OPINI脫N de Mauricio Casta帽o H., Colombia.- Batirse es tradici贸n colombiana, buenos aprendices de la cultura occidental, esa que ense帽a de las l贸gicas duales amigos versus enemigos, y asumen que gobernar es obligar obediencia incuestionada. Los hombres se pelean entre s铆, el Estado, signado por el mercado, ejerce la violencia contra los disidentes para imponer sus razones, para defender sus intereses, el poder financiero somete a la administraci贸n p煤blica. Sabido es que el dinero como fin, todo lo envenena, los deseos ilimitados, sin freno, producen lo peor de la condici贸n humana. Sale a la luz p煤blica el informe de la Comisi贸n Hist贸rica del conflicto, resaltamos puntos matrices a nuestro modo de ver.
El precario Estado, a煤n sin consolidarse, atiza la intolerancia para que se maten unos a otros, el ejercicio de la violencia se vuelve leg铆timo, cosa de todo d铆a, los gobernantes sirven al crudo mercado de los negocios de la tierra, luego a su mutaci贸n del narcotr谩fico que produce muchas ganancias, pero al mismo tiempo mucha degradaci贸n del conflicto por su aspecto de ilegalidad.
El negocio de f谩cil riqueza seduce mucho, absorbe muchos renglones de la econom铆a para el lavado de sus activos, siendo su punto culmen la llamada apertura econ贸mica en la d茅cada del noventa, se relega la producci贸n interna, peque帽os propietarios caen en la ruina, el desempleo galopa, la nuevas formas de empleo son mezquinas, acaban con las prestaciones sociales, deterioran los servicios p煤blicos y de salud privatiz谩ndolos. El Estado se reduce a su m铆nima expresi贸n, la empresa privado lo sustituye y todo lo vuelve negocio.
El narcotr谩fico articula zonas grises de la econom铆a. Por su f谩cil enriquecimiento pero con mucha sangre, reemplaza la econom铆a agraria, minera y cafetera, incluso la industrial a trav茅s de la apertura econ贸mica, que privilegi贸 el lavado de activos y el est铆mulo del parasitismo comercial, el f谩cil enriquecimiento sedujo al pa铆s capitalista, aparece la burbuja inmobiliaria. La inequidad es campeona, la poblaci贸n en desespero busca como salir de la ruina, en las esquinas los matones de barrio ofrecen pagas para el crimen. De otro lado se acorrala a los inconformes, a los disidentes pol铆ticos, en los montes surgen las guerrillas izquierdistas.
El Estado responde con la fuerza a las disidencias, a las protestas, teme que la insurgencia se tome las ciudades y con ellas el poder. A la poblaci贸n civil, a las organizaciones sociales, estudiantes son asimilados como auxiliadores de las guerrillas. La respuesta es el llamado Estatuto de Seguridad Nacional, pariente de la denominada Guerra Fr铆as, y no es m谩s que penalizar cualquier tipo de protesta, incluso ejercer la violencia, la muerte con grupos de ultraderecha.
El experimento es bien conocido, 茅sta metodolog铆a del miedo y de la muerte tuvo y sigue dando dolorosos resultados para la verg眉enza humana. Por su violencia que correaba sangre por todos los poros, el narcotr谩fico debilit贸 la escasa institucionalidad existente. El partido pol铆tico de la Uni贸n Patri贸tica fue exterminado con sus m谩s de seis mil militantes, l铆deres sociales, pol铆ticos y candidatos presidenciales asesinados. Los grupos de paramilitares estaban a la orden del d铆a, y muchos etc. Se evidencia la estrategia o alianza del Estado con los grupos de ultraderecha
La democracia ense帽a en su naturaleza el ejercicio de las decisiones para procurar el bienestar colectivo, a ello se le llama descentralizaci贸n, pero desvirtuada con controles severos desde el poder central, as铆 garantizan que las inversiones beneficien a sus amigos empresarios. As铆 los entes territoriales tan s贸lo son extensiones que hacen gracia a la tercerizaci贸n de los servicios b谩sicos.
M谩s all谩 de la reparaci贸n o dem谩s caminos de la paz, importa mucho m谩s el horizonte de construir Estado Democr谩tico, poderes descentralizados con el gobierno de la gente en vez de sistemas degradados como el parlamentarismo, de construir una naci贸n para el bienestar social.