OPINI脫N de Rosa Mar铆a Artal.- Es una constante: las grandes tribulaciones que est谩 padeciendo la sociedad remiten una y otra vez al papel de los medios que en muchas ocasiones se convierten en instrumentos de manipulaci贸n masiva, y no de informaci贸n. Creo que en todos mis 煤ltimos libros o cap铆tulos de libros he llamado la atenci贸n sobre ello.
Cuando se estudie el tenebroso periodo que estamos viviendo, se ver谩 el papel decisivo que los medios de comunicaci贸n tuvieron en la consolidaci贸n de un sistema que cada d铆a a帽ade mayores injusticias y mayor corrupci贸n de sus ejecutores, en endulzar la estafa para hacerla tragar. (ReaccionaDos 2015) Porque es cierto que la gran diferencia con otras 茅pocas de la historia es que ahora la comunicaci贸n es global y puede lanzar mensajes id茅nticos como bombas expansivas.
Maruja Torres en su art铆culo de este jueves para eldiario.es se fija tambi茅n en este hecho. Se dir铆a que el asalto neoliberal dispar贸 la t谩ctica. Se lanzaron al abordaje, sin dar ni tiempo a respirar tras la ca铆da del Muro de Berl铆n dado que el Consenso de Washington se promulg贸 el mismo mes de Noviembre de 1989.
Esto dice Maruja Torres:
"He tardado en leer al joven y emblem谩tico periodista de izquierdas brit谩nico Owen Jones, y al principio de su segundo libro, El Establishment, la casta al desnudo, cuenta por qu茅 se produjo el 茅xito del thatcherismo, de qu茅 modo trabajaron las fuerzas conservadoras para recuperar un poder que cre铆an haber perdido a partir de una posguerra en la que se abri贸 mano a los derechos de las clases consideradas como inferiores. La idea de que la revoluci贸n conservadora era inevitable, y de que tambi茅n lo era poner en su sitio a sindicatos y trabajadores para asegurar el bienestar del pa铆s, fue penetrando la malla social gracias al trabajo de numerosos think tank de derechas y a un mont贸n de dinero que fue invertido en colocar en puestos clave de los organismos de manipulaci贸n de masas a j贸venes despiadados y ambiciosos. Fue una operaci贸n lenta pero brutalmente eficaz que condujo a la desregulaci贸n de los mercados y la corrupci贸n que finalmente ha sido descubierta en todos los pa铆ses que se entregaron al neoliberalismo inaugurado oficialmente por Thatcher y su compinche Reagan: incluido el nuestro. Leed el libro, si no lo hab茅is hecho ya, vale la pena."
Recalquemos: “un mont贸n de dinero que fue invertido en colocar en puestos clave de los organismos de manipulaci贸n de masas a j贸venes despiadados y ambiciosos”. Y col贸, c贸mo no iba a hacerlo.
La ejecuci贸n de Grecia como castigo ejemplar a navegantes que pretendan intentar otra cosa, una pol铆tica para la ciudadan铆a, nos ha vuelto a mostrar a qu茅 extremos puede llegar el poder para defender su… negocio. Se obliga a comprar armamento a Alemania, se cortan pensiones, s铆 o s铆, y encima se les humilla con recochineo. Como no har铆a un animal, sino un ser de los que caminan a dos patas.

Lo de Grecia es un esc谩ndalo. Tanto pol铆ticamente como en su tratamiento informativo. Acudo ahora a 脥帽igo S谩enz de Ugarte que comienza as铆 su, de nuevo,excelente art铆culo.
"Primero, fueron los l铆deres de la eurozona en la noche del martes y a partir de ahora ser谩n los dem谩s los que se帽alen con el dedo a Grecia y a su Gobierno. No se toma una decisi贸n de consecuencias tan dram谩ticas e imprevisibles como la expulsi贸n de un pa铆s de la eurozona sin preocuparse antes de que no aparezcan tus huellas dactilares en la escena del crimen y de armar un relato en el que las culpas vayan dirigidas a la v铆ctima."
Finalmente os remito al economista Juan Torres L贸pez que, mira por d贸nde no es llamado pr谩cticamente nunca a las pizarras del espect谩culo informativo. De su documentada reflexi贸n ( La Europa totalitaria en evidencia) destaco estas ideas:
"Al pueblo heleno no le van a perdonar que haya tirado de la manta para poner en evidencia a la Europa totalitaria que con palabrer铆a vac铆a gobierna en contra de lo que quiere la mayor铆a de los europeos.
Las autoridades europeas y los economistas que defienden las pol铆ticas que se vienen imponiendo en Europa en los 煤ltimos a帽os se empe帽an en presentar las cosas como resultado de una disyuntiva: o se hace lo que dicen ellos, o vendr谩 el caos. Basta o铆rlos d铆a a d铆a en los medios de comunicaci贸n, donde aparecen sin descanso.
Por un lado, se presentan ellos y sus propuestas sensatas y cargadas siempre de una l贸gica que a primera vista suena como indiscutible: hay que moderar los salarios y eliminar derechos laborales —aunque a esto lo llaman flexibilizar— para que se creen puestos de trabajo, hay que reducir los gastos del Estado en servicios p煤blicos o en pensiones porque suponen una carga que no nos podemos permitir, los impuestos son innecesarios y es mejor bajarlos, hay que privatizar las empresas y servicios p煤blicos porque los privados funcionan mejor y todo eso es todav铆a m谩s imprescindible ahora porque hemos de reducir la deuda por encima de todo… En ese bando est谩n Merkel o Rajoy y los economistas que los acompa帽an con su fundamentalismo ideol贸gico para justificar estas medidas que a la postre solo est谩n beneficiando a las grandes empresas y patrimonios. En el otro lado estamos todos los dem谩s, los que no sabemos nada —seg煤n dicen—, los que solo vamos a traer el caos y la pobreza, los que con nuestras propuestas haremos que salgan capitales a montones, los que arruinaremos a los pensionistas y haremos que el paro se multiplique. Ah铆 est谩n ahora, Syriza o Varoufakis.
Da igual que junto a estos 煤ltimos se encuentren premios Nobel de Econom铆a como Krugman o Stiglitz y muchos m谩s como ellos, de primera fila y de val铆a reconocida desde hace a帽os en las instituciones acad茅micas m谩s rigurosas del mundo. Da igual que los datos demuestren sin ning煤n tipo de dudas lo que es evidente: que quienes dicen que no saben nada han sido los que supieron predecir lo que ocurri贸, mientras que quienes han producido una crisis gigantesca, millones de desempleados, quiebras bancarias, huida de capitales, destrucci贸n de cientos de miles de empresas, la ruina de pensionistas y de millones de familias son los que ahora se presentan como los 煤nicos sabios capaces de solucionar los problemas que tenemos. Y da igual que las hemerotecas demuestren sin lugar a dudas que todos ellos se equivocaron, que negaron la crisis o dijeron que ser铆a pasajera o sin importancia, y que no supieron prever lo que iba a suceder. Ahora, los que m谩s erraron en sus predicciones se empe帽an en decirnos que saben lo que hay que hacer para afrontar con 茅xito el futuro”.
S铆, da igual. Porque siempre habr谩 una “noticia” o tertuliano que siembra la duda, o que entretenga lo suficiente para distraer la atenci贸n. Un pol铆tico, como el nuevo portavoz del PP, que utilice una informaci贸n de atracos en Grecia durante el gobierno de Samar谩s para decir que Syriza es un caos y que donde est茅 su partido no hay color. Y no se puede competir. Ni ya desde las redes sociales apenas.
Ando hablando con algunos compa帽eros de RTVE. Estamos preocupados por la salud de un gran realizador y la charla se va a otras inquietudes. Convenimos que nunca la televisi贸n p煤blica estatal ha vivido una etapa peor. Nunca. Porque durante toda su trayectoria hubo profesionales que no se conformaron. Informe Semanal naci贸 en 1974. Vivo a煤n Franco. Yendo siempre un poco m谩s all谩 de lo admitido por la censura. El esperpento que hoy se sigue emitiendo con el mismo nombre da idea de lo que estamos hablando.
Es cierto que ahora las empresas period铆sticas, quebradas o en el borde del precipicio por sus muchos errores (empresariales y de los otros), parecen un t茅ntaculo m谩s del poder, de ese poder que est谩 aprisionando a los ciudadanos ya hasta sin disimulos. Tambi茅n resulta evidente que en ese maravilloso mundo que nos vendieron desde Thatcher, el paro se ha agudizado. Y que comer es una necesidad perentoria, incluso para los pensionistas griegos hoy sacrificados. Este gobierno que aspira a repetir y que contar谩 con medios de “informaci贸n” que le ayuden a conseguirlo nos ha atizado hasta leyes y c贸digos mordaza. Pero s铆 se puede. Que nadie crea que no entra帽aba riesgos informar en tiempos pasados. Siempre ocurre en mayor o menor medida. Es que el periodismo es, entre otras cosas, informar de lo que el poder no quiere que se sepa. Y por algo no quiere.
Se ven portadas, editoriales, titulares que sonrojan. Se escuchan y se ven aut茅nticas barbaridades sembradas para hacer un da帽o devastador. Y luego hasta les quitan a algunos el plato de lentejas por el que se han vendido. Les he visto bajar la cerviz y besarles los pies y… salir luego despedidos en un ERE. De los de una mano delante y otra detr谩s, los duros.
Siempre se puede ir m谩s all谩. Hay que elegir, 茅sa es la clave. Entre ser c贸mplices de un poder cuyas acciones averg眉enzan a poco que se tenga un atisbo de 茅tica, o informar verazmente como servicio a la sociedad. Todos nos jugamos mucho en ello. Otro periodismo, el periodismo en realidad, asiste a un momento brillante en Internet, eso es cierto. Los caminos existen. Y quien quiera puede saber lo que ocurre.
Pero la aut茅ntica disyuntiva es por qu茅 camino opta el periodista o el lector: manipular o informar. A qui茅n sirve, a la codicia y sus trampas o a la verdad.

*http://rosamariaartal.com/