OPINI脫N de Adri谩n Mac Liman.- Tambores de guerra resuenan en la vieja Europa; tambores de guerra que recuerdan extra帽amente otros per铆odos preb茅licos, otros disonantes mensajes emitidos por cohortes de pol铆ticos y militares dispuestos a encender la mecha de explosivos conflictos.
En efecto, a la crisis institucional, no s贸lo econ贸mica, que afronta la UE, se suman otros factores de inestabilidad: el espectacular avance islamista en el Cercano Oriente, detonante de la tragedia humanitaria del Mediterr谩neo, y el inesperado conflicto de Ucrania, que acent煤a los temores de una nueva confrontaci贸n Este – Oeste. Pero esta vez las fronteras no se hallan en Europa Central, sino en la extremidad oriental del continente. Muchos actores tratan de repartirse los papeles: Lituania, Letonia, Estonia, Polonia, Ucrania, Ruman铆a y Bulgaria. Sin embargo, los protagonistas de este psicodrama siguen siendo… ¡Rusia y la OTAN! Una Rusia que ha perdido a sus aliados orientales; una Alianza Atl谩ntica que ha llegado a los confines del antiguo imperio de los zares. En Washington, el vicepresidente Biden no duda en censurar la agresi贸n rusa en Ucrania; en el Kremlin, se alude a los designios guerreros de las potencias occidentales. Mas el enfrentamiento entre Washington y Mosc煤 tiene por escenario… el Viejo Continente.
Hace apenas unos d铆as, el general checo Pavel Petr, encargado de dirigir el Comit茅 Militar de la OTAN a partir del segundo semestre de 2015, se帽al贸 en unas declaraciones concedidas a la emisora brit谩nica BBC, que Rusia podr铆a ocupar los pa铆ses b谩lticos en un plazo de 48 horas, sin que la Alianza tenga la capacidad de reaccionar. Lo mismo suceder铆a en el caso de Ucrania. ¿Y Ruman铆a o Bulgaria, Estados que se encuentran en la primera l铆nea de la nueva estrategia expansionista de la OTAN? Sus respectivos Gobiernos prefieren apostar por la prudencia. Sin embargo, la llegada de tropas y de material militar procedente de Europa Central preocupa a la opini贸n p煤blica de estos pa铆ses.
Las gigantescas maniobras militares celebradas recientemente en el mar B谩ltico pretenden enviar un mensaje inequ铆voco a Mosc煤: la Alianza est谩 dispuesta a defender a sus nuevos socios. A su vez, Rusia responde con el env铆o de tropas y material b茅lico al enclave de Kaliningrado, reforzando tambi茅n los efectivos estacionados en Crimea. Y el vicepresidente Biden advierte: Putin no quiere la paz. Par铆s y Berl铆n replican al un铆sono: Europa no quiere la guerra. Washington insiste: el pueblo ucranio tiene derecho a disfrutar de los valores de la democracia. Pero, ¿a qu茅 democracia se refiere la Administraci贸n Obama?
A Joe Biden le preocupa tambi茅n la dependencia de los aliados europeos de los suministros de gas natural ruso. Obviamente, las perspectivas son poco halag眉e帽as. La mayor铆a de los pa铆ses de Europa oriental y central depende de las exportaciones de la compa帽铆a rusa Gazprom. ¿Alternativas? Muy pocas, de momento. Norteam茅rica no ofrece soluciones viables. Como tampoco ofrece respuestas concretas a la crisis provocada por el auge del Estado Isl谩mico en Oriente Medio. El monstruo fue creado con el aval de los aliados de Washington en la zona y la aquiescencia de la Administraci贸n dem贸crata.
Hay otro asunto que preocupa a los aliados transatl谩nticos: el aumento de la violencia intercomunitaria en los Balcanes. En efecto, despu茅s de la aventura de Kosovo, donde la etnia albanesa logr贸 crear un Estado fantasmal (¡y corrupto!) avalado por alianzas militares, las miradas se dirigen hacia Macedonia, nuevo objetivo de los desestabilizadores. La violencia registrada en las 煤ltimas semanas en este pa铆s presagia una oleada de nada pac铆ficas reivindicaciones de los extremistas del Ej茅rcito Nacional de Liberaci贸n de Macedonia. Al parecer, entre los cabecillas de este grupo, vinculado al Ejercito Nacional de Kosovo, figuran guerrilleros y guardaespaldas de pol铆ticos albaneses y kosovares corruptos o de algunos jefes de las mafias balc谩nicas. Los norteamericanos denuncian y lamentan la aparente ineficacia de los europeos a la hora de emplear una pol铆tica de mano dura con los terroristas.
Ni que decir tiene que la 煤ltima p谩gina de la historia de los Balcanes a煤n queda por escribir. Cabe suponer que pronto presenciaremos el divorcio entre Bosnia y Herzegovina, feudos de musulmanes y eslavos, la aparici贸n de la doctrina de la Gran Albania, proyecto expansionista que pondr铆a en tela de juicio la soberan铆a nacional de Serbia, Macedonia, Montenegro y Grecia.
Decididamente, la desestabilizaci贸n del Viejo Continente va por buen camino. La pregunta obligada es: cui prodest? ¿A qui茅n beneficia?
Adri谩n Mac Liman
Analista pol铆tico internacional
Twitter: @AdrianMacLiman