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La crisis profunda de la socialdemocracia

OPINI脫N de Fran莽ois Sabado.- “Izquierda reformista, ¿fin de la historia?” es el tema de uno de los 煤ltimos debates organizados en la p谩gina web de Mediapart. Es cierto que, ante a la 煤ltima evoluci贸n de la socialdemocracia en Europa, merece la pena plantearse esa pregunta. En un contexto de ascenso de las fuerzas de derecha y de extrema derecha, las debacles o derrotas electorales de los partidos socialistas en Francia, Espa帽a, B茅lgica, Grecia y, m谩s recientemente, en Gran Breta帽a, as铆 como las importantes p茅rdidas de militantes en los sindicatos y los partidos reformistas en toda Europa constituyen el decorado de esta crisis. Esto no significa el fin de la socialdemocracia: los partidos socialistas, incluso debilitados, pueden jugar un papel importante en sus respectivos pa铆ses pero, ¿lo hacen a煤n como partidos de la “izquierda reformista”?.

¿Una “Pasokizaci贸n” de la socialdemocracia?

Cada partido tiene su historia y son notables las diferencias entre, por una parte, los lazos que unen a la socialdemocracia alemana o el Partido Laborista brit谩nico al movimiento sindical, y, de otra parte, los m谩s distanciados del Partido Socialista franc茅s con el movimiento sindical. Pero todos sufren un retroceso m谩s o menos importante. Algunos han conocido una p茅rdida masiva en su afiliaci贸n, como en Alemania en los a帽os 1990, aunque siguen manteni茅ndose como fuerza de primera l铆nea, mientras que otros, como el Pasok griego, se han hundido. Otros, como en Francia o en Espa帽a, conocen crisis que les debilitan sustancialmente. Globalmente, sus relaciones con el movimiento popular son cada vez m谩s d茅biles y est谩n socavadas por su apoyo a las pol铆ticas de austeridad; ahora bien, ser铆a muy arriesgado prever su desaparici贸n. Los pron贸sticos sobre una “Pasokizaci贸n” de toda la socialdemocracia europea, a imagen del hundimiento del Pasok griego, en esta etapa no se han verificado. La historia de esos partidos, su inserci贸n en las instituciones, su funcionalidad en los sistemas burgueses de alternancia les permiten continuar jugando un papel pol铆tico importante. Al PS portugu茅s se le da como vencedor para las pr贸ximas elecciones. El Partido Laborista ha perdido las elecciones pero ha obtenido el 30% de los votos. Los partidos franc茅s y espa帽ol retroceden sustancialmente, pero los sondeos les dan, a煤n, pron贸sticos de voto de alrededor del 20%. En definitiva, el caso “Pasok” no se ha generalizado. Su hundimiento est谩 ligado a las caracter铆sticas de la situaci贸n en Grecia, a una conjunci贸n de la crisis econ贸mica y de una crisis del Estado con la dislocaci贸n de numerosas de sus instituciones.

As铆 pues, no hay que hacer generalizaciones apresuradas. Sigue siendo necesario seguir de cerca la situaci贸n de cada partido socialista para determinar la acci贸n pol铆tica en cada pa铆s. Son previsibles giros bruscos: ¿c贸mo controlar谩 el PSOE su crisis de direcci贸n y resistir谩 el ascenso de Podemos? ¿Cu谩l ser谩 la situaci贸n del PS en Francia si su candidato no est谩 en la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales en las que se enfrentar谩n la derecha y la extrema derecha? La situaci贸n de la socialdemocracia se ha debilitado estructuralmente. En efecto, m谩s all谩 de las realidades electorales y organizativas, de sus altibajos, los partidos socialistas est谩n directamente afectados por los cambios hist贸ricos de la situaci贸n mundial. Los efectos econ贸micos y sociales de la crisis del capitalismo globalizado, las nuevas correlaciones de fuerza entre las clases marcadas por la nueva ofensiva neoliberal y la deconstrucci贸n de las conquistas sociales arrancadas por el movimiento obrero y, finalmente, las consecuencias del balance hist贸rico del siglo pasado en el terreno de las ideas, los valores y los programas de transformaci贸n de la sociedad, han cambiado profundamente la naturaleza de los partidos socialistas. ¡Ya no es la “misma” socialdemocracia, no es “ni siquiera” la socialdemocracia!

La socialdemocracia de la contrarreforma neoliberal

La duradera contrarreforma neoliberal y su aceleraci贸n desde el comienzo de la crisis de 2008 han provocado una mutaci贸n cualitativa de la socialdemocracia. En cuanto se encuentra en el poder, se comporta como un agente directo y diligente de la Uni贸n Europea, de la Troika y de sus pol铆ticas de austeridad. Esta transformaci贸n se ha traducido en una integraci贸n sin precedentes de los aparatos socialdem贸cratas en las altas esferas del Estado y de la econom铆a globalizada. Los partidos socialistas se han convertido en “cada vez menos obreros y cada vez m谩s burgueses”. La brutalidad de las pol铆ticas neoliberales aplicadas por la socialdemocracia socava sus bases sociales y pol铆ticas. Esto ha llevado incluso a organismos de reflexi贸n pol铆tico-ideol贸gicos del PS franc茅s, como “Terra nova”, a preconizar un cambio de las bases y de los objetivos sociales de la socialdemocracia. Hab铆a que reemplazar a los obreros y empleados por t茅cnicos superiores, cuadros, capas medias. En definitiva, hab铆a que “cambiar de pueblo”. La composici贸n de los 贸rganos de direcci贸n tambi茅n se ha modificado: los ense帽antes, los bur贸cratas sindicales, los abogados (“los taberneros”, a帽ad铆a Trotsky), han dejado su lugar a los diplomados en las altas escuelas de la administraci贸n, tecn贸cratas y financieros. Hasta el punto de que los partidos socialistas conocen una especie de desvitalizaci贸n, una ruptura con sectores enteros de su historia, una p茅rdida de afiliados y un reemplazo cada vez m谩s importante de los militantes por profesionales de la pol铆tica, electos, asistentes y asesores de esos mismos electos y de una clientela dependiente de esos partidos. Las pol铆ticas de la Uni贸n europea, dirigida por los dirigentes socialistas, han agravado esta mutaci贸n cualitativa. Las pol铆ticas de “uni贸n nacional” que dominan hoy en Europa empujan en el mismo sentido. No se trata de una en茅sima pol铆tica de austeridad aplicada por gobiernos de izquierda: los procesos actuales cambian la naturaleza de esos partidos. Cuanto m谩s se profundiza la crisis, m谩s se adapta la socialdemocracia y no tiene otra opci贸n que convertirse en una pieza clave del dispositivo neoliberal. ¿C贸mo explicar esta transformaci贸n? Algunos pensaban que, bajo los efectos de la crisis, sectores de las clases dominantes, y tras ellos los partidos de la Internacional Socialista en Europa, iban a orientarse hacia pol铆ticas keynesianas o neokeynesianas, de relanzamiento de la demanda, de intervenci贸n p煤blica m谩s fuerte. Nada de esi, los partidos socialistas, cuando no han sido ellos los emprendedores, han dado continuidad a las pol铆ticas de austeridad, a veces con la brutalidad que se conoce en Europa del Sur. Ninguna clase dominante ni ning煤n Estado asume pol铆ticas keynesianas o de compromisos sociales. Al contrario, esos sectores utilizan la crisis para aumentar las tasas de explotaci贸n y de plusval铆a. La competencia intercapitalista les lleva a una carrera para bajar el nivel de vida de millones de personas. Pero m谩s all谩 de las grandes tendencias econ贸micas, hay un problema pol铆tico: la opci贸n keynesiana es el producto de correlaciones de fuerzas impuestas por la lucha de clases. Fueron la Revoluci贸n rusa, el auge de las luchas de los a帽os 1930 o las de la posguerra y los a帽os 1960 quienes impusieron tales pol铆ticas a las burgues铆as y a los Estados.

Hoy, la degradaci贸n de la correlaci贸n de fuerzas en detrimento de las clases populares no obliga en nada a los de arriba a pol铆ticas de concesiones o de compromisos sociales. Al contrario, redoblan sus ataques imponiendo la austeridad y dictan esta pol铆tica a sus “tenientes” socialdem贸cratas. Desde el Pasok griego a los dem谩s partidos socialistas de Europa del Sur, pasando por el conjunto de la Internacional Socialista, reinan las pol铆ticas de sumisi贸n a la deuda, de respeto de la “regla de oro” de la austeridad presupuestaria y de defensa de los intereses patronales.

La transformaci贸n burguesa de la socialdemocracia

Este proceso es desigual seg煤n los pa铆ses; en concreto, depende que los partidos est茅n en el poder o en la oposici贸n, pero toda la socialdemocracia conoce estos procesos de transformaci贸n. No es suficiente con poner una detr谩s de otra todas las traiciones de la socialdemocracia desde el 4 de agosto de 1914 o sus experiencias de gesti贸n de los asuntos capitalistas a lo largo de todo el siglo XX, sin tener en cuenta m谩s que las continuidades hist贸ricas y sin se帽alar una profunda ruptura en los 煤ltimos a帽os. La duraci贸n de la larga contrarreforma neoliberal y su aceleraci贸n desde el comienzo de la crisis han reducido considerablemente los m谩rgenes de maniobra del reformismo cl谩sico. La brutalidad de los dirigentes de la Uni贸n Europea con Grecia confirma que quieren prohibir cualquier experiencia, por limitada que sea, de gesti贸n reformista. As铆, “no queda tela que cortar” por retomar la f贸rmula del dirigente de Force Ouvri猫re, Andr茅 Bergeron. Si tomamos el ejemplo de Francia, no es la primera vez que el PS defiende y aplica pol铆ticas burguesas, o que participa en gobiernos burguese. Incluso llegaron a hundirse tras la guerra de Argelia. Pero pudieron reconstruir un nuevo PS en el Congreso de 脡pinay, surfeando sobre el post-Mayo 1968. Hoy, tras esta larga integraci贸n en la contrarreforma liberal y el descenso a los infiernos que conoce actualmente, no vemos c贸mo podr铆a reconstruirse el PS retejiendo los lazos con las clases populares. Sobre todo, porque desde hace varias d茅cadas no s贸lo aplica una pol铆tica burguesa, sino pone en cuesti贸n todos los equilibrios sociopol铆ticos que, precisamente, permit铆an a la socialdemocracia la “doble funci贸n reformista” que intentaba, incluso a veces de forma imposible, obtener compromisos sociales favorables a los trabajadores a la vez que salvaguardaba el orden capitalista. La contrarreforma neoliberal proh铆be esta “doble maniobra” reformista.

A帽adamos a esto que las tendencias autoritarias actuales de los reg铆menes burgueses y la p茅rdida de sustancia “democr谩tica, incluso democr谩tica burguesa” de las instituciones parlamentarias conducen a una retracci贸n de la base pol铆tica de los PS. Bajo formas diferentes, los partidos socialistas pueden transformarse en partidos burgueses. ¿Pero se convierten en partidos burgueses como los dem谩s? No completamente, el funcionamiento de la alternancia exige de los PS que marquen su diferencia con los dem谩s partidos burgueses. Algunos de ellos siguen ligados, por su origen hist贸rico, al movimiento obrero, aunque los lazos con su base social y pol铆tica est茅n cada vez m谩s distendidos. Sin embargo, quedan a煤n hoy las huellas de esta historia crean otras tantas contradicciones y oposiciones en el seno de esos partidos. Pueden conservar una cierta relaci贸n con el pueblo de izquierdas, aunque sea cada vez m谩s distendida. Esta mutaci贸n cualitativa, si fuera hasta el final, transformar铆a a esos partidos en “partidos dem贸cratas a la americana”. Una transformaci贸n parecida a la que ha conocido, no un partido socialdem贸crata sino el Partido Comunista Italiano, que se ha convertido en un partido burgu茅s de centro izquierda. En funci贸n de la historia de la izquierda en cada pa铆s, las necesidades de la alternancia pol铆tica pueden incitar a que estos partidos no sean partidos burgueses como los dem谩s. En los pa铆ses en que la historia del movimiento obrero permanece viva y en los que la socialdemocracia es a煤n fuerte, esta 煤ltima no puede jugar un papel clave en el juego y en las instituciones pol铆ticas, porque se reclama a煤n de una historia “socialdem贸crata” y de una cierta relaci贸n con sectores de las clases populares. Pero los partidos socialistas de este comienzo del siglo XXI no tienen ya gran cosa que ver con los de los siglos XIX y XX. Estos partidos, que organizaban y representaban a sectores del movimiento obrero, dan la espalda a esa historia y se echan, sin remilgos, a la conversi贸n neoliberal, m谩s “neoliberal” que “social-liberal” por otra parte.

Esta transformaci贸n neoliberal de la socialdemocracia est谩 bien entablecida, pero no es suficiente para las corrientes m谩s a la derecha de los Partidos Socialistas. En Francia por ejemplo Valls ha declarado en varias ocasiones que “hab铆a que liquidar todas las referencias socialdem贸cratas”. Macron, banquero y Ministro de Finanzas de Hollande, ha ido m谩s all谩 llamando, 茅l tambi茅n, al abandono de “todas las antiguallas de la izquierda”. Lo que quieren es transformar el proceso en curso -bien entablecido, repetimos- en tendencia acabada, aunque sea a costa de romper el partido socialista. Esta confrontaci贸n puede estallar, en caso de una derrota del Partido Socialista en las pr贸ximas presidenciales de 2017.

Actualmente, las alas derechas socialistas est谩n a la ofensiva, pero hay que constatar que frente a los defensores del viraje hacia una transformaci贸n neoliberal, las distintas oposiciones que se manifiestan en su interior, no vuelven a un reformismo cl谩sico y a煤n menos a las ideas de las corrientes de izquierda hist贸ricas de la socialdemocracia. Las pol铆ticas neoliberales no son corregidas m谩s que marginalmente. Christian Paul, primer firmante de la moci贸n de los “frondeurs” (diputados socialistas “rebeldes”, que se opusieron a las medidas propuestas por el gobierno Valls en abril de 2014 ndt), para el pr贸ximo congreso del PS, ha votado a favor del tratado presupuestario. Ha votado tambi茅n por el ANI y el retraso de la edad de jubilaci贸n. Dicho de otra forma no ha defendido ninguno de los marcadores tradicionales de una eventual izquierda socialista. Igualmente, Martine Aubry, “cr铆tica” del gobierno, se ha alineado, al final, con la moci贸n apoyada por Hollande y Valls. Los a帽os de contrarreformas neoliberales y los retrocesos que ha conocido el movimiento obrero en Europa tienen mucho que ver con todo esto. El horizonte de quienes, en el seno de los partidos socialistas se oponen a las traiciones m谩s visibles, queda limitado por los fundamentos de las pol铆ticas neoliberales.

Estos cambios de la socialdemocracia tienen consecuencias en el plano de la orientaci贸n pol铆tica de los anticapitalistas. La perspectiva de una pol铆tica y de un gobierno de ruptura con las pol铆ticas de austeridad no puede acompa帽arse de alianzas con los partidos socialistas. En fin, a la manera de las experiencias de Syriza y Podemos, y m谩s all谩 de los problemas pol铆ticos discutidos en estas formaciones, estos ejemplos muestran que para avanzar en la construcci贸n de una alternativa pol铆tica, 茅sta debe formarse al margen de la izquierda tradicional, de una “izquierda que no es ya ni siquiera reformista”.


*Traducci贸n para VIENTO SUR: Faustino Eguberri















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