacerante que la que produce robar dinero. Cuando a cambio de cuatro horas de trabajo al mes y un salario de cien euros se certifica que se crea empleo, se est谩 inyectando crueldad y humillaci贸n en ese trabajador o trabajadora que tienen que arrodillarse ante el chantaje porque hay tres ni帽os en casa que piden un vaso de leche, s贸lo un vaso de leche, como cena.
No soporto este cinismo, esta crueldad. Deber铆an recordar algunos pol铆ticos ufanos del n煤mero de votos obtenidos, que la mayor铆a absoluta siempre la tiene el pueblo. Y que los pueblos se cansan de sufrir la esclavitud y que tarde o temprano s贸lo los pobres tienen el poder porque no tienen poder que perder. Parad贸jico, pero 煤nicamente los pobres hacen las revoluciones.