OPINI脫N de Carola Ch谩vez, Venezuela.- Hace unos a帽os, le铆 un reportaje sobre la “intervenci贸n humanitaria” de los EEUU y la OTAN en Libia. All铆 contaba una mujer, mam谩 de un ni帽o de tres a帽os, la angustia de tratar in煤tilmente de proteger a su peque帽o de las bombas arrop谩ndolo con su cuerpo, a sabiendas de que ello de nada servir铆a. La mujer se preguntaba por qu茅 les estaba pasando eso. Ten铆an una vida normal hasta hac铆a tres d铆as, cuando todo se convirti贸 en un infierno.
Pocos minutos antes de la invasi贸n a Iraq, los ni帽os a煤n jugaban en la calle. A pesar de la amenaza nadie quer铆a pensar que la guerra, otra vez la guerra, estaba tan cerca.
Sin ir muy lejos en la historia, y si vamos lejos tambi茅n, hemos visto, paso por paso, c贸mo los Estados Unidos tejen su trampa sobre los pueblos del mundo para luego ba帽arlos en sangre. Primero la “preocupaci贸n”, despu茅s las denuncias, luego las sanciones y al final, el bombardeo humanitario.
Morir bombardeado es un final misericordioso. Sobrevivir, es ser condenado la pesadilla. Ciudades devastadas, oscuridad, hambre, miedo, coches bombas en los mercados, un d铆a s铆 y el otro tambi茅n, milicias de “rebeldes”, los buenos, los aliados, los que ped铆an libertad, ahora due帽os de las calles, como una jaur铆a endemoniada que no atiende sino a su sed de violencia. Enormes marines arrogantes, jugando con la indefensi贸n del pueblo que ellos vinieron a “liberar”, desatando su locura de video juegos, violando muchachitas, apuntando a ni帽os con sus armas, asesinando familias enteras, desde una azotea, desde un helic贸ptero, con banda sonora de rock and roll y muertos de la risa; tan orgullosos de su lucha libertaria que publican sus atrocidades en Facebook.
Mientras Mafalda comentaba la noticias del d铆a, Susanita, con una sonrisa de alivio, se desperezaba y dec铆a: “por suerte el mundo queda tan, tan lejos”. Susanita viviendo en las nubes de la ignorancia voluntaria. Mafalda, consciente de que el mundo es un pa帽uelo donde los gringos se soplan los mocos.
El mundo no queda tan lejos. Hoy la “amenaza” somos nosotros y la verdadera, ordinaria y usual amenaza apunta hacia nuestra tierra, hacia nuestros hijos. Podemos ser Mafalda y levantar la voz, reforzar alianzas y defendernos, o puedes ser Susanita y amanecer un d铆a con el arma de un marine apunt谩ndote a la cabeza.