OPINI脫N de Rafael Fernando Navarro.- ¿Fue Churchill? Dicen que la dijo. Pero la paternidad de la frase famosa puede pertenecerte porque t煤 eres un dem贸crata y esas palabras pueden revelar tu ADN, o el de Pepa (directora-gerente de algo) el de Juan (reponedor de grandes almacenes) o m铆a (humilde juntador de palabras)
Si a las siete de la ma帽ana alguien llama a tu puerta, ciertamente es el lechero o el repartidor de peri贸dicos. Cuando se vive en una aut茅ntica democracia, el lechero o el repartidor de peri贸dicos a las siete de la ma帽ana, son signos (no s贸lo s铆mbolos) que la hacen visible. S贸lo puede llamar a tu puerta una paz reconfortante como un vaso de leche caliente o una noticia engendrada en la libertad de expresi贸n m谩s absoluta.
A las siete de la ma帽ana, en una democracia limpia y transparente, no puede llamar un censor dispuesto a podar tu libertad, a cortar las alas de tu palabra, a poner en duda tu derecho a volar. El vecino del quinto no ser谩 nunca un delator de la brigada pol铆tico social. Aquellos brigadistas llevaron un f茅retro un veinte de noviembre hasta Cuelgamuros y era tal la simbiosis en que viv铆an con el cad谩ver del dictador que se suicidaron con la madera noble de su ata煤d y se tiraron fosa abajo hasta perderse en la corrupci贸n evidente de los flujos que emanan de la muerte.
La libertad no es un ente est谩tico. Requiere el esfuerzo creador de cada d铆a. Y exige permanecer alerta porque todo poder, incluso el leg铆timamente constituido, tiende a cercenarla, a apropiarse la potestad de decidir la bondad o maldad de las opciones ciudadanas. La apropiaci贸n de las conciencias es una caracter铆stica de las religiones y de quienes habiendo sido elegidos en las urnas caen en la tentaci贸n de sentirse jueces inapelables. Todo poder, incluso el democr谩tico, tiene tentaciones de dictadura.
Fern谩ndez D铆az, actual ministro del interior, y el gobierno al que pertenece, pretende amordazar a la ciudadan铆a impidiendo por todos los medios las manifestaciones de descontento a las que ha acudido el pueblo para rebelarse contra la producci贸n de miseria que emana de las reformas emprendidas y amparadas bajo el manto de la crisis. Ha convertido a la polic铆a en juez definitivo de nuestra conducta desplazando un poder sagrado en una democracia: el poder judicial. Los ciudadanos no estamos as铆 protegidos por ese poder constitucional de la judicatura, sino por el criterio desorientado de un polic铆a al que se le concede la facultad de juzgar la gravedad o venialidad de una actuaci贸n. Franco tambi茅n lo conceb铆a as铆 porque el Tribunal de Orden P煤blico era la polic铆a (los tristemente famosos grises) con pu帽etas. El presidente Rajoy manifiesta su predilecci贸n por los ciudadanos que optan por el silencio de sus casas y desprecia a los que en la calle alzan la voz exigiendo justicia, pan, medicaci贸n, asistencia sanitaria, atenci贸n a la dependencia. Y en consecuencia encarga a su ministro de interior que haga de la polic铆a, no un elemento de seguridad, sino un cuerpo de represi贸n.
Y Esperanza Aguirre (esa se帽ora a la que denominan activo importante del PP y madre de todas las “p煤nicas”) y Cristina Cifuentes, aspirante a la presidencia de la comunidad de Madrid y exdelegada del gobierno que tiene en su haber glorioso la represi贸n en no lejanos acontecimientos mon谩rquicos, respaldan con toda sus fuerzas las imposiciones inconcebibles en democracia del ministro del interior.
Poco a poco, aunque sin disimulo alguno, el gobierno va avanzando en su configuraci贸n dictatorial. El exministro Gallard贸n empez贸 una labor de aproximaci贸n inquietante entre la democracia actual y su suegro Utrera Molina.
Su sucesor, el ministro Catal谩, manifiesta que no han tenido el “arrojo” de sancionar a los medio de comunicaci贸n que publiquen ciertas noticias con contenido judicial y provenientes de una filtraci贸n. El ministro parece que no es partidario de condenar la filtraci贸n y la corrupci贸n y le resulta m谩s f谩cil multar al periodista o al medio que la denuncia y publica. Esto se llama, sencilla y llanamente, atacar de muerte la libertad de expresi贸n.
Esta regresi贸n a la dictadura creo que est谩 escondida en “algunos miembros” del partido en el poder. No digo que el PP sea un colectivo dictador, pero es m谩s que evidente que ciertos cargos llevan esa dictadura en las venas. Y es altamente preocupante que el presidente del gobierno no corte esos brotes destituyendo de forma fulminante a los que tienen la osad铆a de mostrarla y de exigir que los ciudadanos nos veamos sometidos a una reglas que nos cost贸 sangre y vidas desterrar. Y se llame Esperanza Aguirre, Fern谩ndez D铆az o Catal谩, o cualquier otro “ilustre” nombre del gobierno o del partido deber铆an ser inmediatamente expulsados del papel de directores de la pol铆tica. De lo contrario surge la sospecha de que ese s铆ndrome dictatorial est谩 presente o al menos es una a帽oranza de aquel franquismo que cre铆amos definitivamente enterrado.
Si alguien llama a tu puerta a las siete de la ma帽ana, cuidado. A lo mejor no es el lechero.