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Petr贸leo, Venezuela, Cuba. Negros nubarrones cubren el horizonte del luminoso Caribe

OPINI脫N de Joan del Alc脿zar.- La muerte de Hugo Ch谩vez, en marzo de 2013, provoc贸 honda preocupaci贸n en la totalidad de los gobiernos de los pa铆ses que forman parte de la alianza Petrocaribe. En ella est谩n Cuba, Rep煤blica Dominicana, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, otros doce pa铆ses peque帽os del 谩rea y, l贸gicamente, Venezuela, que es quien comanda el grupo y quien los provee de crudo a precio de amigo. En la v铆spera de las exequias del l铆der, tuve la ocasi贸n de comprobar hasta qu茅 punto llegaba la alarma del gobierno dominicano. En una cena con personal pol铆tico y econ贸mico del gobierno, en el mismo restaurante, pude vivir simult谩neamente una expl铆cita celebraci贸n de la muerte de Ch谩vez a cargo de exiliados venezolanos y la viva preocupaci贸n de mis anfitriones dominicanos. Tem铆an estos 煤ltimos, no sin raz贸n, que la desaparici贸n de Hugo Ch谩vez comportara un cambio en la pol铆tica de Caracas en cuanto a los env铆os de crudo a Dominicana.

Puedo imaginar c贸mo se debieron sentir hace unos meses cuando comenz贸 lo que ahora sabemos por la noticia que se ha publicado esta misma semana en los medios de todo el mundo: Venezuela ha reducido a la mitad sus exportaciones de petr贸leo a los pa铆ses del Caribe.

El pa铆s m谩s afectado por la decisi贸n venezolana [conocida ahora] puesta en vigor en septiembre del 2014 es, sin duda, Cuba. El resto de los pa铆ses de Petrocaribe pagaban el crudo, a precio inferior al de mercado, pero es que Cuba no paga nada en efectivo. M茅dicos, entrenadores deportivos, expertos en seguridad interior y especialistas de los servicios de inteligencia es lo que Cuba enviaba [y env铆a] a Venezuela a cambio de petr贸leo. De los m谩s de 100.000 barriles diarios que Cuba recib铆a en 2012, desde septiembre se ha pasado a 55.000.

Los efectos sobre la econom铆a cubana pueden ser demoledores, deben estar si茅ndolo ya, aunque no haya transcendido, y eso porque si Venezuela dejara de enviar petr贸leo en un futuro pr贸ximo ―lo que en absoluto se puede descartar― la situaci贸n de la isla podr铆a parecerse como un huevo a otro huevo a la que se vivi贸 en los a帽os noventa durante el Per铆odo Especial en Tiempo de Paz, tras lo que Fidel Castro llam贸 el desmerengamiento de la Uni贸n Sovi茅tica. La pesadilla de aquellos a帽os pesa sobre la memoria de los cubanos.

Seg煤n PDVSA (Petr贸leos de Venezuela) el crudo venezolano ha subido estos 煤ltimos d铆as 2.47 d贸lares el barril y ha cerrado la semana en 46,19 d贸lares. Los ataques de Arabia Saudita al Yemen han provocado ese incremento, pero los precios de la mercanc铆a distan un mundo de los 150 d贸lares alcanzados en 1998 tras el pacto de Hugo Ch谩vez con la propia Arabia Saudita. En aquellos a帽os se hablaba de la petrocracia venezolana, y aquella abundancia permiti贸 una pol铆tica exterior dadivosa hoy imposible.

Dice Hans Diederich, el padre del concepto Socialismo del siglo XXI, que Venezuela es hoy un sin贸nimo de capitalismo de Estado. En paralelo, Teodoro Petkoff, ―el exguerrillero de los a帽os sesenta y fundador del Movimiento al Socialismo (MAS), tras abandonar el Partido Comunista―, afirma que el bolivariano es un r茅gimen autoritario, autocr谩tico y militarista. Por su parte, el polit贸logo norteamericano Stephen Levitsky, profesor de Harvard, sostiene que es un r茅gimen de autoritarismo competitivo, y concluye que es un h铆brido institucional en el que la competencia por el poder se da en condiciones desiguales y desfavorables para los opositores al poder.

Todos estos elementos descriptivos o anal铆ticos, seg煤n, parecen encajar con el documentado an谩lisis publicado por el polit贸logo colombiano Rom谩n Ortiz, en diciembre de 2014, bajo el t铆tulo de Venezuela: la tormenta perfecta. En 茅l, Ortiz establece tres balizas que, a su juicio, definen la realidad actual del r茅gimen bolivariano: un desastre econ贸mico, una devastaci贸n institucional y una fractura de los aparatos de seguridad.

Por lo que hace a la econom铆a, cuatro pinceladas: Venezuela ya no ofrece seg煤n cu谩les estad铆sticas internas; el bono venezolano est谩 en la categor铆a de bono basura, el PIB de 2014 fue de -3% y una 煤ltima y fundamental: en 1998 la proporci贸n entre exportaciones petroleras y no petroleras era 69-31 mientras que en 2012 fue de 96-4. Y eso con un precio del barril en torno a los 55 d贸lares. Por lo que hace a la d茅bil institucionalidad, 茅sta se hace evidente en la vor谩gine legisladora del gobierno: todo se regula pero nada o casi nada funciona en las instituciones, en las que prima el tenerlas al servicio de la revoluci贸n. Un bot贸n de muestra: de las 45.474 sentencias emitidas desde instancias judiciales, ni una sola ha sido en contra del gobierno. Finalmente, por lo que respecta a la fractura de los cuerpos de seguridad, cabe apuntar que tras la creaci贸n de unos y la remodelaci贸n de otros preexistentes, conviven en el interior del pa铆s ocho estructuras militares y policiales de 谩mbito nacional, a las que hay que sumar las de los estados y las de los municipios. En este terreno, las rivalidades entre unas y otras son moneda corriente, y la gran paradoja final es que son las empresas de seguridad privadas (nada convencionales, por cierto) las que han salido beneficiadas en un pa铆s que tiene las tasas de violencia m谩s altas del continente solo por detr谩s de Honduras y El Salvador, y en el que Caracas es la ciudad con mayor 铆ndice de homicidios por cada cien mil habitantes, tras San Pedro Sula (Honduras) y Acapulco (M茅xico) [Datos de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, 2012].

Por todo ello, puede afirmarse que el Estado venezolano est谩 en ca铆da libre y que su futuro pr贸ximo solo puede pintarse con colores sombr铆os. Las necesidades internas har谩n, m谩s que probablemente, reducir todav铆a m谩s la asistencia petrolera que ha mantenido con Cuba y el resto de los pa铆ses de Petrocaribe.

Es imposible no establecer v铆nculos entre la reducci贸n de los env铆os de crudo a Cuba y el giro anunciado de forma simult谩nea por Barak Obama y Ra煤l Castro, el pasado 17 de diciembre de 2014. La isla necesita imperiosamente dinamizar su enclenque econom铆a, le urge abrir nuevas v铆as de supervivencia para el r茅gimen, ya sea con China, con Brasil, con la Uni贸n Europea o con los mism铆simos Estados Unidos de Am茅rica. Si Venezuela colapsa, algo que no se puede descartar, Cuba no puede volver a un nuevo Per铆odo Especial. El r茅gimen querr谩 cambiar todo lo [accesorio] que haga falta para que no cambie nada [sustancial], pero habr谩 que esperar para ver si esa t谩ctica ser谩 viable o no. Negros nubarrones, los de la tormenta perfecta, cubren el horizonte del luminoso Caribe.

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