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Tres derrotas

OPINI脫N de Ra煤l Wiener, Per煤.- A estas alturas el gobierno de Ollanta Humala acaba de completar su tercer retroceso estrat茅gico en un cort铆simo per铆odo confirmando que est谩 moralmente herido y que le va a ser muy dif铆cil cubrir los 18 meses que a煤n le quedan en el poder. Su primera cat谩strofe fue el asunto de la Ley Pulp铆n, que por alguna extra帽a raz贸n el presidente, insisti贸 en ratificar cuando sab铆a que ten铆a la pa铆s y las fuerzas pol铆ticas (incluidos parte del propio oficialismo y de la oposici贸n neoliberal) directamente en contra, agravando la derrota que ya hab铆a sufrido en las calles.

Uno podr铆a decir que el gobierno estaba marcando una l铆nea de firmeza aunque le costara un intenso desgaste. Pero vino Pichanaki, y luego de fracasar policialmente en contener la protesta, el gobierno por boca de sus ministros de Energ铆a y Minas y de Justicia, cambi贸 de discurso declarando que Pluspetrol deb铆a irse en tres d铆as, cuando hasta ese d铆a la debilidad de la gran empresa hab铆a sido la marca indeleble del humalismo. Esta vez la derrota ocurri贸 frente a las masas movilizadas y no en el Congreso, y los cr铆ticos de derecha se desga帽itaron gritando capitulaci贸n, como si hubiera podido contenerse el empuje de la movilizaci贸n sin negociar con la gente. As铆 Pichanaki se convirti贸 en un aparente giro de un gobierno que dejaba por un momento el papel de guardi谩n de las grandes inversiones.

La tercera derrota acaba de llegar con la poda del Consejo de Ministros a presi贸n de la derecha que no intervino en el llamado di谩logo de hace dos semanas. Bajo el riesgo de que el gabinete en su conjunto resultara censurado y que no hubiese forma de asegurar su reemplazo (Ana Jara fue ratificada en el cargo, con un voto dirimente de la presidencia del Congreso), Humala entreg贸 algunas de las cabezas m谩s vapuleadas por la gran prensa. Lo m谩s curioso, adem谩s, es que los dos negociadores del Acta de Pichanaki, salieron a poco m谩s de una semana, lo que en otras circunstancias podr铆a haberse interpretado como una censura a lo hecho, pero que en este caso indica que cuando fueron comisionados por Humala, el presidente no ten铆a una idea de la inminencia del cambio, lo que resalta mucho m谩s el car谩cter de concesi贸n de la entrega de las cabezas ministeriales.

No es que el tema de los ministros no fuera un reflejo de un gobierno cada vez m谩s desgastado, o que Urresti no hubiera sido un provocador con las manos manchadas de sangre (aunque con alto porcentaje de popularidad, seg煤n las encuestas), o que Mayorga no fuera el lobista que todos sabemos, o que cada ministro del gabinete Jara mereciera irse a su casa. Pero, otra vez, los encargados del programa econ贸mico, los creadores de la ley Pulp铆n, quedaron en sus puestos sin que nadie en la llamada “oposici贸n” proteste. Que tal parece es la 煤nica cosa que el r茅gimen tiene claro en su fase final. El programa no se toca y punto.

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