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Un certificado de pobre para acceder a ayudas sociales

OPINIÓN de Rosa María Artal.- En la España de la recuperación del PP -ejemplo para el mundo y constelaciones estelares- la pobreza está llegando a límites que desbordan las previsiones. En ReaccionaDos citamos que el año de gracia de 2011 acabó con una tasa de pobreza infantil del 17% y ahora la gestión del equipo de Rajoy ha logrado otro de sus récords: la tiene en el 33%. No se ven, pero tienen carencias serias. Y muchos adultos también.

¿Qué hacer? El gobierno va a exigir un informe de los servicios sociales que acredite que la familia es realmente pobre para que pueda acceder a las ayudas de la UE, como una bolsa de comida. No estamos hablando de un ático en Marbella. El ministro Alfonso Alonso, nuevo titular de Sanidad, Igualdad y Asuntos Sociales, argumenta que es un criterio impuesto por Europa para que la ayuda llegue a quien realmente la necesita. Con eso de intentar hacerse con un kilo de garbanzos hay muchos abusos, al parecer.



Marselles, marcado como “sin techo” en 2014. Las protestas anularon la medida.

No cabe dudar de las palabras de un componente de un partido tan honesto como el PP, pero es que cuando en Marsella (Francia) hace unos meses el gobierno local ultraderechista se le ocurrió marcar a los sin techo, se armó un lío considerable. Claro que igual la UE no facilitaba un jergón plegable para dormir y no exigía contrapartidas. El Frente Nacional francés cosechó grandes éxitos en las municipales y en las europeas y Marsella viró drásticamente de la izquierda a derecha y ultraderecha. Y empezó a marcar a ciudadanos “sin techo” con un triángulo que mostrara su condición. Como hiciera con los judíos el nazismo. Como hizo la admirada Reina Católica Isabel con los mismos (puede que la piadosa mujer fuera hasta la inventora). Tras señalar a centenar y medio de seres humanos pobres, las protestas de muchos marselleses lo pararon.

Los servicios sociales atienden a más de ocho millones de personas en España. Y el incremento es constante. Porque España lidera con Letonia el aumento de la desigualdad en Europa. Recordemos que la cifra de millonarios y las ganancias de las grandes fortunas no cesan tampoco de aumentar desde que gobierna Rajoy. Un 67% las de los dueños del IBEX. Bancos, eléctricas, constructoras… besan por donde pisa el PP.

Susan George, filósofa, licenciada en Ciencias Políticas y presidenta de honor de ATTAC Francia escribió: «la desigualdad profunda es el equivalente a 1000 Katrinas, 100 tsunamis, solo que causa estragos un mes tras otro, un año tras otro, arrastrando no solo a los pobres y vulnerables sino a todo el mundo».

Es cierto, las sociedades desiguales funcionan peor. Además hay un factor que no se tiene en cuenta: No todos engullen —más bien pocos— ser relegados sin sentir humillación y, por tanto, ver arrebatado uno de los pilares del ser humano: su dignidad. Y trae consecuencias. Lógicamente.

Pues bien, el ministro Alonso y su PP al completo van a añadir al dolor de ser pobre, de no poder afrontar las necesidades de la familia, de haber sido despojado en muchos casos de lo que tenía por “la crisis”, el estigma de tener que pedir un certificado que lo acredite. Habrá un registro. Sin duda los “sin papeles” sufrirán muchos más impedimentos. Ya les quitó el PP la tarjeta sanitaria, ahora el litro de leche o de patatas se les pondrá muy cuesta arriba. A los españoles también. Pero es que, seguro, debía haber muchos abusos. Las angulas ya sabemos que no son para todos, pero es que algunos quieren hasta darles proteínas a sus hijos.

Y Papá-Estado no está para eso, Papá-Estado está para recaudar impuestos con los que pagar a los miembros del gobierno y a las fuerzas de seguridad que en estos momentos da la sensación de estar usando para proteger sus políticas. Incluso algún sobresueldo “de los legales”, como dice Rajoy que cobra “todo el mundo”. Pedir una bolsa de comida sí que es realmente una extralimitación.

Hay una imagen de las que no se van de mi retina. De una película, El Pianista, que refleja hechos desgraciadamente reales. Aquel hombre (interpretado por Adrien Brody) que camina desolado y marcado por la barbarie… a la que volvemos a dirigirnos de la mano de las ultraderechas que gobiernan. Tiene que llegar un día que los responsables paguen por tanta atrocidad, al menos en votos. Tiene que llegar un día en el que los cómplices de tanta injusticia y crueldad se piensen un poco el daño que hacen.

*http://rosamariaartal.com/




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