OPINI脫N de Jorge Riechmann.- “La condici贸n humana no da para m谩s”, viene a decir un joven amigo con cierta resignaci贸n…[1] Desde luego, no deber铆amos permitirnos ilusiones en cuanto a lo que somos: el optimismo antropol贸gico sale demasiado caro.
Lo cierto es que la idea normativa de florecimiento de todos los seres vivos resulta probablemente excesiva para quienes pensamos que no hubo ni habr谩 para铆sos (y que incluso resulta peligroso fantasear con para铆sos). Rebajarla un poco, quiz谩 hasta que d茅 de s铆 la m谩s modesta idea normativa de existencia decente que propon铆a Isaiah Berlin, probablemente supone un buen movimiento.[2]
Suelo decir que somos simios averiados. Pero a partir de tal constataci贸n, ¿qu茅? Si llegamos a la conclusi贸n de que ni siquiera podemos permitirnos una modesta 茅tica universalista y transespec铆fica, ¡apaga y v谩monos! Mejor ser铆a entonces que el anthropos despareciera lo m谩s r谩pidamente posible de la faz de la Tierra. Si s贸lo vamos a ser simios averiados que manejan armas nucleares, mejor extinguirnos –y mejor pronto que tarde.
La otra opci贸n nos lleva a una reflexi贸n sobre los procesos de autoconstrucci贸n (personal y colectiva) y conversi贸n… He tratado de caminar unos pasos por esa senda en mi libro Autoconstrucci贸n.[3]
[1] Me escrib铆a en un correo electr贸nico: “Creo que tenemos que afrontar seriamente las implicaciones de la esterilidad social de la verdad de la crisis socio-ecol贸gica (sin saber a d贸nde conduce afrontar esto seriamente, si al monasterio o la mentira pol铆tica). Tambi茅n creo que nos convendr铆a clarificar, con precisi贸n casi obsesiva, las posibilidades de ajuste y regateo del capitalismo para estirar (a costa de lo que ya sabemos, pero dejando eso a un lado) la continuidad de la normalidad percibida (que es de todo menos normal, pero es la que opera a nivel pol铆tico). Y no s茅 porque vengo pensando 煤ltimamente que nuestros an谩lisis son tambi茅n poco operativos porque al dibujar el terreno del desastre ampliamos demasiado el terreno de la mirada (solidaridad intergeneracional, otras especies)…. cosa que por supuesto es irrenunciable en un terreno moral, pero me parece que conduce a un planteamiento que es inasumible para las grandes mayor铆as… Mi padre dijo algo de pasada en una comida el otro d铆a que me hizo pensar… dijo algo as铆 como que 茅l no pod铆a echar en cara nada a la generaci贸n de sus padres, y menos a la de sus abuelos… ¿Realmente la humanidad de finales del siglo XXI va a pensar en nosotros como agentes responsables de su desgracia o va a ver la historia con un cierto fatalismo sin sujeto? ¿Podemos nosotros pensar en la generaci贸n de obreros alemanes que no hizo la revoluci贸n en 1919 como agentes responsables de la derrota del socialismo? ¿Podemos establecer con ellos alg煤n tipo de di谩logo moralmente efectivo? ¿Y en el tr谩fico esclavista que ciment贸 la acumulaci贸n de capital europeo? No s茅, me hizo pensar que a veces nuestros an谩lisis quiz谩 apuntan muy alto… y quiz谩 es consustancial al ser humano un alto nivel de desconexi贸n generacional, que hace que las grandes mayor铆as vayan a abordar lo que pase siempre desde su coyuntura particular… Esto por supuesto no implica que tengamos que asumir una estrechez de miras trimestral, como pregona el neoliberalismo, pero no s茅, igual estamos exigiendo demasiado al com煤n de los ciudadanos, y planteando un escenario moral que es sustancialmente aristocr谩tico y por tanto potencialmente totalitario… Planteo dudas difusas, no tengo ninguna respuesta…”
[2] “Creo que no hay nada m谩s destructor de vidas humanas que la convicci贸n fan谩tica sobre la vida perfecta, aliada al poder pol铆tico o militar. Nuestro siglo [XX] proporciona terribles pruebas de esa verdad. Creo en el trabajo por una sociedad m铆nimamente decente. Si m谩s all谩 de esto podemos avanzar hacia una vida m谩s rica, tanto mejor. Pero es que en muchos pa铆ses no tenemos siquiera un m铆nimo de decencia.” Isaiah Berlin en Ramin Jahanbegloo, Conversaciones con Isaiah Berlin, Arcadia, Barcelona 2009, p. 88. Cf. tambi茅n p. 173 sobre el significado de “vida decente”.
[3] Catarata, Madrid 2015.