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Aprender a pactar

OPINI脫N de  Javier Madrazo Lav铆n.- “La utop铆a est谩 en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos m谩s all谩. ¿Entonces para qu茅 sirve la utop铆a? Para eso, sirve para caminar”. Escribo estas palabras como homenaje a su autor, Eduardo Galeano, a quien hemos despedido recientemente, y tambi茅n como punto de partida a una reflexi贸n sobre la virtud del pacto en la pol铆tica. El di谩logo, la colaboraci贸n y el acuerdo entre diferentes, que son capaces de buscar puntos de encuentro pensando en el bien com煤n, es la esencia de la vida p煤blica, aunque en honor a la verdad hay que decir que en Espa帽a esta visi贸n es a煤n una utop铆a que hemos de perseguir.

La Constituci贸n de 1978 plante贸 como gran valor la consagraci贸n del bipartidismo, obviando que una democracia es m谩s fuerte en la medida en la que es tambi茅n m谩s plural. Es cierto que en el Estado, y tambi茅n en Comunidades hist贸ricas, como Catalunya y Euskadi, ha sido necesario alcanzar pactos para conformar Ejecutivos o pactos de legislatura para sostener la acci贸n de los gobiernos, pero es igualmente cierto que, salvo excepciones, su fin principal se ha centrado en alcanzar ydetentar el poder, en lugar de dar respuesta a las demandas de la ciudadan铆a. Un error, sin duda alguna, que est谩 en el origen del desafecto social respecto a los partidos y a sus dirigentes.

Conceptos manipulados como estabilidad y gobernabilidad se han utilizado para legitimar un modo de entender la pol铆tica, basada en el reparto de cargos y prebendas, obviando el inter茅s general. El pacto ha sido siempre interpretado como una obligaci贸n impuesta por las circunstancias( p茅rdida de mayor铆a absoluta) y nuncacomo una como una oportunidad para promover marcos de entendimiento, que permitan impulsar acciones compartidas y estimular as铆 la interacci贸n entre sensibilidades diversas y apostar por personas m谩s comprometidas, m谩s participativas y m谩s protagonistas de la vida democr谩tica. Tenemos que aprender a hablar, a escuchar, a comprendernos, a dar voz a la ciudadan铆a y a confiar en la palabra dada.

La b煤squeda de la unanimidad y uniformidad de criterio nos aleja del ideal de libertad y del reconocimiento de la pluralidad. Es imprescindible el di谩logo entre diferentes, que son capaces de suscribir compromisos, manteniendo sus ideas y su identidad. La presencia de nuevas formaciones en el escenario pol铆tico y la superaci贸n del bipartidismo traer谩n consigo la necesidad de alcanzar acuerdos, y 茅ste es un hecho positivo en s铆 mismo, especialmente en un contexto marcado por una mayor exigencia de eficacia y transparencia. No es momento para negociar en la trastienda, ni para sellar pactos ajenos a la voluntad de la ciudadan铆a.

La clave est谩 en la defensa del “programa, programa, programa”, que con tanta coherencia como acierto defend铆a Julio Anguita en sus tiempos de coordinador de Izquierda Unida. Vivimos un a帽o marcado por sucesivas citas electorales, que evidencian que las mayor铆as absolutas pertenecen al pasado. Quienes han hecho de la pol铆tica su profesi贸n no tendr谩n espacio en esta nueva etapa porque las reglas de juego habr谩n de ser establecidas por fuerza distintas. La sociedad exige acuerdos, pero sobre todo exige respeto a las promesas hechas en campa帽a y responsabilidad para resolver los problemas que nos afectan y nos impiden vivir con dignidad.

*Art铆culo publicado en Noticias Obreras. Mayo 2015.




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