OPINI脫N de Ricardo Luis Mascheroni, Argentina.- Recientemente un Fiscal de la Naci贸n que acertado o no, investigaba, quiero creer que imparcialmente, una cuesti贸n sensible de Estado, como fue el atentado a la AMIA, ha muerto, en circunstancias cuando menos dudosas y todos deber铆an, por prudencia, antes de emitir una opini贸n al respecto, esperar que la justicia dilucide el caso.
A partir de este hecho luctuoso y preocupante, se ha desatado en el pa铆s un verdadero aquelarre al que nadie quiere faltar, comunicacional, pol铆tico e institucional, pocas veces visto, que casi nada aporta al esclarecimiento del hecho ni a la tranquilidad general, y que engrosa el “rating de la muerte”, al que algunos medios nos tienen acostumbrados.
El Gobierno que se cree poseedor de todas la verdades y la oposici贸n, fogoneada por sectores de la prensa e intereses visibles y no tanto, aportan jugosamente su granito de arena a la confusi贸n general.
Debo confesar que ninguno de los que ha opinado sobre el caso (seguramente hay excepciones) me ha sorprendido por el tino, la prudencia, correcci贸n o sensatez de sus planteos.
Estamos frente a un verdadero dislate en su acepci贸n etimol贸gica, o sea un disparate o desprop贸sito disparado a lo loco, a diestra y siniestra, que va ganando por goleada.
Es necesario analizar en qu茅 contexto se produce el hecho, sobre todo cuando transit谩bamos un Enero tranquilo, en que las apostillas electorales se centraban en ver si el oficialismo ganaba o no las elecciones del corriente a帽o, en primera vuelta o no, frente a la orfandad pat茅tica de todo el arco opositor.
En ese panorama el diablo meti贸 la cola como dir铆a mi abuelo o alguien abri贸 la Caja de Pandora y las consecuencias est谩n a la vista.
Antes de continuar la presente, dejo expuesta mi desconfianza en los hechos fortuitos, casualidades o detonantes rutilantes, y estoy convencido que la 1陋 guerra mundial no empez贸 con el asesinato en Sarajevo, la 2陋 con la invasi贸n a Polonia, as铆 tampoco lo que pasa en el pa铆s, con la muerte de Nisman.
Decir algunas cosas puede no ser pol铆ticamente correcto, en un pa铆s que ha instaurado una suerte de estigmatizaci贸n de los que piensan por fuera de las concepciones impuestas de un lado y otro.
El alineamiento militante de los profesionales de prensa en una direcci贸n u otra, la censura y la autocensura planean evidentes sobre el panorama period铆stico y por ello, a nadie llama la atenci贸n o preocupa, que en los medios oficiales no haya voces en contrario, ni menos en los opositores que reiteran hasta el hartazgo por acci贸n u omisi贸n hechos de dudosa veracidad.
En ese mar de noticias tendenciosas, la poblaci贸n, sin informaci贸n confiable, sigue el caso como si fuera un culebr贸n turco y se inclina por una u otra hip贸tesis, seg煤n sus simpat铆as u odios, hacia el oficialismo o a la oposici贸n.
Mientras las empresas period铆sticas de parabienes, mantienen a sus seguidores atornillados frente a los titulares y los supuestos avances del caso.
La verdad real, a esta altura, colijo que poco o nada importa, el show debe seguir y se echa mano a todo lo que ayude al debilitamiento del oficialismo, en la guerra santa desatada por la oposici贸n y los grupos de poder aliados a ellos. Los errores pol铆ticos y la incontinencia verbal del gobierno, tampoco colaboran al aquietamiento de las aguas.
Hubiera deseado que frente a una cuesti贸n de Estado, todos sus componentes hicieran causa com煤n en la preservaci贸n del mismo. En el caso vemos lo contrario, ya que la precaria afecttio societatis que nos caracteriza, se resquebraja a煤n m谩s, desatando fuerzas que diluyen todo.
Sobran respuestas temerarias de un lado y del otro y nadie pregunta seriamente ¿por qu茅 ahora? y sobre todo, ¿a qui茅n perjudica o beneficia este hecho?, para que a partir de ese punto se pueda trabajar en la resoluci贸n del caso.
En los tiempos que corren, nada es porque s铆, mucho menos gratis; algunos ganar谩n y muchos perder谩n y como dec铆a Sartre: “Cuando los ricos hacen la guerra, son los pobres los que mueren”.
En un pa铆s serio y ante un caso de esta envergadura, el gobierno deber铆a haber convocado a los l铆deres de todas las fuerzas pol铆ticas y sociales y si no lo hiciera, ellos mismos deber铆an haberlo exigido. En el nuestro, como en el Ant贸n Pirulero, cada cual atiende su juego y quiere llevar agua para su propio molino.
Me parece una bajeza querer sacar r茅ditos pol铆ticos de un hecho que nos afecta a todos y adem谩s es inexplicable que los opositores se sumen a la marcha convocada por aquellos que tienen la potestad constitucional de investigar, y que a la luz de diversos hechos graves ocurridos en 30 a帽os de democracia, no los ha caracterizado la eficacia y profesionalidad en el cumplimiento de sus deberes. Si hubieran sido eficientes, muchos de los casos, que durante a帽os se ventilan m谩s por la prensa, que por lo juzgados, quiz谩s tendr铆an alguna resoluci贸n y la verdad salido a la luz, cosa que no ha ocurrido.
Puede que estas reflexiones no agraden a todos, ya que el humor social no acepta t茅rminos medios, se est谩 “conmigo o es mi enemigo”, mientras el sentido com煤n, la equidistancia y la racionalidad son sospechadas.
Parafraseando a la marcha de San Lorenzo, podemos decir: tras los muros, sordos ruidos o铆r se dejan de corceles y de acero. Son las huestes que prepara la oposici贸n para luchar en las elecciones.
Los dejo para que lo piensen y me despido hasta la pr贸xima aguafuertes.
Ricardo Luis Mascheroni – Docente