OPINIÓN de Rosa María Artal.- Finalmente, el debate aportó algunas novedades. No por parte del presidente del gobierno que salió a presentar su peor cara, con la soberbia que actualmente le caracteriza. Su discurso fue ofensivo para las víctimas de sus políticas por ese triunfalismo que se empecina en no tener en cuenta la realidad. Para quien tenga un mínimo de inteligencia y no esté vendido, también: estuvo plagado de mentiras. Como una metralleta de repetición, engañaba sobre la deuda pública que él ha elevado y no “crecía desmesuradamente” cuando se la encontró. En los datos reales del empleo. En que no ha habido rescate. En que Europa no presiona. En que ha mantenido el estado del bienestar. En todo. Ignacio Escolar destaca unas cuantas falsedades. Por supuesto, sí brindó cuatro cifras macroeconómicas ciertas que no repercuten en las perdidas condiciones de vida de la gente.
El presidente de un partido con Caja B según el juez, la policía y Hacienda, con su tesorero recién salido de la cárcel en vacaciones, dedicó a la corrupción 45 segundos. Era un discurso dedicado a sus votantes que parecen tener pocos escrúpulos con éstas y otras cosas. Su bancada aplaudía a rabiar.
Sale después Pedro Sánchez y sorprende. A mí me sorprendió. Atacó a Rajoy por todos los flancos con datos mucho más fidedignos. Hasta se burló de él con las portadas internacionales del rescate, “Rescue” es rescate en inglés, ¿sabe?”. “Hubo rescate con hombres de negro, con Troika y con memorando incluido. Y todo por “salvar al soldado Rato”. Le habló de recortes, de corrupción, de aquel denostado “mileurismo” que hoy se contempla como un sueño. De cómo colabora a atajar la corrupción golpeando a martillazos los comprometedores ordenadores de Bárcenas. Hasta de cultura con ese IVA del 21% y una ley de propiedad que desampara la creación.
El problema de Pedro Sánchez y del PSOE es que, a estas alturas, su credibilidad está en la UCI.
Lo peor fue cuando Rajoy –que ponía indescriptibles expresiones al escucharle- salió descompuesto. “No ha dado la talla” para sucederme. Su discurso ha sido “patético”. “No vuelva usted aquí a no decir nada”, le soltó.
Coincido plenamente con Iñigo Sáenz de Ugarte cuando escribe:
“Rajoy reaccionó en plan ‘cómo se atreve usted a hablarme así’. La misma persona que acusó a otro presidente del Gobierno de traicionar a las víctimas de ETA. El mismo político en quien en torno al 80% de los españoles dice tener poca o ninguna confianza, según los sondeos del CIS. El mismo que nombró y apoyó a un tesorero que es ya el mayor símbolo de la corrupción. El pobre hombre que incumplió todas sus promesas electorales y que gimoteó diciendo que “la realidad” no le había dejado otra opción.
Alguien con ese expediente, que se permite basar su discurso en mentiras o endatos notoriamente falsos, terminó ofreciendo una lección de autoritarismo propio de un señorito de provincias del siglo XIX. “No vuelva usted por aquí a no decir nada”, le espetó a Sánchez. ¿Se cree el registrador de la propiedad que sólo los que llevan todos los papeles compulsados por él pueden intervenir en un debate parlamentario?”.
Era así, en la torre de marfil que ser tan mediocre se ha fabricado no entiende que nadie ose llevarle la contraria.
Sáenz de Ugarte cuenta también algo que a esa hora yo ya no escuché:
“Lo que vimos fue un Rajoy prepotente, airado, impertinente. Lo fue con Rosa Díez, aunque eso no es una novedad porque se ha convertido en una tradición parlamentaria que la trate con un desprecio machista que hasta las personas que no soportan a la líder de UPyD consideran intolerable”.
No sabéis cómo se lleva esto del machismo esta temporada. A mí un fósil neoliberal llamado Pedro Swartz me llamó casi idiota en un debate.
Insistía yo en que los dos partidos mayoritarios ahora ni siquiera representan a la mitad del electorado en intención de voto. Hay que abandonar. igualmente, el análisis bipartidista. Angels Martínez Castells piensa lo mismo. Y acude en mi ayuda para resaltar la intervención de Alberto Garzón que también debutó como portavoz en este caso de la Izquierda Plural. Rezumaba frescura, sinceridad, compromiso social. Esto escribe Angels:
“Ayer, en el Debate y de entre las filas de Izquierda Unida, destacó la voz de un joven de 29 años que no leía su discurso, que recordaba frente a la macroeconomía tanto tiene de metafísica, a los niños sin pediatra ni médico de familia y a la juventud que ha tenido que emigrar… No hace falta que les explique nada, pueden oírlo ustedes mismos- Y no se pierdan el final del primer video. Alberto Garzón no habla sólo de sí mismo ni se despide de Rajoy a título personal. Todas las personas que vivimos la rebelión y la insumisión, el hastío y la rabia ante tanta corrupción y prepotencia, vamos a conseguir que éste sea el último debate en el que el PP esté en el gobierno. A ellos les deseamos mucha suerte en sus juegos de Candy Crash- Para nosotros queda la promesa cierta de SALUD y REPÚBLICA”.
Tal como comentaba en el artículo anterior, y como pregunté en ese debate, “sus señorías” dejaron el hemiciclo semivacío cuando no hablaban sus jefes. Pronto serán menos diputados, y se notará menos también su irrespetuosa ausencia.
Ellos seguirán a lo suyo, con portadas cuajadas de las mentiras del PP y en rendición servil al amo. O utilizarán estrategias más sutiles para que todo siga igual. Pero algo se puede afirmar: algo está cambiando. A pesar de ésta y otras basuras:
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