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Somos ciencia ficci贸n

OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- En estos d铆as se cumplen ochenta a帽os desde que Adous Huxley publicara la novela "Un mundo feliz". Se acababa de producir la crisis del 29 y empezaba a gestarse el r茅gimen fascista de Hitler en Alemania. Huxley describ铆a la sociedad de un futuro muy lejano. El a帽o 600 de la era "fordiana" (en alusi贸n sarc谩stica a Henry Ford y la introducci贸n de las cadenas de producci贸n en la industria). El fil贸sofo y escritor no carec铆a de visi贸n. La mecanizaci贸n acabar铆a convirtiendo a los trabajadores en poco menos que aut贸matas. En ese contexto, imagina un r茅gimen totalitario que ejerce un control absoluto sobre el individuo al que trata de imponer su concepto de felicidad a toda costa. Una felicidad obligatoria que responde a los reflejos condicionados por la promesa de una pastilla, el soma, que proporciona placer inmediato. En este mundo perfecto todo est谩 encaminado a conseguir mayor productividad creando unos espec铆menes eugen茅sicamente seleccionados para ello.

Los personajes pierden su identidad, su capacidad de experimentar, de razonar. Son clones manipulados desde su nacimiento y educados en centros condicionales del Estado donde crean sus reflejos y les obligan a aceptar su destino.

Por espeluznante que parezca, la ciencia ficci贸n nos ha alcanzado de pleno. En los tiempos que vivimos la manipulaci贸n y el control sobre el libre pensamiento es absoluto. La publicidad nos introducen un universo de necesidades condicionadas cuya adquisici贸n, aseguran, nos dar谩 la felicidad. La eugenesia ha traspasado los laboratorios de Mengele para convertirse en una pr谩ctica que garantiza, a qui茅n pueda pagarlo, tener criaturas sanas. Pero tambi茅n a la carta pudiendo seleccionar el sexo, el color de los ojos o cualquier otra caracter铆stica que antes era fruto del azar.

Nuestro "soma" tiene diversas formas. La de la pastillita azul que permite tener erecciones a los octogenarios es una de ellas. Quiz谩s la m谩s inofensiva.

Es inevitable comparar la sociedad de Huxley con la situaci贸n en la Europa presente. Como en la novela, la UE act煤a como un r茅gimen totalitario cuya m谩xima es aumentar la productividad a煤n a costa de avivar la caldera con alguno de sus miembros. El control ideol贸gico adquiere unas proporciones brutales. El pensamiento 煤nico, los reflejos condicionados, no dejan espacio a la disidencia o al an谩lisis intelectual. Si quieres ser feliz consume, produce y no te cuestiones el sistema. Si te sales del gui贸n, lo pagar谩s caro.
La sa帽a empleada contra los griegos es otro m茅todo propio de Paulov y la escuela conductista. El gobierno de Syriza eligi贸 el camino equivocado. Trat贸 de salvaguardar la dignidad de sus conciudadanos de la voraz antropofagia mercantil y financiera. ¡Error!- escupe la Merkel mientras aprieta el bot贸n de la descarga el茅ctrica que fr铆e la soberan铆a del pueblo griego. 

"Un mundo feliz" era un aviso del mundo delirante, absolutista e inhumano que hemos acabado construyendo. Como a sus personajes, se nos condiciona desde el nacimiento para que nuestras expectativas de felicidad vayan encaminadas a engordar las buchacas de los poderosos. La distop铆a ultraliberal se impone sin necesidad de sacar los tanques a la calle. Han descubierto que la manipulaci贸n medi谩tica es m谩s eficaz. Y la imagen de las v铆ctimas mutiladas ya no ofenden a nuestras retinas. En este nuevo orden se esconde a los muertos debajo de la alfombra. Para que no afeen el paisaje de ese "mundo feliz" donde sobran los derechos humanos.




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