Por Antonio Campillo.- La revista Sociolog铆a Hist贸rica dedica su n潞 4 (diciembre de 2014) al centenario de la Primera Guerra Mundial, con el t铆tulo "1914-2014: La Gran Guerra y nosotros. Cien a帽os despu茅s ". En ese n煤mero aparece una nota cr铆tica m铆a sobre el libro de Enzo Traverso, A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914-1945), Valencia, Publicacions de la Universitat de Val猫ncia, 2009 (orig. franc茅s: 2007). En este cuaderno de notas, ya escrib铆 un comentario sobre el historiador italiano Enzo Traverso en marzo de 2012. A continuaci贸n, reproduzco la nota cr铆tica con las referencias bibliogr谩ficas al final del texto.

La Guerra Civil Europea (1914-1918)
Hace ahora cien a帽os, en el verano de 1914, estall贸 en el coraz贸n de la Europa civilizada una guerra extremadamente b谩rbara que dur贸 m谩s de cuatro a帽os y que puso fin a lo que el escritor judeo-austr铆aco Stefan Zweig llam贸 “el mundo de ayer” [1]: los grandes imperios continentales (alem谩n, austro-h煤ngaro, otomano y zarista), el parlamentarismo decimon贸nico, la econom铆a liberal del laissez faire, los imperios coloniales de las potencias euro-atl谩nticas (Reino Unido, Francia, Holanda, Portugal y Espa帽a) y la fe moderna en el progreso irreversible de la raz贸n, la justicia y la paz.
En los primeros meses de la guerra, las poblaciones de los Estados enemigos y sus principales partidos pol铆ticos (fuesen conservadores, liberales o socialdem贸cratas) aplaudieron mayoritariamente a sus gobiernos y se entregaron a una entusiasta movilizaci贸n social, no solo mediante el alistamiento militar y la econom铆a de guerra, sino tambi茅n mediante la propaganda cultural. En efecto, las 茅lites intelectuales y profesionales (fil贸sofos, historiadores, cient铆ficos, escritores, artistas, periodistas, abogados, m茅dicos, ingenieros, etc.) emprendieron su propia guerra ideol贸gica, con toda clase de manifiestos, libros, art铆culos, obras art铆sticas, m铆tines, etc. Ciertamente, hubo tambi茅n algunos intelectuales antibelicistas, pero tuvieron escaso eco y adem谩s fueron acusados de traidores tanto por los german贸filos como por los aliad贸filos.
La confrontaci贸n entre los imperios centrales (Alemania y Austria-Hungr铆a) y los pa铆ses aliados (Francia, Reino Unido y Rusia), a los que luego se unieron Bulgaria y el imperio otomano (junto a los imperios centrales), e Italia, Jap贸n y Estados Unidos (junto a los aliados), fue tan terrible que enseguida acab贸 con el primer ardor guerrero y con su idealizaci贸n rom谩ntica, porque la nueva “guerra total” ya no distingu铆a entre objetivos civiles y militares, y porque adem谩s dispuso de unos ej茅rcitos inmensos (m谩s de 70 millones de militares movilizados) y de unas nuevas armas (tanques, aviones, gases t贸xicos, etc.) con una capacidad de destrucci贸n sin precedentes, gracias al desarrollo combinado de la moderna maquinaria estatal, industrial y tecno-cient铆fica.
Hubo unos 20 millones de muertos, y m谩s de la mitad fueron civiles. Y tras la guerra quedaron los mutilados, los traumatizados, los hu茅rfanos, las viviendas e infraestructuras destruidas, las econom铆as deprimidas, la arrogancia de los vencedores, el resentimiento de los vencidos y unos reg铆menes pol铆ticos sometidos a conflictos internos, golpes de Estado y revueltas m谩s o menos revolucionarias. La experiencia de esta guerra fue tan traum谩tica que incluso puso en cuesti贸n el concepto mismo de “experiencia”, en cuanto transmisi贸n generacional de lo vivido. El pensador judeo-alem谩n Walter Benjamin lo se帽al贸 con su habitual lucidez en un art铆culo de 1933:
Sab铆amos muy bien lo que era la experiencia: los mayores se la hab铆an pasado siempre a los m谩s j贸venes (…) Pero ¿d贸nde ha quedado todo eso? ¿Qui茅n encuentra hoy gentes capaces de narrar como es debido? (…) La cosa est谩 clara: la cotizaci贸n de la experiencia ha bajado y precisamente en una generaci贸n que de 1914 a 1918 ha tenido una de las experiencias m谩s atroces de la historia universal (…) Entonces se pudo constatar que las gentes volv铆an mudas del campo de batalla. No enriquecidas, sino m谩s pobres en cuanto a experiencia comunicable (…) Una pobreza del todo nueva ha ca铆do sobre el hombre al tiempo que ese enorme desarrollo de la t茅cnica. [2].
Por eso, los ciudadanos europeos que sufrieron en su propia carne “una de las experiencias m谩s atroces de la historia universal” la llamaron la Gran Guerra o la Guerra Mundial. Los americanos, en cambio, la vivieron con cierta distancia y prefirieron llamarla la Guerra Europea. Hoy la conocemos como la Primera Guerra Mundial, porque tras los convulsos a帽os veinte y treinta, estall贸 la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que en cierto modo fue la prolongaci贸n y radicalizaci贸n de la anterior; porque en esa nueva guerra volvieron a enfrentarse los mismos enemigos (aunque algunos pa铆ses cambiaron de bando, como la Italia de Mussolini y el Jap贸n de Hirohito, que se unieron a la Alemania de Hitler); y porque a las v铆ctimas de la “guerra total” se a帽adieron las de los “Estados totales” o “totalitarios”, con sus campos de concentraci贸n y de exterminio, lo que hizo de esta guerra la mayor y m谩s mort铆fera de toda la historia de la humanidad (entre 50 y 70 millones de muertos) y la que expuls贸 a m谩s personas de su hogar (unos 60 millones).
Adem谩s, en la mal llamada 茅poca de “entreguerras” no s贸lo se vivi贸 el crack financiero de 1929 y la consiguiente Gran Depresi贸n de los a帽os treinta, sino que tambi茅n se produjo lo que George Mosse ha denominado la “brutalizaci贸n” de todos las relaciones sociales (entre naciones, entre clases sociales, entre ideolog铆as pol铆ticas, etc.) [3]. En esas dos d茅cadas, se multiplicaron las revoluciones (comenzando por la revoluci贸n bolchevique de 1917), las huelgas del movimiento obrero, los atentados terroristas contra pol铆ticos, empresarios y financieros, las bandas de matones patronales contra los l铆deres sindicales, los movimientos de masas disciplinados y militarizados, las guerras civiles (como la Guerra Civil espa帽ola de 1936-1939, que fue utilizada por Hitler y Mussolini como un preludio de la Segunda Guerra Mundial) y los reg铆menes totalitarios de diverso signo pol铆tico (fascista, nazi, estalinista, franquista, etc.).
Por todo ello, hay una serie de historiadores que en los 煤ltimos a帽os han comenzado a considerar las dos guerras mundiales y el periodo transcurrido entre ellas como un ciclo hist贸rico 煤nico, al que han dado el nombre de Guerra Civil Europea, porque durante m谩s de treinta a帽os desgarr贸 a todo el continente en una serie encadenada de guerras, revoluciones, deportaciones y genocidios, de la que forman parte el fascismo italiano, el nazismo alem谩n y el comunismo sovi茅tico, pero tambi茅n la Guerra Civil espa帽ola (1936-1939) y el r茅gimen totalitario de Franco (1939-1975) [4].
El concepto de “guerra civil europea” ha sido utilizado para defender interpretaciones historiogr谩ficas y pol铆ticas muy diferentes: desde el alem谩n Ernst Nolte (que explica la g茅nesis del nazismo como una reacci贸n e imitaci贸n del bolchevismo ruso y establece una equiparaci贸n entre Auschwitz y el Gulag, dos tesis que el fil贸sofoJ眉rgen Habermas critic贸 duramente por su “revisionismo” y que suscitaron la “controversia de los historiadores” o Historikstreit en la Alemania de mediados de los a帽os ochenta) [5], hasta el brit谩nico Eric Hobsbawn y el franc茅s Fran莽ois Furet, uno marxista y otro ex marxista (aunque ambos entienden la “guerra civil europea” como un conflicto extremo entre ideolog铆as y reg铆menes pol铆ticos (liberalismo, fascismo y comunismo), pasando por la equilibrada visi贸n del espa帽olJuli谩n Casanova (especialista en la Guerra Civil espa帽ola y en el franquismo) y del italiano Enzo Traverso (heredero de la l煤cida cr铆tica de la modernidad formulada por los grandes fil贸sofos judeo-alemanes que sufrieron el doble trauma del nazismo y el estalinismo).

La historiograf铆a sobre la Gran Guerra ha pasado por tres etapas, tal y como han se帽alado Antoine Prost yJay Winter [6]: desde 1918 hasta 1945, predominaron los estudios de historia pol铆tica, diplom谩tica y militar, que se basaban en documentos oficiales y que trataban de identificar a los culpables del conflicto; tras la Segunda Guerra Mundial, y por influjo de la escuela de los Annales, se inicia una historia social de la guerra que comienza a interesarse por los combatientes y los civiles, por las complejas relaciones entre guerra de naciones, luchas de clases y revoluci贸n social, y por la continuidad entre las dos guerras mundiales, consideradas como una sola “guerra de treinta a帽os”; finalmente, desde mediados de los a帽os setenta, paralelamente al “giro cultural” que se estaba dando en el conjunto de la historiograf铆a y de las ciencias sociales, comienzan a proliferar los estudios sobre las dimensiones culturales de la guerra e incluso comienza a hablarse de las “culturas de guerra”, en las que tuvieron un papel muy importante los intelectuales, escritores, cient铆ficos, artistas, etc. En este marco se inscriben los recientes estudios sobre el papel de los intelectuales en la Gran Guerra y, m谩s all谩 de ella, en el conjunto de la Guerra Civil Europea [7].
En efecto, la Gran Guerra fue tambi茅n una h“guerra de manifiestos”: comenz贸 con el “Manifiesto al mundo civilizado” de 93 intelectuales alemanes que salieron en defensa de su pa铆s, y continu贸 con otros manifiestos de intelectuales franceses, ingleses, estadounidenses, catalanes, espa帽oles, etc., que defendieron a las potencias aliadas. Todos ellos entend铆an que en la Gran Guerra estaba en juego algo m谩s que un trozo de tierra: estaban en juego los ideales de la civilizaci贸n europea, que unos condensaban en la Kultur defendida por Alemania y otros en la Civilisation defendida por Francia y Reino Unido. Hubo tambi茅n una minor铆a de intelectuales pacifistas que se pronunciaron en contra de la guerra y a favor de la unidad de los pueblos europeos (el escritor franc茅s Romain Rolland, el ya citadoStefan Zweig, el cient铆fico judeo-alem谩n Albert Einstein, el fil贸sofo ingl茅s Bertrand Russell, el escritor y fil贸sofo catal谩n Eugenio d’Ors, la pensadora y activista judeo-alemana Rosa Luxemburgo, etc.), pero, como ya he dicho antes, fueron menospreciados e incluso acusados de traidores [8].
Algunos de los intelectuales europeos que vivieron en la primera mitad del siglo XX fueron muy conscientes de estar asistiendo a una guerra civil europea, pues no se trataba solamente de un conflicto internacional entre Estados, sino tambi茅n de un conflicto civil transnacional o continental que era interior a todos los Estados europeos y que enfrentaba violentamente a clases sociales, ideolog铆as pol铆ticas, modelos socio-econ贸micos e incluso concepciones del mundo, como la Kulturgerm谩nica y la Civilisation anglo-franco-latina. El economista judeo-h煤ngaro Karl Polanyi escribi贸 en 1944 La gran transformaci贸n [9], para explicar c贸mo el liberalismo econ贸mico del siglo XIX y su utop铆a del mercado universal autorregulado hab铆a socavado las bases sociales del propio capitalismo y, por ello mismo, hab铆a dado lugar a “contramovimientos” de muy diverso signo y a la “gran transformaci贸n” sufrida por Europa en la primera mitad del siglo XX: la Gran Depresi贸n econ贸mica de la d茅cada de 1930, los primeros gobiernos socialdem贸cratas y de Frente Popular, los reg铆menes totalitarios de signo fascista y comunista, y, finalmente, las dos guerras mundiales en las que se hab铆an enfrentado naciones, clases sociales, ideolog铆as y bloques geopol铆ticos opuestos.
Por su parte, la pensadora judeo-alemana Hannah Arendt public贸 en 1951 Los or铆genes del totalitarismo [10], en donde tambi茅n presenta la Gran Guerra como la “explosi贸n” del Viejo Mundo, como la crisis irreparable de la modernidad europea, como la desaparici贸n de lo que Stefan Zweig llam贸 “el mundo de ayer”, como el derrumbe no s贸lo de los grandes imperios continentales y coloniales, sino tambi茅n de la idea moderna del Estado-naci贸n soberano, y, por tanto, de una ciudadan铆a y unos derechos humanos asociados a la pertenencia nacional. Por eso, Arendt describe los a帽os veinte y treinta no como un intervalo de paz sino como un encadenamiento de “guerras civiles” m谩s crueles y sangrientas que las antiguas “guerras de religi贸n”, cuya culminaci贸n fue una nueva guerra mundial todav铆a m谩s devastadora que la primera.
A pesar de que Espa帽a se declar贸 oficialmente neutral, los partidos pol铆ticos y los intelectuales espa帽oles participaron muy activamente en la guerra ideol贸gica y cultural, y se dividieron internamente entre german贸filos, aliad贸filos y europe铆stas. Uno de los aliad贸filos, Miguel de Unamuno, no vacil贸 en describir la Gran Guerra como una guerra civil europea y, al mismo tiempo, como una guerra civil entre las dos Espa帽as, la de la autocracia b谩rbara y militarista, y la de la democracia civilizada y liberal, de modo que la guerra europea contra el imperialismo germ谩nico deb铆a conllevar una revoluci贸n en el seno de Espa帽a contra el r茅gimen neutralista de Alfonso XIII:
Esta guerra, y hay que decirlo muy alto y repetirlo muchas veces, es m谩s que una guerra una revoluci贸n europea, es la revoluci贸n. Como guerra, es la guerra civil de Europa y toda guerra civil es siempre una revoluci贸n. Y esto lo saben muy bien los de la neutralidad a todo trance y a toda costa. Porque esta guerra ha suscitado la guerra civil tambi茅n en Espa帽a. Espa帽a est谩 hoy en guerra civil aunque no andemos a tiros unos espa帽oles con otros. La guerra civil, o sea la revoluci贸n, ha entrado tambi茅n en Espa帽a aunque luego con la paz, se corte sin darnos bastante fruto. Y eso de la neutralidad a todo trance y costa pase lo que pasare no es m谩s que una maniobra de la guerra civil. Y nada tiene que ver con el patriotismo. [11].

En mi opini贸n, el mejor estudio de conjunto sobre la Guerra Civil Europea es A sangre y fuego, del italiano Enzo (o Vincenzo) Traverso. Este autor es uno de los m谩s destacados historiadores de la Europa del siglo XX, especialmente de sus conflictos m谩s traum谩ticos (guerras, revoluciones, deportaciones, genocidios, etc.) y de los intelectuales que los han experimentado en carne propia y han reflexionado sobre ellos. Traverso ha escrito sobre el nazismo, la Shoah, el marxismo y la cuesti贸n jud铆a, el exilio de los jud铆os alemanes, el itinerario intelectual de Siegfried Kracauer, la reflexi贸n de los intelectuales sobre Auschwitz, los debates en torno al concepto de totalitarismo, la relaci贸n entre memoria, historia y pol铆tica, y, por supuesto, la “guerra civil europea”, que es una especie de compendio de todos sus trabajos anteriores. Es dif铆cil encontrar a un historiador que sepa reconstruir los complejos v铆nculos entre la historia de los hechos y la historia de las ideas, y Traverso lo hace muy sabiamente, con un gran dominio de las fuentes documentales. Por eso, hoy es reconocido como uno de los mayores especialistas en la historia intelectual de la primera mitad del siglo XX. Afortunadamente, la mayor parte de sus libros han sido traducidos al castellano, entre otras cosas porque Traverso conoce bien la Espa帽a del siglo XX, est谩 en contacto con colegas espa帽oles y ha dado conferencias en varias ciudades de nuestro pa铆s.
Su libro A sangre y fuego es un magn铆fico an谩lisis hist贸rico, pol铆tico y filos贸fico de la “guerra civil europea” que desgarr贸 al continente durante la primera mitad del siglo XX. Traverso adopta un juicio ecu谩nime y a la vez comprometido con las graves cuestiones que est谩n en juego. Entre otras cosas, porque quiere comprender con la debida distancia cr铆tica la experiencia hist贸rica que 茅l mismo hered贸 durante su infancia y adolescencia en su Piamonte natal y en la Italia de los a帽os setenta, cuando milit贸 en una organizaci贸n “revolucionaria” (Potere Operaio). Por eso, evita caer en el dilema simplista entre fascismo y antifascismo, pero tambi茅n evita meter en el mismo saco a todos los contendientes (fascistas y antifascistas) bajo el r贸tulo com煤n de violentos y totalitarios, para adoptar la perspectiva humanitarista y apol铆tica de las “v铆ctimas” de cualquier conflicto. Traverso se niega a aplicar de forma retrospectiva y anacr贸nica estos moldes interpretativos tan burdos y maniqueos. Por el contrario, trata de comprender la complejidad de las situaciones pol铆ticas y personales a las que tuvieron que enfrentarse los protagonistas de los hechos, fuese cual fuese su nacionalidad, su religi贸n, su clase social, su sexo, su edad, su ideolog铆a pol铆tica, etc.
Adem谩s, en lugar de adoptar como procedimiento expositivo el mero relato cronol贸gico de los hechos pol铆ticos, diplom谩ticos, militares, etc., el autor de A sangre y fuego analiza de forma tem谩tica y problem谩tica los diferentes aspectos sociales e intelectuales de ese fen贸meno multifac茅tico y de larga duraci贸n que fue la “guerra civil europea”. En la primera parte del libro, analiza los aspectos sociales, lo que 茅l llama “pasajes al acto”: la secuencia de la guerra, los tipos de combatientes y de violencia, la guerra contra los civiles y, por 煤ltimo, el modo de juzgar y tratar a los enemigos. En la segunda parte, analiza las dimensiones intelectuales, lo que 茅l llama las “culturas de guerra”: los presagios de la cat谩strofe, la fiebre chauvinista, la moral del honor, los imaginarios de la violencia, la cr铆tica de las armas y, por 煤ltimo, las antinomias del antifascismo. Traverso consigue analizar de forma equilibrada y l煤cida, en apenas 250 p谩ginas, todos estos aspectos tan diversos, problem谩ticos y entrecruzados.
Seg煤n el autor, la “guerra civil europea” tuvo tres caracter铆sticas fundamentales: no enfrent贸 solo a pa铆ses sino tambi茅n a clases sociales, reg铆menes pol铆ticos, concepciones ideol贸gicas y culturales, etc.; adopt贸 las formas m谩s diversas y extremas de violencia: guerras, revoluciones, deportaciones, genocidios, etc.; y, como consecuencia de lo anterior, problematiz贸 las categor铆as morales, jur铆dicas, pol铆ticas, hist贸ricas y filos贸ficas que el Occidente moderno hab铆a heredado de la Ilustraci贸n. No puedo resumir aqu铆 los muchos aciertos de este libro, pero s铆 puedo decir que deber铆a ser de lectura obligada para todo ciudadano europeo que quiera comprender el pasado cercano de la Europa moderna y enfrentarse con lucidez a los retos del siglo XXI.
La Guerra Civil Europea de la primera mitad del siglo XX fue, seg煤n Traverso, una nueva Guerra de los Treinta A帽os, an谩loga a la que tuvo lugar en los inicios de la Europa moderna (1618-1648). Aquella concluy贸 con la Paz de Westfalia (1648), que traz贸 el mapa territorial y jur铆dico de la Europa moderna, vigente hasta comienzos del siglo XX. La segunda Guerra de los Treinta A帽os (1914-1945) concluy贸 con el fin de la hegemon铆a europea, la creaci贸n de la ONU, el inicio de la Guerra Fr铆a entre Estados Unidos y la URSS (concluida en 1991), la formaci贸n de los Estados de bienestar (combatidos por el neoliberalismo desde los a帽os ochenta), el largo e inacabado proceso de construcci贸n de la Uni贸n Europea (cada vez m谩s debilitada ante el poder del capitalismo neoliberal y de las nuevas potencias emergentes), y el nacimiento de una sociedad global cada vez m谩s compleja, interdependiente e incierta, que tiene en sus manos la posibilidad de provocar el colapso de la humanidad o bien la posibilidad de evitarlo mediante un cambio de rumbo y la constituci贸n de un nuevo r茅gimen cosmopolita de convivencia, que sea a un tiempo sostenible y solidario.
Notas
[1] Stefan Zweig, El mundo de ayer. Memorias de un europeo, trad. de J. Fontcuberta y A. Orzeszek, Acantilado, Barcelona, 2002 (orig. alem谩n 1942). Merece la pena leer tambi茅n la rese帽a que la judeo-alemana Hannah Arendt dedic贸 en 1943 a la edici贸n inglesa de esta obra, en la que critica el apoliticismo de su autor y de otros muchos jud铆os ilustres como 茅l, que creyeron poder asimilarse al mundo burgu茅s europeo: “Los jud铆os en el mundo de ayer. A prop贸sito de The World of Yesterday, an Autobiography, de Stefan Zweig”, en La tradici贸n oculta, Paid贸s, Barcelona, 2004, pp. 75-88.
[2] Walter Benjamin, “Experiencia y pobreza”, en Discursos interrumpidos I. Filosof铆a del arte y de la historia, ed. de J. Aguirre, Taurus, Madrid, 1973, pp. 165-173.
[3] George L. Mosse, De la Grande Guerre au totalitarisme. La brutalisation des societ茅s europ茅ennes, Hachette, Par铆s, 1999.
[4] Ernst Nolte, La guerra civil europea, 1917-1945. Nacionalsocialismo y bolchevismo, FCE, M茅xico, 2001 (orig. alem谩n 1987, 2陋 ed. rev. y aum. 1997); Eric J. Hobsbawm,Historia del siglo XX. La era de los extremos (1914-1991), Cr铆tica, Barcelona, 2012 (orig. ingl茅s 1994); Fran莽ois Furet, El pasado de una ilusi贸n. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX, FCE, Madrid, 1995 (orig. franc茅s 1995); Fran莽ois Furet y Ernst Nolte, Fascismo y comunismo, Alianza, Madrid, 1999; Paul Preston, “La Guerra Civil europea: 1939-1945”, en Claves de Raz贸n Pr谩ctica, 53 (1995), pp. 2-23; Enzo Traverso, A sangre y fuego: De la guerra civil europea (1914-1945), Publicacions de la Universitat de Val猫ncia, Valencia, 2009 (orig. franc茅s 2007); Jos茅 Luis Comellas, La guerra civil europea (1914-1945), Rialp, Madrid, 2010; Juli谩n Casanova, Europa contra Europa, 1914-1945, Cr铆tica, Barcelona, 2011.
[5] Thomas Mann, Ernst Nolte y J眉rgen Habermas, Hermano Hitler. El debate de los historiadores, trad. de V. M. Herrera, Herder, M茅xico, 2011.
[6] Antoine Prost y Jay Winter, Penser la Grand Guerre. Un essai d’historiographie, Seuil, Par铆s, 2004.
[7] Sobre el papel de los intelectuales en la Primera Guerra Mundial: Christophe Prochasson y Anne Rasmussen, Au nom de la patrie. Les intellectuels et la premi猫re guerre mondiale (1910-1919), La D茅couverte, Par铆s, 1996; Kurt Flasch, Die geistige Mobilmachung. Die deutschen Intellektuellen und der Erste Weltkrieg. Ein Versuch, Verlag Alexander Fest, Berl铆n, 2000; Hans Joas, “Ideolog铆as de la guerra. La Primera Guerra Mundial en el espejo de las ciencias sociales contempor谩neas”, en Guerra y modernidad. Estudios sobre la historia de la violencia en el siglo XX, Paid贸s, Barcelona, 2005, pp. 83-117; Nicolas Beaupr茅, 脡crire en guerre, 茅crire la guerre. France, Allemagne 1914-1920, CNRS, Par铆s, 2006. Sobre la implicaci贸n de los intelectuales espa帽oles: Maximiliano Fuentes Codera, Espa帽a en la Primera Guerra Mundial. Una movilizaci贸n cultural, pr贸logo de J. 脕lvarez Junco, Akal, Madrid, 2014.
[8] Romain Rolland, M谩s all谩 de la contienda, trad. de C. Primo, pr贸logo de S. Zweig, Capit谩n Swing y N贸rdica Libros, Madrid, 2014.
[9] Karl Polanyi, La gran transformaci贸n. Cr铆tica del liberalismo econ贸mico, trad. y pres. de J. Varela y F. 脕lvarez-Ur铆a, La Piqueta, Madrid, 1989, y Los l铆mites del mercado, trad. de I. P茅rez, pres. de C. Rendueles, Capit谩n Swing, Madrid, 1914.
[10] Hannah Arendt, Los or铆genes del totalitarismo, 3 vols., trad. de G. Solana, Alianza, Madrid, 1981.
[11] Miguel de Unamuno, “Patriotismo negativo”, en La Publicidad, 21 de abril de 1917, p. 1. Cit. en Maximiliano Fuentes Codera, Espa帽a en la Primera Guerra Mundial. Una movilizaci贸n cultural, o.c., p. 159.
*Antonio Campillo es Catedr谩tico de Filosof铆a en la Universidad de Murcia. Fuente: https://webs.um.es/campillo/miwiki/doku.php?id=octubre_2014