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Navidad sin fronteras

OPINI脫N de Leonora Esquivel.- Navidad es 茅poca de paz, compasi贸n, amor, eso se nos dice y eso queremos creer e intentamos practicar. Sin embargo, la 茅poca navide帽a lanza mensajes contradictorios: nos incita a la paz y a la espiritualidad, y al mismo tiempo inculca consumismo y ego铆smo. La mayor铆a no quiere saber los m茅todos de producci贸n de los regalos que da o recibe, ni del men煤 que alegremente degustar谩 en familia. Tampoco se preocupa por el destino final del 谩rbol que fue talado para decorar temporalmente sus hogares y que luego de un par de meses terminar谩 en la basura, ni por los pl谩sticos, envolturas y desechos no siempre amistosos con el planeta. No queremos saber cosas que nos incomoden, que puedan hacernos sentir responsables de nuestras, aparentemente, superficiales decisiones.

Si nos apegamos estrictamente a la tradici贸n, Navidad es una fecha para celebrar el nacimiento de Jes煤s, quien vino al mundo a lanzar un mensaje de amor a trav茅s de frases como “Amar谩s a tu pr贸jimo como a ti mismo”, o “No matar谩s”. No creo que 茅l hablara exclusivamente de un pr贸jimo humano o de no matar 煤nicamente a los miembros de la propia especie. El Amor verdadero no pone esos l铆mites arbitrarios, somos nosotros quienes acomodaticiamente trazamos fronteras para designar quien s铆 es merecedor de nuestra consideraci贸n moral y qui茅n no.

Para regalar “algo original”, en Navidad aumenta tambi茅n la compra-venta de animales de compa帽铆a. Una vez pasada la euforia del cachorro, un 30 por ciento de los animales adquiridos -y sus cr铆as- son abandonados por no asumir lo que implica compartir la vida con un perro o un gato. Si hemos decidido incluir a un nuevo miembro en nuestra familia, lo mejor es adoptarlo de un refugio o rescatarlo de la calle.

Este mensaje no ha de tomarse como una cr铆tica a la celebraci贸n o al consumismo –condenable por muchas razones- sino como una invitaci贸n a asumir el gran poder que tenemos como consumidores en cada una de nuestras elecciones al optar entre la vida y la muerte de otros animales, y el cuidado o deterioro de nuestro medio ambiente.

Respetamos aquello con lo que nos vinculamos, con lo que de una u otra forma nos identificamos o percibimos cercano. Con los animales no humanos compartimos m谩s de lo que nos permitimos ver: miedo, dolor, sed, hambre, fr铆o, soledad, aburrimiento, tristeza, pero tambi茅n alegr铆a, placer, tranquilidad, gusto por la compa帽铆a y el juego. Intentamos, como ellos, disfrutar al m谩ximo de la existencia.

El amor, la compasi贸n, la solidaridad, no tienen fronteras ni se limitan a seres de nuestra propia especie. En eso radica la generosidad y el verdadero esp铆ritu de paz que habr铆a de permear no s贸lo esta temporada, sino la cotidianidad.

Nosotros tenemos muchos deseos, los animales, en cambio, s贸lo desean vivir, ser libres y no ser torturados. No nos cuesta mucho concederles eso ¿o s铆?

Los invito a que esta navidad incluyan a los animales en su coraz贸n y los dejen fuera de su mesa. Con empat铆a y respeto podemos construir el mundo que queremos.

¡Felices Fiestas para todos!




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