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El ocaso y la guerra de barbarismos

OPINI脫N de El铆as Khoury.- En los inicios de la revoluci贸n siria, y con el optimismo general tras la ca铆da de Ben Ali y Mubarak, se apostaba por que el levantamiento popular pac铆fico vencer铆a a pesar de la represi贸n. Sentimos que la primavera de Damasco estaba a las puestas, que la libertad vendr铆a en forma de una gran celebraci贸n popular en la plaza del Merje o en la de los Abbas铆es, y que el r茅gimen se desplomar铆a y entonces, las coordinadoras de los j贸venes revolucionarios se encargar铆an de dar las primeras pinceladas del nuevo dise帽o de la pol铆tica como pr谩ctica de libertad.

Tras largos meses de sacrificios, descubrimos que el r茅gimen hab铆a acabado con el Estado y el n煤mero de v铆ctimas comenz贸 a ascender de forma inabarcable. Las armas empezaron a acompa帽ar a las manifestaciones y la ca铆da del r茅gimen tom贸 la forma de un funeral en nuestra mente: en vez de reunirnos en la plaza del Merje, primero ir铆amos a Homs, la capital de la revoluci贸n, para derramar l谩grimas e inclinarnos ante la tierra abombada por la sangre de los m谩rtires. Sin embargo, la imaginaci贸n del crimen no tiene l铆mites y el r茅gimen, o sectores del mismo, no buscaron la forma de alcanzar un acuerdo que salvase a Siria de la destrucci贸n. En vez de eso, Asad utiliz贸 armas qu铆micas y barriles, dejando claro que el 煤nico horizonte posible era m谩s sangre y que su r茅gimen est谩 formado por un grupo de ladrones, asesinos y carniceros. Entonces, se abrieron todas las puertas para convertir a Siria en un campo de batalla global. El r茅gimen arras贸 las coordinadoras de la lucha popular juvenil, y los fundamentalistas acabaron con las posibilidades del nacimiento de un ej茅rcito nacional. Los l铆deres de la oposici贸n se derrumbaron ante su incapacidad, su cobard铆a y el se帽uelo del oro negro y su negra ideolog铆a wahab铆. El r茅gimen dictatorial tambi茅n se refugi贸 en sus aliados clericales de Ir谩n, y la revoluci贸n de la libertad en Siria qued贸 reh茅n de una salvaje lucha sectario-religiosa. Hoy, el r茅gimen del despotismo se tambalea despu茅s de hacer uso de todas sus energ铆as y agotar a sus aliados, y su inevitable ca铆da se dar谩 en un momento en que se re煤nan la desgracia, la destrucci贸n y la necesidad de un milagro para liberar a Siria de las garras de las fuerzas regionales e internacionales que se pelean por rapi帽arla.

Los esl贸ganes de los shabbihadel r茅gimen sirio al inicio de la revoluci贸n no fueron una mera amenaza vac铆a: “Asad o nadie” y “Asad o quemamos el pa铆s”, dos expresiones que precisaban las intenciones de la dictadura y su verdadero proyecto. Se trata de dos esl贸ganes que recuerdan la 煤ltima postura de Hitler, que consider贸 que la derrota de su proyecto deb铆a traducirse en la derrota aplastante del pueblo alem谩n.

Hitler sigui贸 insistiendo en su postura hasta el momento de su suicidio, y dicho suicidio fue el inicio de la condena de Alemania y su pueblo, porque el pueblo no satisfac铆a las expectativas del demente Tercer Reich. Y eso mismo es lo que anunci贸 el peque帽o Asad desde el inicio del levantamiento popular contra su gobierno dictatorial, llevando por ello la violencia al l铆mite para enfrentarse a la revoluci贸n popular pac铆fica y empujando a la sociedad siria al abismo de la guerra civil.

El 茅xito de Asad en el proyecto de quemar Siria no es resultado de la inteligencia de la mafia securitaria que domina siria hace d茅cadas. Por el contrario, es consecuencia de una coyuntura hist贸rica radicada en la lucha sectaria sun铆-chi铆 que incendi贸 la ocupaci贸n estadounidense de Iraq y que permiti贸 a los reg铆menes dictatoriales petroleros 谩rabes invertir en Siria, y transformar el conflicto de una lucha entre el pueblo y el r茅gimen en una lucha regional global en la que hoy participan todas las fuerzas regionales. Adem谩s, el r茅gimen dictatorial ha logrado aguantar por el apoyo iran铆 y el de sus milicias libanesas e iraqu铆es.

El lema de la guerra de civilizaciones que los neoconservadores tomaron por bandera en EEUU, como parte de la justificaci贸n de la b谩rbara guerra estadounidense sobre Iraq, pronto fue descubierto como una guerra de barbarismos, como la define Gilbert Achcar [1]. Una guerra que finalmente se convirti贸 en indicio del fin de una etapa hist贸rica, la etapa del Estado dictatorial-militar recubierto de un discurso nacionalista quebrado.

El fin de las etapas hist贸ricas suele ser cruento y salvaje, as铆 que ¿c贸mo no iba a serlo si se ha articulado en el conflicto entre dos discursos fundamentalistas cerrados y ha sido parte de la paranoia demente de un pasado aplastado que se est谩 resucitando sobre los escombros de las ciudades y pueblos y sobre los cad谩veres de las v铆ctimas? El final del Estado dictatorial-militar tiene todas las caracter铆sticas del final de las etapas hist贸ricas: violencia, destrucci贸n, desplazamiento y locura. Y no puede recordarnos m谩s que al final del Estado Otomano. Los historiadores de la etapa nacionalista pusieron especial atenci贸n a la derrota del proyecto de Faysal [2] en Siria, considerado como una conspiraci贸n colonial. Pero olvidaron o quisieron olvidar las grandes desgracias que vivi贸 nuestro pa铆s durante la agon铆a del Estado Otomano, desde las plagas a la hambruna que acab贸 con un tercio de los habitantes de L铆bano y empuj贸 a otro tercio a emigrar; adem谩s del genocidio armenio y las masacres de asirios. Nuestro mundo se cubri贸 de sangre y restos humanos antes de que llegaran los “libertadores” brit谩nicos y franceses a repartirse el pa铆s, y a quienes persigue la sombra de la masacre palestina que fue la Nakba.

Estamos en un momento similar al ocaso Otomano, pues el estado dictatorial-militar-nacionalista se ha negado a caminar hacia su inevitable final sin antes destruirlo todo y entregar el pa铆s a fuerzas iguales a 茅l en barbarie y salvajismo y que se apoderan de la ideolog铆a de “resucitar” el pasado, no sin antes otorgarle a dicho resurgimiento un contenido religioso-sectario y vaciarlo de cualquier otro contenido nacionalista. Una era completa se arrastra sobre nuestros cad谩veres, se alimenta de migajas de religi贸n y no sacia su sed de sangre. Este es el escenario de la ca铆da de Asad, y eso es lo que la mafia ha buscado desde el estallido de Siria en busca de libertad. Se trata de un escenario que alargar谩 su oscura sombra sobre toda la zona, y quiz谩 el mejor indicador del tiempo de oscuridad que se cierne son las recientes declaraciones del secretario general de Hezbollah, publicadas por Al-Safir y Al-Ajbar el s谩bado 23 de mayo. Es triste que sus palabras se asocien al aniversario de la liberaci贸n del sur en el a帽o 2000. ¡D贸nde est谩bamos y d贸nde han ido a parar! Pasamos de enfrentarnos a los invasores sionistas a recordar la batalla de Siffin [3], de la resistencia a la guerra religiosa-sectaria, y de la fiesta de la resistencia y la liberaci贸n al sacrificio de la liberaci贸n en el altar del despotismo.

Los sectarismos no fundan naciones y de hecho minan la idea de patria. A pesar de todo, esta etapa tendr谩 su ocaso y el r茅gimen dictatorial caer谩 con una lentitud salvaje, hasta que la realidad siria quede reducida a cenizas. Por su parte, la lucha contra el despotismo continuar谩, sin importar el nombre de los d茅spotas, ni sus lemas, ni su ciega locura sectaria.


[1] Pesador, soci贸logo y escritor liban茅s, autor de, entre otros, “El pueblo quiere”, publicado en 2013 originalmente en franc茅s y posteriormente traducido al 谩rabe.
[2] Rey hachem铆 impuesto por las potencias que se repartieron el dominio y la influencia sobre el imperio Otomano como gobernante en Siria durante cuatro meses en 1920 y que fue derrocado.
[3] En su discurso, aprovechando la ofensiva en Yeman, Nasrallah se centr贸 en la ideolog铆a wahab铆, que identific贸 como esencia del pensamiento de Daesh. Seg煤n –el, ser铆a preciso acabar con los takfir铆es y as铆 rematar la batalla de Siff铆n (657), aquella en la que se enfrentaron los partidarios del cuarto Califa, Ali, (los chi铆es), y los de Muawiya (sun铆es), dando origen al cisma entre ambos.
*Texto original: Al-Quds al-Arabi. Traducci贸n por Siria.

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