Por Eduardo P茅rsico, Buenos Aires.- En opiniones de Jorge Luis Borges sobre el tango, - palabra que 茅l bien entend铆a africana- situaba su origen por 1880, y tambi茅n dec铆a que el pueblo adoptara esa m煤sica luego que la clase alta - o ‘gente bien’- la difundiera desde su propio 谩mbito. Hubieron muchas presunciones sobre esto mismo, pero al fin ser铆a indudable que el tango llegara desde las casas m谩s acomodadas a los barrios menos pudientes de la ciudad de Buenos Aires- Y que luego desde all铆 ser铆a adoptado en almacenes y despachos de bebidas; sitios de reuni贸n adonde concurr铆a ‘la gente com煤n’ a jugar a la baraja, tomar alg煤n vaso de vino y juntarse con sus iguales o alg煤n amigo.
Esa certeza que ganara adeptos al repetirla Borges, ya exist铆a por una precisa realidad econ贸mica: los instrumentos iniciales de los m煤sicos de tango eran muy costosos y solo accesibles a los medios sociales superiores al gent铆o com煤n. Donde compadritos o no, nadie podr铆a propiciarse un piano, un viol铆n y ‘ni siquiera una flauta com煤n para darse el gusto’; opini贸n que expresara Borges en sus charlas de grandiosa memoria. Aquellas reuniones para una veintena de asistentes que 茅l no consideraba ‘conferencias’ pero donde sol铆a expresar adem谩s de lo vivido su gran ilustraci贸n. Donde con un m铆nimo de imaginaci贸n era inevitable no comprender aquel rico bagaje contenido y enraizado en el gusto del argentino com煤n que instru铆a Borges; condici贸n did谩ctica m谩s desechada por la mala fe de los detractores de lo popular que por las actitudes del mismo escritor. Y un perfil borgeano al que muy pocos acced铆an o aceptaran, era su idea de estimarle al tango un valor sustancial en el car谩cter de los argentinos, y adem谩s que esa expresi贸n musical resum铆a el inconsciente de nuestra cultura en general. Y dentro de ese inmenso territorio conceptual donde Borges sol铆a gastar hirientes socarroner铆as a otros autores, 茅l mismo marcar铆a su presencia y lugar generando ‘ese mundo que ser铆a su mundo’ que estimara un cr铆tico alguna vez. Y s铆; Borges sosten铆a cierto 谩mbito propio donde adem谩s de su innegable saber de los or铆genes del tango, - que para muchos de su clase algo inabarcable- persist铆a en otro espacio universal que 茅l valoraba como un 谩mbito propio. Y de semejante criterio digamos apenas eso…
Jorge Luis Borges, escritor argentino de una ilustraci贸n muy visitada por el modernismo de Rub茅n Dar铆o, Juan Ram贸n Jim茅nez, Valle Incl谩n y Leopoldo Lugones, al encontrarse con la milonga sol铆a frasear que esa expresi贸n musical, mirada a fondo y con atenci贸n, bastaba por s铆 misma para conjugar un primario y definitivo elemento cultural del Buenos Aires siglo veinte. Y por ese rumbo 茅l tambi茅n hablar铆a con naturalidad de guitarras y violines, de valientes y cobardes que nutrieran las letras del tango y otros renglones que cada tanto repetir铆a con alguna reserva. Por cuanto en Borges era evidente su afecto y tendencia hacia los tangos de la guardia vieja ‘que eran s贸lo melod铆a’, y m谩s a煤n porque los primeros tangos no ten铆an letra pero s铆 recurrencias traviesas. Acaso fuera de ah铆 que a 茅l no le gustara Gardel por su insistencia en cantar tangos con argumento, y le enjuiciara adem谩s su marcado sentimiento llor贸n. Una afirmaci贸n temeraria m谩s que Borges ir铆a desechando como hiciera tambi茅n con ese otro ‘desaf铆o personal’ de presentarse ante sus amistades cantando un tango ‘con mi inflexi贸n correctamente desafinada’, dec铆a. Disparate que 茅l, Borges, tampoco sol铆a advertir ni siquiera entre amigos como un verdadero papel贸n, y ambas tonter铆as las ir铆a sumando a otras recurrencias que hasta ah铆 茅l cre铆a ingeniosas por m谩s que nunca lograran adhesi贸n de nadie. M谩s a煤n; un muy serio rechazo no solo entre los ‘propiamente tangueros’ sino tambi茅n del gent铆o de sus amistades informadas del mar profundo que contiene ese r铆o del gusto popular. Un territorio donde ni el m谩s desencaminado de los argentinos agitar铆a el m铆nimo resquemor anti-gardeliano, por m谩s intr茅pida o certera que luciera su calificaci贸n.
Pero al fin as铆 era Jorge Luis Borges, quien como cualquiera de nuestra especie de mortales, a veces tambi茅n desafinaba. (2015)