OPINI脫N de Franco Turigliato.- En Italia se discute mucho sobre la experiencia de Syriza en Grecia y de Podemos en Espa帽a, de sus 茅xitos pol铆ticos y electorales; mucha gente desea en nuestro pa铆s la construcci贸n de un reagrupamiento pol铆tico que supere las divisiones infinitas de la izquierda italiana, hoy muy minoritaria, para hacer frente a las luchas pol铆ticas y sociales y hacer cre铆ble una alternativa de izquierdas y de clase.
Una formaci贸n que tuviera caracter铆sticas semejantes a Syriza ha existido ya en Italia y se llamaba Rifondazione, pero tras altos y bajos y diferentes situaciones, el proyecto inicial nacido a comienzos de los a帽os noventa -construir un partido de alternativa y una refundaci贸n del pensamiento y de la praxis comunistas- no se ha realizado. Creado en 1991, el Partido de la Refundaci贸n Comunista (PRC) uni贸 a fuerzas importantes, la gran mayor铆a de las corrientes y de las familias pol铆ticas de la izquierda y tuvo un papel central durante m谩s de 15 a帽os en los acontecimientos pol铆ticos y sociales del pa铆s.
En 2006, el PRC se ali贸 con el gobierno de centro izquierda de Prodi. Fausto Bertinotti, secretario del PRC, se convirti贸 en presidente de la C谩mara de diputados de 2006 a 2008 que vio la ca铆da de Prodi. Se desencaden贸 entonces el inicio de un proceso de crisis que iba a traducirse en el estallido del PRC. Este art铆culo quiere dar elementos de balance de esta historia.
El nacimiento del PRC y la esperanza de un nuevo comienzo
Rifondazione Comunista fue, en primer lugar, fruto de una ruptura en el seno del Partido Comunista Italiano (PCI), que fue el Partido Comunista m谩s grande de Occidente, con un mill贸n y medio de miembros, resultados electorales de alrededor del 25% (y dos veces el 30%), gobernando regiones y ciudades de gran importancia y dirigiendo el sindicato CGIL (Confederaci贸n General Italiana del Trabajo) la mayor organizaci贸n sindical del pa铆s. Teniendo como origen la Tercera Internacional estalinista, adopt贸 tambi茅n, tras la Segunda Guerra Mundial, rasgos socialdem贸cratas. Estos dos aspectos estaban bien encarnados en su dirigente hist贸rico Palmiro Togliatti, muerto en 1964; para indicar su modelo se habla corrientemente de "togliattismo".
En el coraz贸n de los a帽os setenta y de las luchas obreras, el PCI apoy贸 un gobierno de unidad nacional con la burgues铆a que abri贸 la v铆a al retroceso y a la derrota del movimiento obrero. Hacia finales de los a帽os ochenta, se formaron en su seno algunas corrientes pol铆ticas de izquierda. La decisi贸n de la mayor铆a del partido, dirigida por el secretario Achille Occhetto, de cambiar el nombre del partido y de orientarse cada vez m谩s hacia la Internacional Socialista, empuj贸 a las dos corrientes de oposici贸n en el congreso de 1991 a rechazar la transformaci贸n del PCI en PDS (Partido Democr谩tico de Izquierda) y a crear el PRC.
La primera corriente estaba dirigida por el jefe hist贸rico de la izquierda del partido, Pietro Ingrao (aunque en el 煤ltimo momento decidiera quedarse en el PDS), por algunos sindicalistas, como Sergio Garavini, y por militantes que en los a帽os precedentes hab铆an emprendido la experiencia de la revista Il Manifesto; una corriente atenta a los movimientos sociales y a las luchas obreras, cr铆tica hacia el estalinismo y la URSS e igualmente cr铆tica del sistema capitalista. La segunda corriente era mucho m谩s peque帽a, pero mejor organizada, animada por otro dirigente hist贸rico, Armando Cossutta, m谩s ligado a la experiencia sovi茅tica, cr铆tico de la aceptaci贸n de la OTAN por el PCI y de sus decisiones oportunistas. Este 煤ltimo se convirti贸 en el presidente y Garavini en el secretario general. En 1994, 茅ste fue reemplazado por Fausto Bertinotti que iba a dirigir el partido hasta 2008.
A estas dos componentes se a帽adi贸 la principal organizaci贸n de la nueva izquierda radical de los a帽os setenta, Democrazia Proletaria, en cuyo seno desde hac铆a dos a帽os estaban tambi茅n presentes los militantes de la IV陋 Internacional.
El nacimiento de este nuevo partido tuvo un amplio eco en el pa铆s y vio un despertar de esperanza y de militantismo por parte de numerosos cuadros de los a帽os setenta y ochenta que hab铆an abandonado el activismo. Varios militantes de la otra organizaci贸n de la izquierda revolucionaria de los a帽os setenta, Lotta Continua (que posteriormente se hab铆a disuelto), decidieron participar en esta nueva experiencia.
El primer a帽o del partido estuvo marcado por una gran euforia pol铆tica, la renovaci贸n de un fuerte militantismo, momentos elevados de participaci贸n en un clima de caos pol铆tico, sin que los aparatos, aunque presentes, lograran controlar la situaci贸n.
Hay que subrayar dos elementos: la escisi贸n en el PCI fue producto de un acto simb贸lico -el rechazo a abandonar la denominaci贸n de comunista-, pero sin elaboraci贸n de un programa alternativo, cuando las opciones moderadas de los decenios precedentes habr铆an debido conducir bastante antes a los sectores de la izquierda del mismo a la ruptura, como ven铆an empujando a hacerlo organizaciones radicales exteriores al partido. El car谩cter simb贸lico de la ruptura limit贸 el aspecto program谩tico innovador de la escisi贸n. Al mismo tiempo, ciertos sectores eran conscientes de que el futuro del PRC no pod铆a ser solo una supuesta “continuidad comunista", que habr铆a sido "traicionada" por la c煤spide del partido.
Estaba fuertemente presente el sentimiento de un nuevo comienzo indispensable, la necesidad de reescribir todo y de reconstruir. De ah铆 la discusi贸n importante y desordenada del primer congreso de diciembre de 1991, que vio m谩s de 4 000 enmiendas al texto propuesto, enmiendas provenientes de la base del nuevo partido y que no pudieron ser tratadas; el debate se concentr贸 en el nombre del partido, pero los "continuistas", que quer铆an retomar el nombre del PCI fueron derrotados por una coalici贸n que sosten铆a el concepto y el nombre de la "refundaci贸n". Mucha gente pensaba que hab铆a que retomar en su ra铆z el proyecto de la transformaci贸n social y del comunismo. Sin embargo el debate mostr贸 que los contenidos pol铆ticos y program谩ticos de la ruptura no estaban en absoluto claros. De hecho, como la evocaci贸n de la palabra “comunismo” disimulaba la incertidumbre sobre los contenidos y sobre la estrategia, no fue f谩cil pasar de la esperanza a los hechos.
Hab铆a entonces un ardor pol铆tico similar al encontrado, tantos a帽os despu茅s, en Grecia y en Espa帽a con el movimiento de los Indignados y el nacimiento de Podemos. Hay sin embargo que subrayar diferencias estructurales que dependen en primer lugar de momentos hist贸ricos distintos.
En 1991, se estaba ya en medio de la ofensiva neoliberal, pero 茅sta se situaba a煤n lejos de la violencia explosiva de la crisis comenzada en 2007 y de las pol铆ticas de austeridad posteriores. Adem谩s, si la configuraci贸n del movimiento obrero y de la izquierda se estaba transformando, las estructuras tradicionales de la clase obrera, aunque debilitadas, aguantaban a煤n. Los afiliados al nuevo partido eran en general militantes o miembros de los sindicatos; la fractura entre la "izquierda" y amplios sectores sociales no hab铆a tenido a煤n lugar y el proceso se situaba en una din谩mica que tend铆a a reorientar las fuerzas del movimiento obrero y a relanzar las luchas en una perspectiva antisistema. Las luchas de los a帽os setenta e incluso de los ochenta estaban lejos, pero segu铆an bien presentes en las experiencias y los recuerdos directos de quienes quer铆an reconstruir una alternativa a las pol铆ticas de las clases dominantes.
Rifondazione se situ贸 en una continuidad organizativa con el viejo partido, pero tambi茅n con un fuerte aporte de fuerzas nuevas (hasta 2008, el n煤mero de afiliados fluctu贸 alrededor de los 100 000), un grupo parlamentario significativo, miles de c茅lulas de base en todo el pa铆s. Sin embargo el importante turn over de los afiliados (hasta el 30% cada a帽o) mostraba que el PRC ten铆a dificultades para enraizarse en la sociedad de forma estable y estructurada. El partido atra铆a m谩s por su imagen (sobre todo en la segunda fase de Bertinotti) que por su capacidad para implantarse socialmente. No logr贸 jam谩s ser una fuerza decisiva en el interior de las organizaciones sindicales y no lleg贸 jam谩s a dirigir con sus cuadros un sindicato. Esta situaci贸n de debilidad estructural no le permiti贸 casi nunca intervenir con una eficacia suficiente en los acontecimientos sociales, aunque jugara un papel de primer plano en la vida pol铆tica.
Adem谩s, la introducci贸n de un sistema electoral uninominal, que iba a reemplazar el sistema proporcional tradicional, constituy贸 un elemento completamente imprevisto para el PRC, que muy r谩pidamente se encontr贸 sacudido en cada cita electoral, empujado a aliarse a las fuerzas de un centro izquierda frente al que quer铆a representar una alternativa pol铆tica /1.
El contexto social de los primeros a帽os
Rifondazione vivi贸 sus primeros a帽os en un clima particularmente agitado, con el fondo internacional de la desagregaci贸n de la URSS y de primera guerra del Golfo en la que Italia tom贸 parte de forma activa. En el interior, las pol铆ticas de austeridad se concretaron en 1992 con una fuerte puesta en cuesti贸n de conquistas sociales, y con los sindicatos aceptando someterse a la l贸gica patronal /2.
Los acuerdos entre sindicatos, patronos y gobierno de 1992-1993 provocaron una muy poderosa revuelta de los trabajadores; con el movimiento llamado de los "bulloni" que rechazaban con fuerza la pol铆tica de las direcciones sindicales, en primer lugar la de la CGIL. El PRC, a pesar del gran compromiso de los militantes en el movimiento, qued贸 paralizado y subordinado a las burocracias de izquierda del aparato sindical que buscaron un compromiso con las direcciones centrales y que capitularon. Adem谩s, la clase obrera conoci贸, a causa de las derrotas y de las reestructuraciones, un debilitamiento significativo en las grandes concentraciones de f谩bricas, motores de la movilizaci贸n obrera.
Hay que tener en cuenta todo esto para explicar que el nacimiento y el desarrollo de Rifondazione tuvieron lugar en un contexto dif铆cil, pero en el que todo era a煤n posible; esta era la visi贸n de los miles de militantes que se sumaban al PRC. Rifondazione tom贸 la medida de esta resistencia social, llegando hasta posicionarse como "coraz贸n de la oposici贸n".
En cambio, le ser谩 mucho m谩s dif铆cil pasar a la reconstrucci贸n, es decir, a un proyecto coherente de desarrollo del partido y del movimiento de masas. Tanto que cada vez que se acercaban las elecciones, los dirigentes y los militantes de base olvidaban ser ese "coraz贸n de la oposici贸n" y se pon铆an a discutir sobre alianzas electorales.
Los repetidos cambios de direcci贸n y las alianzas con el centro izquierda
Tras haberse situado en la oposici贸n durante m谩s de dos a帽os, en las elecciones pol铆ticas de 1994, Rifondazione particip贸 en la Alianza de los Progresistas guiada por el secretario del PDS Ochetto. El partido obtuvo un buen resultado electoral, pero la alianza fue derrotada por el nuevo jefe de la derecha, Berlusconi; el "peligro" representado por la entrada en el gobierno se vio conjurado por ello. Pocos a帽os despu茅s, como consecuencia de la crisis del primer gobierno Berlusconi, se produjo el nacimiento de un gobierno de coalici贸n presidido por Dini, un exministro de Berlusconi. Rifondazione conoci贸 entonces una primera escisi贸n de derechas, por parte de algunos de sus fundadores que, contra las decisiones de la mayor铆a, quer铆a apoyar a este gobierno.
En 1996 el PRC cambia de nuevo de direcci贸n y establece una alianza s贸lida con la coalici贸n El Olivo, dirigida por Romano Prodi, que gana las elecciones; en esta ocasi贸n, Rifondazione obtiene el m谩ximo de votos de su historia (alrededor del 8,7%, es decir, tres millones doscientos mil votos) /3.
El PRC entra por tanto en la mayor铆a, presionando al gobierno sobre la necesidad de un programa de reformas, comenzando por la reducci贸n del tiempo de trabajo, con mantenimiento de salario, para responder al paro; sin embargo al mismo tiempo apoya el proyecto europeo, el nacimiento del euro y las primeras medidas de precarizaci贸n del mercado de trabajo.
Tras duros enfrentamientos en la mayor铆a sobre la consigna de “cambio o ruptura”, Rifondazione sale de la coalici贸n esperando obtener el consenso sobre esta opci贸n radical. Pero el partido conoce una escisi贸n muy penosa, dirigida por uno de los fundadores, Cossutta, que crea una formaci贸n nost谩lgica del viejo PCI, el Partido de los Comunistas Italianos (PdCI). Las elecciones europeas de 1999 penalizan a Rifondazione que no obtiene m谩s que un decepcionante 4%, mientras que el PdCI muestra que existe con el 2%.
En las elecciones regionales de 2000, el PRC se al铆a de nuevo con el centro izquierda y obtiene buenos resultados, pero sigue en la oposici贸n a nivel nacional. En las elecciones pol铆ticas de 2001 se presenta solo; renuncia a presentar sus candidatos para la parte uninominal, participando solo en el reparto proporcional (25% de los electos) y vuelve a tener un buen resultado (m谩s del 5%) con alrededor de 1 900 000 votos, pero obtiene pocos parlamentarios (una quincena).
Se abre entonces un per铆odo de radicalidad m谩s fuerte, que comienza con el apoyo al movimiento altermundialista. Pero las elecciones de 2006 ven un nuevo giro de 180潞: una nueva alianza con el centro izquierda y la participaci贸n en el gobierno Prodi 2 para -seg煤n se afirma- garantizar “la compensaci贸n de las clases populares y obreras y una gran reforma social”. Obtiene 2,2 millones de votos en la C谩mara y 2,5 millones de votos en el Senado. Pero la experiencia gubernamental se revela r谩pidamente catastr贸fica /4. Volveremos sobre ello.
Rifondazione ha logrado obtener los mejores resultados electorales cuando ha podido asociar dos elementos: tener detr谩s de s铆 un per铆odo de oposici贸n y de lucha y al mismo tiempo probar que era unitario y presentarse como el ala izquierda del centro izquierda. Esta pol铆tica corresponde bien al nivel medio de conciencia de la mayor铆a de los electores de izquierdas. La exigencia de unidad es muy fuerte pues, enfrente, se encuentra siempre la derecha guiada por un Berlusconi que act煤a como revulsivo. La preponderancia del antiberlusconismo impidi贸 que amplios sectores del pueblo de izquierdas realizaran un balance de las pol铆ticas llevadas a cabo por las fuerzas pol铆ticas del centro izquierda.
En las elecciones de 2008 se realiz贸 la formaci贸n de una lista llamada Arcoiris que uni贸 a Rifundazione, el PdCI, los Verdes y otras fuerzas, que sufri贸 una derrota estrepitosa no superando la barrera del 4%. Por primera vez en la historia de la posguerra, la izquierda no logr贸 que resultara elegido ning煤n representante en el Parlamento. La derrota fue dram谩tica: en este caso, en lugar de recoger a derecha e izquierda, Rifondazione perdi贸 el apoyo de quienes pensaban que el partido hab铆a ido demasiado lejos y de que quienes juzgaban que hab铆a cedido a las posiciones moderadas. Amplios sectores del electorado de izquierdas se abstuvieron.
La estructura profunda del PRC y la herencia del pasado
Estos cambios incesantes nunca han sido discutidos en serio. Esto se traduce en una tensi贸n permanente en el partido y una subordinaci贸n a las decisiones del secretario: ning煤n partido puede construirse seriamente de forma duradera con ese m茅todo.
Se hace evidente que el grupo dirigente, aunque formado por diversas componentes, no rompi贸 jam谩s estrat茅gicamente con el DS y luego con el PD y sigui贸 creyendo encontrarse en el seno de esa familia pol铆tica. La ruptura con el centro izquierda no respondi贸 jam谩s a una visi贸n estrat茅gica, ten铆a solo como objetivo obtener consensos en los sectores m谩s radicales de los movimientos y una correlaci贸n de fuerzas 煤til en las negociaciones con el centro izquierda. Esto en funci贸n de las posiciones teorizadas desde siempre en el seno del PCI, en particular por Lucio Magri, uno de los fundadores de Rifondazione: la necesidad de encontrar con la burgues铆a y con sus partidos compromisos que el movimiento obrero debe dinamizar, es decir llevar sobre la marcha a un nivel m谩s elevado y m谩s favorable. Las grandes luchas y conquistas de los a帽os sesenta y setenta pod铆an alimentar esta ilusi贸n. Los acontecimientos de los a帽os noventa, con la recuperaci贸n del control por las fuerzas burguesas y la patronal, habr铆an debido borrarla. A pesar de todo, hoy esa idea sigue extendida en amplios sectores de la izquierda.
Otro elemento est谩 ligado a la realidad profunda del partido: incluso en per铆odo de oposici贸n, se tejen alianzas con el centro izquierda, en las regiones, en las provincias, en los ayuntamientos, en las grandes ciudades, lo que permite obtener miles de consejeros, as铆 como numerosos adjuntos; se participa as铆 en la gesti贸n local de las pol铆ticas de austeridad, posici贸n que se justifica siempre con el argumento de que a nivel local se pueden obtener resultados parciales y reducir la gravedad de esas medidas.
Esto crea un medio social estrechamente ligado a las instituciones; la esperanza de una carrera pol铆tica e institucional toca a numerosas personas e impregna la vida de la organizaci贸n, incluso cuando a nivel general se llevan a cabo campa帽as sociales radicales. Esto implica que el centro de gravedad del partido no se desplazar谩 jam谩s socialmente.
Un posible big bang refundador
Sin embargo, habr铆a podido producirse en los primeros a帽os un big bang refundador del partido, cuando todo estaba en discusi贸n y el pa铆s estaba a煤n atravesado por movimientos obreros significativos con una red densa de delegados en las f谩bricas y lugares de trabajo, muchos de ellos afiliados o simpatizantes del PRC, que no aceptaban pasivamente las posiciones de la burocracia, tomaban iniciativas de lucha y defend铆an propuestas alternativas.
Rifondazione sostuvo activamente todos esos movimientos y se inscrib铆a en ellos pero no los dirig铆a, salvo en peque帽a medida, con sus cuadros.
Est谩bamos entonces en el punto m谩s elevado de distancia entre una base sindical a煤n militante y el aparato burocr谩tico del sindicato; se entrevi贸 incluso la posibilidad de una escisi贸n masiva de la CGIL y la construcci贸n de otra federaci贸n sindical, amplia y fuerte, sobre posiciones de clase. Su ausencia provocar谩, entre otras cosas, la formaci贸n de sindicatos de base, muy combativos, pero dirigidos por corrientes a veces sectarias, cuya esfera de acci贸n permanec铆a limitada a algunos sectores o situaciones.
Pero el partido como tal no logr贸 enfrentarse a la complejidad de esos nudos sociales y sindicales, ni siquiera para discutir el tema; su funcionamiento, sus estructuras, las preocupaciones de sus cuadros estaban en otras partes, ligadas a la gesti贸n pol铆tica cotidiana, es decir, a las instituciones. Por otra parte, las fuerzas provenientes de la extrema izquierda no lograron ser eficaces en sus propuestas pol铆ticas de renovaci贸n, debido a su debilidad o a causa de su orientaci贸n; as铆, el grupo dirigente proveniente de Democrazia Proletaria opt贸 por integrarse desde 1995 en la mayor铆a de Bertinotti.
Un partido que se pretend铆a anticapitalista, militante, de masas, que ten铆a la ambici贸n de refundar el proyecto comunista para superar el capitalismo, y que por ese motivo hab铆a roto con el PDS, habr铆a debido cumplir una serie de acciones correspondientes a su nuevo nombre.
En primer lugar, expresar plenamente la alternativa estrat茅gica y pol铆tica, por tanto en la acci贸n cotidiana, a las fuerzas procapitalistas del centro izquierda, construyendo esta alternativa en el plano social. En segundo lugar, saldar cuentas con las viejas reminiscencias estalinistas, pero sobre todo con la vulgata “togliattiana”, rompiendo toda subordinaci贸n al mito del socialismo real, reconstruyendo la idea de proyecto socialista y libertario, lo que por otra parte el nombre del diario del partido, Liberaci贸n, habr铆a debido sugerir. En tercer lugar, habr铆a sido necesario poner realmente en el centro la intervenci贸n en la clase obrera y en los movimientos de masas, con el objetivo de favorecer la autoorganizaci贸n de estos 煤ltimos; la historia de la clase obrera italiana proporcionaba experiencias fundamentales: los consejos de f谩brica posteriores a la Primera Guerra y las reflexiones de Antonio Gramsci, los acontecimientos que siguieron a la Segunda Guerra Mundial y sobre todo el movimiento de los consejos de los a帽os setenta, en los que hab铆an tomado parte numerosos cuadros de Rifondazione y al que se rend铆a a menudo un homenaje nost谩lgico; esto habr铆a significado tambi茅n un compromiso diferente para conquistar la direcci贸n y la renovaci贸n de las organizaciones sindicales. En cuarto lugar, habr铆a sido necesaria una revoluci贸n cultural y organizativa total en el funcionamiento del partido, una democratizaci贸n profunda y una reorientaci贸n de las prioridades de los grupos dirigentes.
Todas estas posibilidades surgieron, en uno u otro momento, sin inscribirse en una orientaci贸n mayoritaria. ¿Se habr铆a traducido esto en el crecimiento electoral tan esperado, prometido por los sondeos electorales y regularmente desmentido por los hechos? No se puede afirmar con certeza. En cambio es seguro que antes que la elecci贸n del trabajo paciente pero decidido, atento a reconstruir la hegemon铆a alrededor de un proyecto anticapitalista, se prefiri贸 el atajo electoral o la b煤squeda del acontecimiento clave (¿cu谩ntos conejos sac贸 Bertinotti de su chistera durante las reuniones de la direcci贸n?) que habr铆a debido cambiar las correlaciones de fuerzas y la historia. Sin 茅xito.
La lucha de clases ofrece una segunda oportunidad
Al comienzo del nuevo siglo, el nacimiento del movimiento contra la globalizaci贸n capitalista ofreci贸 una segunda posibilidad.
El partido adquiri贸 por primera vez, gracias a su giro de izquierdas de esos 煤ltimos a帽os, una cierta fuerza y credibilidad entre la juventud y dispon铆a de una organizaci贸n de juventud bien presente en el movimiento altermundialista y en las dram谩ticas jornadas de G茅nova contra el Grupo de los ocho (G8) en 2001. Dos a帽os m谩s tarde se desarrollar谩 contra la guerra un movimiento de masas nunca visto. El sindicato de los metal煤rgicos (FIOM/CGIL) -el sindicato sectorial m谩s importante de Italia- hab铆a decidido poner fin a las pol铆ticas de compromiso con la patronal y comenzado una estaci贸n de luchas y de movilizaciones. La CGIL, atacada por el gobierno de derechas de Berlusconi- fue llevada a organizar en 2002 una de las mayores manifestaciones (3 millones de manifestantes en Roma) para defender el Estatuto de los Trabajadores, la ley que garantiza los derechos de los asalariados.
Para poner obst谩culos a la corriente m谩s tradicional y continuista con el viejo PCI, que sin embargo se hab铆a separado de Cossutta al que hab铆a apoyado hasta entonces /5, Bertinotti decidi贸 abrir una discusi贸n te贸rica partiendo de la hip贸tesis de que la historia ofrece de nuevo en t茅rminos inmediatos el dilema socialismo o barbarie. Pon铆a de nuevo en el centro a los movimientos sociales. Pon铆a igualmente en discusi贸n el concepto tradicional de imperialismo bajo la influencia de las ideas de Antonio Negri (ver Imperio -https://es.wikipedia.org/wiki/Imper..., ndr- escrito con Michel Hardt), compartidas en particular por el sector joven del partido que trabajaba ya en estrecho contacto con las fuerzas anarquizantes de los centros sociales /6.
Bertinotti insist铆a en la necesidad de superar definitivamente el estalinismo y su herencia cultural; pero la reflexi贸n qued贸 en la superficie y ninguna de las componentes del partido, salvo las corrientes que se refer铆an de diferentes formas al trotskismo, someti贸 a la cr铆tica lo que es el nudo pol铆tico de la historia italiana, el “togliattismo”.
Bertinotti recuper贸 la categor铆a de revoluci贸n, pero al mismo tiempo introdujo la cr铆tica al concepto de la toma del poder, desarrollando luego la teor铆a de la no violencia, con el objetivo no solo de ligarse a los sectores pacifistas del movimiento, sino tambi茅n, como se ver谩, para acercarse a las fuerzas de centro izquierda. Lo que habr铆a podido ser la apertura de una profunda discusi贸n pol铆tica y te贸rica se qued贸 en algo muy ecl茅ctico y en la superficie de los debates del partido, que siguieron dominados por debates t谩cticos y enfrentamientos internos, con el objetivo de construir una corriente homog茅nea en torno al secretario.
Sin embargo, Rifondazione fue la 煤nica fuerza pol铆tica participante en el gran movimiento de G茅nova 2001 (la contracumbre al G8, ndr). Los sindicatos de base est谩n presentes, pero tambi茅n la FIOM (Federazione Impiegati Operai Metallurgici). Las potencialidades son grandes: es posible intentar unir a los diferentes movimientos sociales contra la globalizaci贸n, contra la guerra, y contra las condiciones precarias de los j贸venes, mientras que el movimiento obrero organizado y activo encuentra de nuevo la voz para defender salario y empleo y ve en su seno, aunque de forma limitada, una nueva generaci贸n militante. Rifondazione apoya a la FIOM, pero es importante la desconfianza entre los dos grupos dirigentes. Adem谩s, Bertinotti teme la competencia pol铆tica del secretario de la CGIL, Cofferati.
Rifondazione est谩 en el movimiento como partido; es el reconocimiento positivo de su diversidad, pero tambi茅n un l铆mite porque el partido no impulsa el desarrollo de las estructuras de autoorganizaci贸n del movimiento que ser铆an sin embargo indispensables para procurarle la continuidad necesaria y construir la unidad entre sus diferentes formas sociales. Seg煤n la opini贸n dominante, los movimientos estaban ya vivos y bien estructurados. Como mucho, Rifondazione deb铆a limitarse proporcionales una representaci贸n institucional.
Al contrario, en ese momento crucial, era necesario un partido que ayudara verdaderamente a los movimientos a desarrollarse, a la vez que propusiera discutir sobre una “Refundaci贸n de la Refundaci贸n”, sobre un proceso constituyente abierto y democr谩tico que pudiera fundir las nuevas fuerzas vivas de los j贸venes con las fuerzas din谩micas del “viejo” movimiento obrero. Es en cualquier caso lo que propuso, sin 茅xito, en el seno de la direcci贸n la corriente pol铆tica a la que pertenezco /7.
El PRC rechaz贸 la nueva “constituyente social y anticapitalista”, pero rechaz贸, tambi茅n, una proposici贸n reformista, la de un reagrupamiento de todas las fuerzas de izquierdas. Seg煤n esta orientaci贸n, defendida entonces por el peri贸dico Il Manifesto, un reagrupamiento as铆 podr铆a alcanzar el 13% en las elecciones y ser铆a capaz de influir sobre el centro izquierda.
Bertinotti se qued贸 a medio camino, hablando de una “alianza pol铆tico social”, que deber铆a estar compuesta por Rifondazione y por las fuerzas del movimiento. Es de hecho una problem谩tica de “autosuficiencia pol铆tica” y de instrumentalizaci贸n de los movimientos que no puede llevar m谩s que a un callej贸n sin salida. Ser谩 seguida por la 煤ltima “gran operaci贸n” de Bertinotti: la alianza con Prodi en 2006.
La crisis de 2006-2008
Sin embargo, por el momento, el PRC sigue en sinton铆a con los movimientos. En 2003, toma una iniciativa importante: la batalla alrededor de un refer茅ndum para la extensi贸n a los asalariados de las peque帽as empresas de las protecciones del art铆culo18 del Estatuto de los Trabajadores que prev茅 la reintegraci贸n en el puesto de trabajo del empleado injustamente despedido. Es una campa帽a de masas que comenz贸 con la recogida de las firmas necesarias y que oblig贸 a la propia CGIL, en el 煤ltimo momento, a apoyar esta proposici贸n. Todas las fuerzas del centro derecha y del centro izquierda se opusieron a ello con fuerza, llamando a no participar en la votaci贸n a fin de que no fuera alcanzada la participaci贸n del 51% exigida por la ley para que el resultado del refer茅ndum fuera v谩lido.
Como consecuencia, la tasa de participaci贸n fue solo del 25%, pero m谩s de diez millones de ciudadanos y ciudadanas apoyaron la proposici贸n del PRC. Esta derrota era en realidad una victoria para un partido que, por primera vez, hab铆a llegado a un p煤blico tan amplio, construyendo alianzas con diversos actores sindicales y sociales. Una nueva “refundaci贸n” se hac铆a de nuevo posible.
No fue esa la decisi贸n de Bertinotti y del grupo dirigente que, en dos d铆as, decidieron volver hacia el centro izquierda, explicando que este 煤ltimo “es ya permeable a los llamamientos de los movimientos y tenemos por tanto la posibilidad de influenciar y de hacernos los garantes de una nueva Gran Reforma”.
La discusi贸n en el partido fue violenta. Concluy贸 en el congreso de Venecia (2005) con una mayor铆a que permaneci贸 por debajo del 60% gestionando el congreso de forma autoritaria y excluyendo a las minor铆as de los lugares de poder reales en la direcci贸n /8. Las minor铆as estaban divididas entre ellas (as铆, la corriente Grassi, la m谩s importante, se opuso a esta nueva alianza no por razones estrat茅gicas sino a causa de una evaluaci贸n a la vez t谩ctica y pol铆tica) y no lograron construir una alternativa v谩lida a la mayor铆a.
En 2006, la lecci贸n de un n煤mero elevado de parlamentarios (41 en la C谩mara y 27 en el Senado) cre贸 una inmensa euforia y embarull贸 a煤n m谩s los esp铆ritus de los dirigentes del PRC que no comprendieron que el trayecto hacia el infierno hab铆a comenzado.
El gobierno Prodi fue el de la austeridad y de la aplicaci贸n de las normas europeas; aprobar谩 leyes financieras muy duras, confirmar谩 en la pr谩ctica todas las medidas del gobierno precedente que sin embargo hab铆a prometido derogar (a partir de las leyes sobre la precarizaci贸n del trabajo), retirar谩, de acuerdo con los Estados Unidos, las tropas de Irak, pero aumentar谩 la presencia militar italiana en Afganist谩n y en muchos otros pa铆ses. Rifondazione acept贸 avalar todos estos recortes envenenados, sin lograr reaccionar a esta sumisi贸n pol铆tica a Democratici di Sinistra (DS) que entre tanto se haab铆an unificado con La Margherita, un sector de la vieja Democracia Cristiana, creando un nuevo partido, el Partido Democr谩tico (PD), que tiene por modelo los dem贸cratas estadounidenses.
El PRC no contempla en absoluto la eventualidad de una ruptura y rechaza la proposici贸n de un congreso extraordinario para decidir sobre el tema. Contin煤a sosteniendo a Prodi, cuando incluso la nueva direcci贸n del PD, con su secretario Walter Veltroni, lleg贸 a la conclusi贸n de que el gobierno no podr铆a aguantar en tales condiciones /9. De hecho, todo acab贸 mal para el gobierno, que no dispon铆a de una mayor铆a parlamentaria real y se vio obligado a dimitir a comienzos de 2008. La dura derrota electoral que sigui贸 provoc贸 una crisis aguda del PRC, con arreglos de cuentas internos y la ruptura de la mayor铆a (abandonando Bertinotti la direcci贸n), que llev贸 a un congreso durante el cual se produjo una escisi贸n pr谩cticamente por la mitad.
Adem谩s, la esperanza de corrientes de izquierda a fin de que a partir de la crisis pol铆tica del PRC pudiera al menos crearse una fuerte organizaci贸n revolucionaria no sali贸 adelante /10.
La derrota fue la de la clase obrera que sali贸 desorientada y desmoralizada del fracaso conjugado del centro izquierda y de Rifondazione; la desmoralizaci贸n de los sectores militantes que se hab铆an implicado en el proyecto pol铆tico y organizativo fue tambi茅n enorme.
Las din谩micas centr铆fugas son inevitables, hasta el punto de que el movimiento unitario realizado a comienzos de los a帽os 1990 se descompuso y de que el partido se rompi贸 en mil pedazos.
Fue el duro precio del fracaso de un proyecto y de las derrotas sociales y pol铆ticas: frustraci贸n, rabia, desilusi贸n atraviesan el mundo del trabajo y los movimientos sociales tras la experiencia del gobierno Prodi. La izquierda es cada vez menos cre铆ble, y en las elecciones de 2013 una muy amplia proporci贸n de los electores, incluyendo votantes de izquierda, pusieron sus esperanzas en una fuerza interclasista: el Movimiento 5 Estrellas de Grillo.
¿Un nuevo inicio?
El PRC (cuyo secretario general es Paolo Ferrero) contin煤a existiendo, pero no es la misma entidad pol铆tica y organizativa que en el pasado (m谩s all谩 de los afiliados que son a煤n numerosos y de la abnegaci贸n de algunos miles de militantes). El peso pol铆tico, la credibilidad y la eficacia de su acci贸n son de calidad diferente. Sus resultados electorales, dejando aparte algunas excepciones, son flojos. La l铆nea pol铆tica es muy pragm谩tica; de una parte plantea al partido como fuerza de oposici贸n, pero al mismo tiempo gestiona a煤n con el PD alianzas en algunas regiones o alcald铆as. Est谩 esencialmente animado por dirigentes de la vieja Democrazia Proletaria, a los que se ha sumado lo que queda de la corriente dirigida por Grassi de la que ya hemos hablado. La adhesi贸n mantenida al Partido de la Izquierda Europea representa un punto de apoyo importante.
El otro fragmento nacido de la escisi贸n de 2008 es Sinistra Ecologia Libert谩 (SEL) cuyo principal dirigente es el presidente de la regi贸n Puglia, Nichi Vendola; dispone de una renta electoral de alrededor del 3% obtenida gracias a una relaci贸n de alianza y de dependencia respecto al PD, con el que esperaba llagar al gobierno si este 煤ltimo hubiera ganado las elecciones de 2013 (en varias regiones SEL est谩 ya en el gobierno con el PD). Como se sabe, la ausencia de una mayor铆a en el Senado ha llevado al PD a aliarse con fuerzas de centro derecha; por ello el SEL ha debido elegir el camino de la oposici贸n, pagando sin embargo el precio de una escisi贸n hacia el PD de su grupo parlamentario.
Durante las elecciones europeas del a帽o 2014, fue el movimiento de las luchas del pueblo griego el que acudi贸 en ayuda de las fuerzas de la izquierda italiana, d茅biles y divididas. La intervenci贸n del l铆der de Syriza permiti贸 la formaci贸n de una lista unitaria, la lista “Otra Europa con Tsipras”, animada por una serie de intelectuales, y a favor de la cual Rifondazione se implic贸 inmediatamente, SEL tambi茅n particip贸. Se super贸 el m铆nimo del 4% y obtuvo tres diputados (una de ellos pertenece a Rifondazione).
¿Es un nuevo comienzo? Es dif铆cil pensarlo solo a partir de este resultado.
El planteamiento de estas fuerzas es una vez m谩s sobre todo electoral; hasta ahora no se ha hecho ning煤n balance serio de la historia pasada, lo que ser铆a necesario, no por amor a la autocr铆tica sino para comprender el porqu茅 de la derrota. La capacidad de una iniciativa fuerte y unitaria para apoyar los movimientos de los trabajadores, que este a帽o ha conocido una recuperaci贸n parcial pero significativa, parece a煤n muy alejada.
Todos est谩n estupefactos ante los 茅xitos de Syriza y de Podemos, todos querr铆an imitarlos pero ¿c贸mo? ¿desde d贸nde comenzar? Todos est谩n a la b煤squeda del big bang perdido.
De todas formas, se ha reabierto una discusi贸n sobre lo que hay que hacer y qu茅 sujeto pol铆tico alternativo construir: se trabaja para apoyar la lucha del pueblo griego y se discute sobre la forma de retomar una acci贸n a nivel europeo, internacionalista.
Todo esto es ciertamente confuso, muy dependiente de las ideas del pasado, a la b煤squeda de una novedad a煤n m谩s incierta, y las maniobras politiqueras no faltan, igual que hay a煤n mucha gente que piensa en nuevas convergencias con el PD: una absurda tendencia a la repetici贸n.
Lo positivo es que se ha vuelto a discutir, que existen voluntades unitarias; cosas que pueden abrir un futuro, pero no ellas solas. Solo si al mismo tiempo el movimiento de la clase obrera y los movimientos sociales producen nuevas luchas y fuerzas militantes nuevas y j贸venes. Y si quienes quieren recomponer una fuerza alternativa saben estar en su coraz贸n.
Notas
* Hoy dirigente de Sinistra Anticapitalista, el autor ha militado en el PRC desde 1991 y en 1996 fue miembro de la direcci贸n nacional, responsable de la construcci贸n del partido en las grandes f谩bricas. Fue expulsado en febrero de 2007 porque como parlamentario no respet贸 la disciplina de partido votando contra la intervenci贸n militar italiana en Afganist谩n.
1/ El PRC se aliar谩 nacionalmente tres veces con estas fuerzas burguesas: 1994, 1996 y 2006.
2/ El 31 de julio de 1992, un acuerdo entre sindicatos, gobierno y patronal puso fin a un mecanismo de escala m贸vil que ajustaba autom谩ticamente, al menos en parte, los salarios con la inflaci贸n; el 23 de julio de 1993 un nuevo acuerdo, llamado de concertaci贸n, preve铆a que las reivindicaciones obreras deb铆an permanecer en el interior de las compatibilidades capitalistas y de las decisiones del gobierno: durante el decenio que sigui贸 este acuerdo provoc贸 un deterioro continuo de los niveles salariales, el crecimiento del paro y del trabajo precario.
3/ En 1992, el PRC obtuvo 5,6 % ; en 1994, 6,05 % ; en 1996, 8,57 % ; en 2001, 5,03 % ; en 2006, 5,84 %.
4/ Es 煤til recordar que Prodi fue Presidente de la Comisi贸n Europea entre 1999 y 2004.
5/ Se trata de la corriente guiada por Claudio Grassi centrada alrededor de la revista L´Ernesto que propone una visi贸n “campista” de la pol铆tica mundial.
6/ Las juventudes comunistas fueron en particular atra铆das por sus ideas y por el movimiento llamado de los “desobedientes” de los centros sociales. Cundo comprendieron la ausencia total de perspectiva pol铆tica llevada por estos sectores, se volver谩n los mayores defensores de la “alianza para gobernar”. Muchos de ellos optar谩n por hacer carrera en las instituciones, volvi茅ndose cada vez m谩s moderados.
7/ Se trata de la corriente Sinistra Critica ligada a la LCR francesa y a la IV Internacional.
8/ Para garantizar esta opci贸n, el papel del sector de los dirigentes de la ex Democrazia Proletaria fue decisivo; este sector est谩 dirigido por Paolo Ferrero que tres a帽os m谩s tarde romper谩 con Bertinotti y se convertir谩 en el actual secretario de Rifondazione.
9/ La Democracia Cristiana fue el partido principal de la burgues铆a italiana en la posguerra. El PDS, salido del viejo PCI en 1991, cambi贸 luego de nombre, pasando a ser Dem贸cratas de Izquierda para fundirse luego con La Margherita en 2007 y dar nacimiento al PD.
10/ Dos componentes trotskistas ya hab铆an salido. Una de ellas, que tiene como dirigente a Marco Ferrando, lo hizo en el momento de la propuesta de una nueva alianza con el centro izquierda, la otra Sinistra Critica en 2007, al constatar que el partido no era capaz de reaccionar al desastre provocado por su participaci贸n en el gobierno.
*Art铆culo publicado en el n煤mero 25 de la revista Contretemps, del primer trimestre de 2015.
https://www.ensemble-fdg.org/content/italie-retour-sur-lhistoire-de-rifondazione. Traducci贸n: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Una formaci贸n que tuviera caracter铆sticas semejantes a Syriza ha existido ya en Italia y se llamaba Rifondazione, pero tras altos y bajos y diferentes situaciones, el proyecto inicial nacido a comienzos de los a帽os noventa -construir un partido de alternativa y una refundaci贸n del pensamiento y de la praxis comunistas- no se ha realizado. Creado en 1991, el Partido de la Refundaci贸n Comunista (PRC) uni贸 a fuerzas importantes, la gran mayor铆a de las corrientes y de las familias pol铆ticas de la izquierda y tuvo un papel central durante m谩s de 15 a帽os en los acontecimientos pol铆ticos y sociales del pa铆s.
En 2006, el PRC se ali贸 con el gobierno de centro izquierda de Prodi. Fausto Bertinotti, secretario del PRC, se convirti贸 en presidente de la C谩mara de diputados de 2006 a 2008 que vio la ca铆da de Prodi. Se desencaden贸 entonces el inicio de un proceso de crisis que iba a traducirse en el estallido del PRC. Este art铆culo quiere dar elementos de balance de esta historia.
El nacimiento del PRC y la esperanza de un nuevo comienzo
Rifondazione Comunista fue, en primer lugar, fruto de una ruptura en el seno del Partido Comunista Italiano (PCI), que fue el Partido Comunista m谩s grande de Occidente, con un mill贸n y medio de miembros, resultados electorales de alrededor del 25% (y dos veces el 30%), gobernando regiones y ciudades de gran importancia y dirigiendo el sindicato CGIL (Confederaci贸n General Italiana del Trabajo) la mayor organizaci贸n sindical del pa铆s. Teniendo como origen la Tercera Internacional estalinista, adopt贸 tambi茅n, tras la Segunda Guerra Mundial, rasgos socialdem贸cratas. Estos dos aspectos estaban bien encarnados en su dirigente hist贸rico Palmiro Togliatti, muerto en 1964; para indicar su modelo se habla corrientemente de "togliattismo".
En el coraz贸n de los a帽os setenta y de las luchas obreras, el PCI apoy贸 un gobierno de unidad nacional con la burgues铆a que abri贸 la v铆a al retroceso y a la derrota del movimiento obrero. Hacia finales de los a帽os ochenta, se formaron en su seno algunas corrientes pol铆ticas de izquierda. La decisi贸n de la mayor铆a del partido, dirigida por el secretario Achille Occhetto, de cambiar el nombre del partido y de orientarse cada vez m谩s hacia la Internacional Socialista, empuj贸 a las dos corrientes de oposici贸n en el congreso de 1991 a rechazar la transformaci贸n del PCI en PDS (Partido Democr谩tico de Izquierda) y a crear el PRC.
La primera corriente estaba dirigida por el jefe hist贸rico de la izquierda del partido, Pietro Ingrao (aunque en el 煤ltimo momento decidiera quedarse en el PDS), por algunos sindicalistas, como Sergio Garavini, y por militantes que en los a帽os precedentes hab铆an emprendido la experiencia de la revista Il Manifesto; una corriente atenta a los movimientos sociales y a las luchas obreras, cr铆tica hacia el estalinismo y la URSS e igualmente cr铆tica del sistema capitalista. La segunda corriente era mucho m谩s peque帽a, pero mejor organizada, animada por otro dirigente hist贸rico, Armando Cossutta, m谩s ligado a la experiencia sovi茅tica, cr铆tico de la aceptaci贸n de la OTAN por el PCI y de sus decisiones oportunistas. Este 煤ltimo se convirti贸 en el presidente y Garavini en el secretario general. En 1994, 茅ste fue reemplazado por Fausto Bertinotti que iba a dirigir el partido hasta 2008.
A estas dos componentes se a帽adi贸 la principal organizaci贸n de la nueva izquierda radical de los a帽os setenta, Democrazia Proletaria, en cuyo seno desde hac铆a dos a帽os estaban tambi茅n presentes los militantes de la IV陋 Internacional.
El nacimiento de este nuevo partido tuvo un amplio eco en el pa铆s y vio un despertar de esperanza y de militantismo por parte de numerosos cuadros de los a帽os setenta y ochenta que hab铆an abandonado el activismo. Varios militantes de la otra organizaci贸n de la izquierda revolucionaria de los a帽os setenta, Lotta Continua (que posteriormente se hab铆a disuelto), decidieron participar en esta nueva experiencia.
El primer a帽o del partido estuvo marcado por una gran euforia pol铆tica, la renovaci贸n de un fuerte militantismo, momentos elevados de participaci贸n en un clima de caos pol铆tico, sin que los aparatos, aunque presentes, lograran controlar la situaci贸n.
Hay que subrayar dos elementos: la escisi贸n en el PCI fue producto de un acto simb贸lico -el rechazo a abandonar la denominaci贸n de comunista-, pero sin elaboraci贸n de un programa alternativo, cuando las opciones moderadas de los decenios precedentes habr铆an debido conducir bastante antes a los sectores de la izquierda del mismo a la ruptura, como ven铆an empujando a hacerlo organizaciones radicales exteriores al partido. El car谩cter simb贸lico de la ruptura limit贸 el aspecto program谩tico innovador de la escisi贸n. Al mismo tiempo, ciertos sectores eran conscientes de que el futuro del PRC no pod铆a ser solo una supuesta “continuidad comunista", que habr铆a sido "traicionada" por la c煤spide del partido.
Estaba fuertemente presente el sentimiento de un nuevo comienzo indispensable, la necesidad de reescribir todo y de reconstruir. De ah铆 la discusi贸n importante y desordenada del primer congreso de diciembre de 1991, que vio m谩s de 4 000 enmiendas al texto propuesto, enmiendas provenientes de la base del nuevo partido y que no pudieron ser tratadas; el debate se concentr贸 en el nombre del partido, pero los "continuistas", que quer铆an retomar el nombre del PCI fueron derrotados por una coalici贸n que sosten铆a el concepto y el nombre de la "refundaci贸n". Mucha gente pensaba que hab铆a que retomar en su ra铆z el proyecto de la transformaci贸n social y del comunismo. Sin embargo el debate mostr贸 que los contenidos pol铆ticos y program谩ticos de la ruptura no estaban en absoluto claros. De hecho, como la evocaci贸n de la palabra “comunismo” disimulaba la incertidumbre sobre los contenidos y sobre la estrategia, no fue f谩cil pasar de la esperanza a los hechos.
Hab铆a entonces un ardor pol铆tico similar al encontrado, tantos a帽os despu茅s, en Grecia y en Espa帽a con el movimiento de los Indignados y el nacimiento de Podemos. Hay sin embargo que subrayar diferencias estructurales que dependen en primer lugar de momentos hist贸ricos distintos.
En 1991, se estaba ya en medio de la ofensiva neoliberal, pero 茅sta se situaba a煤n lejos de la violencia explosiva de la crisis comenzada en 2007 y de las pol铆ticas de austeridad posteriores. Adem谩s, si la configuraci贸n del movimiento obrero y de la izquierda se estaba transformando, las estructuras tradicionales de la clase obrera, aunque debilitadas, aguantaban a煤n. Los afiliados al nuevo partido eran en general militantes o miembros de los sindicatos; la fractura entre la "izquierda" y amplios sectores sociales no hab铆a tenido a煤n lugar y el proceso se situaba en una din谩mica que tend铆a a reorientar las fuerzas del movimiento obrero y a relanzar las luchas en una perspectiva antisistema. Las luchas de los a帽os setenta e incluso de los ochenta estaban lejos, pero segu铆an bien presentes en las experiencias y los recuerdos directos de quienes quer铆an reconstruir una alternativa a las pol铆ticas de las clases dominantes.
Rifondazione se situ贸 en una continuidad organizativa con el viejo partido, pero tambi茅n con un fuerte aporte de fuerzas nuevas (hasta 2008, el n煤mero de afiliados fluctu贸 alrededor de los 100 000), un grupo parlamentario significativo, miles de c茅lulas de base en todo el pa铆s. Sin embargo el importante turn over de los afiliados (hasta el 30% cada a帽o) mostraba que el PRC ten铆a dificultades para enraizarse en la sociedad de forma estable y estructurada. El partido atra铆a m谩s por su imagen (sobre todo en la segunda fase de Bertinotti) que por su capacidad para implantarse socialmente. No logr贸 jam谩s ser una fuerza decisiva en el interior de las organizaciones sindicales y no lleg贸 jam谩s a dirigir con sus cuadros un sindicato. Esta situaci贸n de debilidad estructural no le permiti贸 casi nunca intervenir con una eficacia suficiente en los acontecimientos sociales, aunque jugara un papel de primer plano en la vida pol铆tica.
Adem谩s, la introducci贸n de un sistema electoral uninominal, que iba a reemplazar el sistema proporcional tradicional, constituy贸 un elemento completamente imprevisto para el PRC, que muy r谩pidamente se encontr贸 sacudido en cada cita electoral, empujado a aliarse a las fuerzas de un centro izquierda frente al que quer铆a representar una alternativa pol铆tica /1.
El contexto social de los primeros a帽os
Rifondazione vivi贸 sus primeros a帽os en un clima particularmente agitado, con el fondo internacional de la desagregaci贸n de la URSS y de primera guerra del Golfo en la que Italia tom贸 parte de forma activa. En el interior, las pol铆ticas de austeridad se concretaron en 1992 con una fuerte puesta en cuesti贸n de conquistas sociales, y con los sindicatos aceptando someterse a la l贸gica patronal /2.
Los acuerdos entre sindicatos, patronos y gobierno de 1992-1993 provocaron una muy poderosa revuelta de los trabajadores; con el movimiento llamado de los "bulloni" que rechazaban con fuerza la pol铆tica de las direcciones sindicales, en primer lugar la de la CGIL. El PRC, a pesar del gran compromiso de los militantes en el movimiento, qued贸 paralizado y subordinado a las burocracias de izquierda del aparato sindical que buscaron un compromiso con las direcciones centrales y que capitularon. Adem谩s, la clase obrera conoci贸, a causa de las derrotas y de las reestructuraciones, un debilitamiento significativo en las grandes concentraciones de f谩bricas, motores de la movilizaci贸n obrera.
Hay que tener en cuenta todo esto para explicar que el nacimiento y el desarrollo de Rifondazione tuvieron lugar en un contexto dif铆cil, pero en el que todo era a煤n posible; esta era la visi贸n de los miles de militantes que se sumaban al PRC. Rifondazione tom贸 la medida de esta resistencia social, llegando hasta posicionarse como "coraz贸n de la oposici贸n".
En cambio, le ser谩 mucho m谩s dif铆cil pasar a la reconstrucci贸n, es decir, a un proyecto coherente de desarrollo del partido y del movimiento de masas. Tanto que cada vez que se acercaban las elecciones, los dirigentes y los militantes de base olvidaban ser ese "coraz贸n de la oposici贸n" y se pon铆an a discutir sobre alianzas electorales.
Los repetidos cambios de direcci贸n y las alianzas con el centro izquierda
Tras haberse situado en la oposici贸n durante m谩s de dos a帽os, en las elecciones pol铆ticas de 1994, Rifondazione particip贸 en la Alianza de los Progresistas guiada por el secretario del PDS Ochetto. El partido obtuvo un buen resultado electoral, pero la alianza fue derrotada por el nuevo jefe de la derecha, Berlusconi; el "peligro" representado por la entrada en el gobierno se vio conjurado por ello. Pocos a帽os despu茅s, como consecuencia de la crisis del primer gobierno Berlusconi, se produjo el nacimiento de un gobierno de coalici贸n presidido por Dini, un exministro de Berlusconi. Rifondazione conoci贸 entonces una primera escisi贸n de derechas, por parte de algunos de sus fundadores que, contra las decisiones de la mayor铆a, quer铆a apoyar a este gobierno.
En 1996 el PRC cambia de nuevo de direcci贸n y establece una alianza s贸lida con la coalici贸n El Olivo, dirigida por Romano Prodi, que gana las elecciones; en esta ocasi贸n, Rifondazione obtiene el m谩ximo de votos de su historia (alrededor del 8,7%, es decir, tres millones doscientos mil votos) /3.
El PRC entra por tanto en la mayor铆a, presionando al gobierno sobre la necesidad de un programa de reformas, comenzando por la reducci贸n del tiempo de trabajo, con mantenimiento de salario, para responder al paro; sin embargo al mismo tiempo apoya el proyecto europeo, el nacimiento del euro y las primeras medidas de precarizaci贸n del mercado de trabajo.
Tras duros enfrentamientos en la mayor铆a sobre la consigna de “cambio o ruptura”, Rifondazione sale de la coalici贸n esperando obtener el consenso sobre esta opci贸n radical. Pero el partido conoce una escisi贸n muy penosa, dirigida por uno de los fundadores, Cossutta, que crea una formaci贸n nost谩lgica del viejo PCI, el Partido de los Comunistas Italianos (PdCI). Las elecciones europeas de 1999 penalizan a Rifondazione que no obtiene m谩s que un decepcionante 4%, mientras que el PdCI muestra que existe con el 2%.
En las elecciones regionales de 2000, el PRC se al铆a de nuevo con el centro izquierda y obtiene buenos resultados, pero sigue en la oposici贸n a nivel nacional. En las elecciones pol铆ticas de 2001 se presenta solo; renuncia a presentar sus candidatos para la parte uninominal, participando solo en el reparto proporcional (25% de los electos) y vuelve a tener un buen resultado (m谩s del 5%) con alrededor de 1 900 000 votos, pero obtiene pocos parlamentarios (una quincena).
Se abre entonces un per铆odo de radicalidad m谩s fuerte, que comienza con el apoyo al movimiento altermundialista. Pero las elecciones de 2006 ven un nuevo giro de 180潞: una nueva alianza con el centro izquierda y la participaci贸n en el gobierno Prodi 2 para -seg煤n se afirma- garantizar “la compensaci贸n de las clases populares y obreras y una gran reforma social”. Obtiene 2,2 millones de votos en la C谩mara y 2,5 millones de votos en el Senado. Pero la experiencia gubernamental se revela r谩pidamente catastr贸fica /4. Volveremos sobre ello.
Rifondazione ha logrado obtener los mejores resultados electorales cuando ha podido asociar dos elementos: tener detr谩s de s铆 un per铆odo de oposici贸n y de lucha y al mismo tiempo probar que era unitario y presentarse como el ala izquierda del centro izquierda. Esta pol铆tica corresponde bien al nivel medio de conciencia de la mayor铆a de los electores de izquierdas. La exigencia de unidad es muy fuerte pues, enfrente, se encuentra siempre la derecha guiada por un Berlusconi que act煤a como revulsivo. La preponderancia del antiberlusconismo impidi贸 que amplios sectores del pueblo de izquierdas realizaran un balance de las pol铆ticas llevadas a cabo por las fuerzas pol铆ticas del centro izquierda.
En las elecciones de 2008 se realiz贸 la formaci贸n de una lista llamada Arcoiris que uni贸 a Rifundazione, el PdCI, los Verdes y otras fuerzas, que sufri贸 una derrota estrepitosa no superando la barrera del 4%. Por primera vez en la historia de la posguerra, la izquierda no logr贸 que resultara elegido ning煤n representante en el Parlamento. La derrota fue dram谩tica: en este caso, en lugar de recoger a derecha e izquierda, Rifondazione perdi贸 el apoyo de quienes pensaban que el partido hab铆a ido demasiado lejos y de que quienes juzgaban que hab铆a cedido a las posiciones moderadas. Amplios sectores del electorado de izquierdas se abstuvieron.
La estructura profunda del PRC y la herencia del pasado
Estos cambios incesantes nunca han sido discutidos en serio. Esto se traduce en una tensi贸n permanente en el partido y una subordinaci贸n a las decisiones del secretario: ning煤n partido puede construirse seriamente de forma duradera con ese m茅todo.
Se hace evidente que el grupo dirigente, aunque formado por diversas componentes, no rompi贸 jam谩s estrat茅gicamente con el DS y luego con el PD y sigui贸 creyendo encontrarse en el seno de esa familia pol铆tica. La ruptura con el centro izquierda no respondi贸 jam谩s a una visi贸n estrat茅gica, ten铆a solo como objetivo obtener consensos en los sectores m谩s radicales de los movimientos y una correlaci贸n de fuerzas 煤til en las negociaciones con el centro izquierda. Esto en funci贸n de las posiciones teorizadas desde siempre en el seno del PCI, en particular por Lucio Magri, uno de los fundadores de Rifondazione: la necesidad de encontrar con la burgues铆a y con sus partidos compromisos que el movimiento obrero debe dinamizar, es decir llevar sobre la marcha a un nivel m谩s elevado y m谩s favorable. Las grandes luchas y conquistas de los a帽os sesenta y setenta pod铆an alimentar esta ilusi贸n. Los acontecimientos de los a帽os noventa, con la recuperaci贸n del control por las fuerzas burguesas y la patronal, habr铆an debido borrarla. A pesar de todo, hoy esa idea sigue extendida en amplios sectores de la izquierda.
Otro elemento est谩 ligado a la realidad profunda del partido: incluso en per铆odo de oposici贸n, se tejen alianzas con el centro izquierda, en las regiones, en las provincias, en los ayuntamientos, en las grandes ciudades, lo que permite obtener miles de consejeros, as铆 como numerosos adjuntos; se participa as铆 en la gesti贸n local de las pol铆ticas de austeridad, posici贸n que se justifica siempre con el argumento de que a nivel local se pueden obtener resultados parciales y reducir la gravedad de esas medidas.
Esto crea un medio social estrechamente ligado a las instituciones; la esperanza de una carrera pol铆tica e institucional toca a numerosas personas e impregna la vida de la organizaci贸n, incluso cuando a nivel general se llevan a cabo campa帽as sociales radicales. Esto implica que el centro de gravedad del partido no se desplazar谩 jam谩s socialmente.
Un posible big bang refundador
Sin embargo, habr铆a podido producirse en los primeros a帽os un big bang refundador del partido, cuando todo estaba en discusi贸n y el pa铆s estaba a煤n atravesado por movimientos obreros significativos con una red densa de delegados en las f谩bricas y lugares de trabajo, muchos de ellos afiliados o simpatizantes del PRC, que no aceptaban pasivamente las posiciones de la burocracia, tomaban iniciativas de lucha y defend铆an propuestas alternativas.
Rifondazione sostuvo activamente todos esos movimientos y se inscrib铆a en ellos pero no los dirig铆a, salvo en peque帽a medida, con sus cuadros.
Est谩bamos entonces en el punto m谩s elevado de distancia entre una base sindical a煤n militante y el aparato burocr谩tico del sindicato; se entrevi贸 incluso la posibilidad de una escisi贸n masiva de la CGIL y la construcci贸n de otra federaci贸n sindical, amplia y fuerte, sobre posiciones de clase. Su ausencia provocar谩, entre otras cosas, la formaci贸n de sindicatos de base, muy combativos, pero dirigidos por corrientes a veces sectarias, cuya esfera de acci贸n permanec铆a limitada a algunos sectores o situaciones.
Pero el partido como tal no logr贸 enfrentarse a la complejidad de esos nudos sociales y sindicales, ni siquiera para discutir el tema; su funcionamiento, sus estructuras, las preocupaciones de sus cuadros estaban en otras partes, ligadas a la gesti贸n pol铆tica cotidiana, es decir, a las instituciones. Por otra parte, las fuerzas provenientes de la extrema izquierda no lograron ser eficaces en sus propuestas pol铆ticas de renovaci贸n, debido a su debilidad o a causa de su orientaci贸n; as铆, el grupo dirigente proveniente de Democrazia Proletaria opt贸 por integrarse desde 1995 en la mayor铆a de Bertinotti.
Un partido que se pretend铆a anticapitalista, militante, de masas, que ten铆a la ambici贸n de refundar el proyecto comunista para superar el capitalismo, y que por ese motivo hab铆a roto con el PDS, habr铆a debido cumplir una serie de acciones correspondientes a su nuevo nombre.
En primer lugar, expresar plenamente la alternativa estrat茅gica y pol铆tica, por tanto en la acci贸n cotidiana, a las fuerzas procapitalistas del centro izquierda, construyendo esta alternativa en el plano social. En segundo lugar, saldar cuentas con las viejas reminiscencias estalinistas, pero sobre todo con la vulgata “togliattiana”, rompiendo toda subordinaci贸n al mito del socialismo real, reconstruyendo la idea de proyecto socialista y libertario, lo que por otra parte el nombre del diario del partido, Liberaci贸n, habr铆a debido sugerir. En tercer lugar, habr铆a sido necesario poner realmente en el centro la intervenci贸n en la clase obrera y en los movimientos de masas, con el objetivo de favorecer la autoorganizaci贸n de estos 煤ltimos; la historia de la clase obrera italiana proporcionaba experiencias fundamentales: los consejos de f谩brica posteriores a la Primera Guerra y las reflexiones de Antonio Gramsci, los acontecimientos que siguieron a la Segunda Guerra Mundial y sobre todo el movimiento de los consejos de los a帽os setenta, en los que hab铆an tomado parte numerosos cuadros de Rifondazione y al que se rend铆a a menudo un homenaje nost谩lgico; esto habr铆a significado tambi茅n un compromiso diferente para conquistar la direcci贸n y la renovaci贸n de las organizaciones sindicales. En cuarto lugar, habr铆a sido necesaria una revoluci贸n cultural y organizativa total en el funcionamiento del partido, una democratizaci贸n profunda y una reorientaci贸n de las prioridades de los grupos dirigentes.
Todas estas posibilidades surgieron, en uno u otro momento, sin inscribirse en una orientaci贸n mayoritaria. ¿Se habr铆a traducido esto en el crecimiento electoral tan esperado, prometido por los sondeos electorales y regularmente desmentido por los hechos? No se puede afirmar con certeza. En cambio es seguro que antes que la elecci贸n del trabajo paciente pero decidido, atento a reconstruir la hegemon铆a alrededor de un proyecto anticapitalista, se prefiri贸 el atajo electoral o la b煤squeda del acontecimiento clave (¿cu谩ntos conejos sac贸 Bertinotti de su chistera durante las reuniones de la direcci贸n?) que habr铆a debido cambiar las correlaciones de fuerzas y la historia. Sin 茅xito.
La lucha de clases ofrece una segunda oportunidad
Al comienzo del nuevo siglo, el nacimiento del movimiento contra la globalizaci贸n capitalista ofreci贸 una segunda posibilidad.
El partido adquiri贸 por primera vez, gracias a su giro de izquierdas de esos 煤ltimos a帽os, una cierta fuerza y credibilidad entre la juventud y dispon铆a de una organizaci贸n de juventud bien presente en el movimiento altermundialista y en las dram谩ticas jornadas de G茅nova contra el Grupo de los ocho (G8) en 2001. Dos a帽os m谩s tarde se desarrollar谩 contra la guerra un movimiento de masas nunca visto. El sindicato de los metal煤rgicos (FIOM/CGIL) -el sindicato sectorial m谩s importante de Italia- hab铆a decidido poner fin a las pol铆ticas de compromiso con la patronal y comenzado una estaci贸n de luchas y de movilizaciones. La CGIL, atacada por el gobierno de derechas de Berlusconi- fue llevada a organizar en 2002 una de las mayores manifestaciones (3 millones de manifestantes en Roma) para defender el Estatuto de los Trabajadores, la ley que garantiza los derechos de los asalariados.
Para poner obst谩culos a la corriente m谩s tradicional y continuista con el viejo PCI, que sin embargo se hab铆a separado de Cossutta al que hab铆a apoyado hasta entonces /5, Bertinotti decidi贸 abrir una discusi贸n te贸rica partiendo de la hip贸tesis de que la historia ofrece de nuevo en t茅rminos inmediatos el dilema socialismo o barbarie. Pon铆a de nuevo en el centro a los movimientos sociales. Pon铆a igualmente en discusi贸n el concepto tradicional de imperialismo bajo la influencia de las ideas de Antonio Negri (ver Imperio -https://es.wikipedia.org/wiki/Imper..., ndr- escrito con Michel Hardt), compartidas en particular por el sector joven del partido que trabajaba ya en estrecho contacto con las fuerzas anarquizantes de los centros sociales /6.
Bertinotti insist铆a en la necesidad de superar definitivamente el estalinismo y su herencia cultural; pero la reflexi贸n qued贸 en la superficie y ninguna de las componentes del partido, salvo las corrientes que se refer铆an de diferentes formas al trotskismo, someti贸 a la cr铆tica lo que es el nudo pol铆tico de la historia italiana, el “togliattismo”.
Bertinotti recuper贸 la categor铆a de revoluci贸n, pero al mismo tiempo introdujo la cr铆tica al concepto de la toma del poder, desarrollando luego la teor铆a de la no violencia, con el objetivo no solo de ligarse a los sectores pacifistas del movimiento, sino tambi茅n, como se ver谩, para acercarse a las fuerzas de centro izquierda. Lo que habr铆a podido ser la apertura de una profunda discusi贸n pol铆tica y te贸rica se qued贸 en algo muy ecl茅ctico y en la superficie de los debates del partido, que siguieron dominados por debates t谩cticos y enfrentamientos internos, con el objetivo de construir una corriente homog茅nea en torno al secretario.
Sin embargo, Rifondazione fue la 煤nica fuerza pol铆tica participante en el gran movimiento de G茅nova 2001 (la contracumbre al G8, ndr). Los sindicatos de base est谩n presentes, pero tambi茅n la FIOM (Federazione Impiegati Operai Metallurgici). Las potencialidades son grandes: es posible intentar unir a los diferentes movimientos sociales contra la globalizaci贸n, contra la guerra, y contra las condiciones precarias de los j贸venes, mientras que el movimiento obrero organizado y activo encuentra de nuevo la voz para defender salario y empleo y ve en su seno, aunque de forma limitada, una nueva generaci贸n militante. Rifondazione apoya a la FIOM, pero es importante la desconfianza entre los dos grupos dirigentes. Adem谩s, Bertinotti teme la competencia pol铆tica del secretario de la CGIL, Cofferati.
Rifondazione est谩 en el movimiento como partido; es el reconocimiento positivo de su diversidad, pero tambi茅n un l铆mite porque el partido no impulsa el desarrollo de las estructuras de autoorganizaci贸n del movimiento que ser铆an sin embargo indispensables para procurarle la continuidad necesaria y construir la unidad entre sus diferentes formas sociales. Seg煤n la opini贸n dominante, los movimientos estaban ya vivos y bien estructurados. Como mucho, Rifondazione deb铆a limitarse proporcionales una representaci贸n institucional.
Al contrario, en ese momento crucial, era necesario un partido que ayudara verdaderamente a los movimientos a desarrollarse, a la vez que propusiera discutir sobre una “Refundaci贸n de la Refundaci贸n”, sobre un proceso constituyente abierto y democr谩tico que pudiera fundir las nuevas fuerzas vivas de los j贸venes con las fuerzas din谩micas del “viejo” movimiento obrero. Es en cualquier caso lo que propuso, sin 茅xito, en el seno de la direcci贸n la corriente pol铆tica a la que pertenezco /7.
El PRC rechaz贸 la nueva “constituyente social y anticapitalista”, pero rechaz贸, tambi茅n, una proposici贸n reformista, la de un reagrupamiento de todas las fuerzas de izquierdas. Seg煤n esta orientaci贸n, defendida entonces por el peri贸dico Il Manifesto, un reagrupamiento as铆 podr铆a alcanzar el 13% en las elecciones y ser铆a capaz de influir sobre el centro izquierda.
Bertinotti se qued贸 a medio camino, hablando de una “alianza pol铆tico social”, que deber铆a estar compuesta por Rifondazione y por las fuerzas del movimiento. Es de hecho una problem谩tica de “autosuficiencia pol铆tica” y de instrumentalizaci贸n de los movimientos que no puede llevar m谩s que a un callej贸n sin salida. Ser谩 seguida por la 煤ltima “gran operaci贸n” de Bertinotti: la alianza con Prodi en 2006.
La crisis de 2006-2008
Sin embargo, por el momento, el PRC sigue en sinton铆a con los movimientos. En 2003, toma una iniciativa importante: la batalla alrededor de un refer茅ndum para la extensi贸n a los asalariados de las peque帽as empresas de las protecciones del art铆culo18 del Estatuto de los Trabajadores que prev茅 la reintegraci贸n en el puesto de trabajo del empleado injustamente despedido. Es una campa帽a de masas que comenz贸 con la recogida de las firmas necesarias y que oblig贸 a la propia CGIL, en el 煤ltimo momento, a apoyar esta proposici贸n. Todas las fuerzas del centro derecha y del centro izquierda se opusieron a ello con fuerza, llamando a no participar en la votaci贸n a fin de que no fuera alcanzada la participaci贸n del 51% exigida por la ley para que el resultado del refer茅ndum fuera v谩lido.
Como consecuencia, la tasa de participaci贸n fue solo del 25%, pero m谩s de diez millones de ciudadanos y ciudadanas apoyaron la proposici贸n del PRC. Esta derrota era en realidad una victoria para un partido que, por primera vez, hab铆a llegado a un p煤blico tan amplio, construyendo alianzas con diversos actores sindicales y sociales. Una nueva “refundaci贸n” se hac铆a de nuevo posible.
No fue esa la decisi贸n de Bertinotti y del grupo dirigente que, en dos d铆as, decidieron volver hacia el centro izquierda, explicando que este 煤ltimo “es ya permeable a los llamamientos de los movimientos y tenemos por tanto la posibilidad de influenciar y de hacernos los garantes de una nueva Gran Reforma”.
La discusi贸n en el partido fue violenta. Concluy贸 en el congreso de Venecia (2005) con una mayor铆a que permaneci贸 por debajo del 60% gestionando el congreso de forma autoritaria y excluyendo a las minor铆as de los lugares de poder reales en la direcci贸n /8. Las minor铆as estaban divididas entre ellas (as铆, la corriente Grassi, la m谩s importante, se opuso a esta nueva alianza no por razones estrat茅gicas sino a causa de una evaluaci贸n a la vez t谩ctica y pol铆tica) y no lograron construir una alternativa v谩lida a la mayor铆a.
En 2006, la lecci贸n de un n煤mero elevado de parlamentarios (41 en la C谩mara y 27 en el Senado) cre贸 una inmensa euforia y embarull贸 a煤n m谩s los esp铆ritus de los dirigentes del PRC que no comprendieron que el trayecto hacia el infierno hab铆a comenzado.
El gobierno Prodi fue el de la austeridad y de la aplicaci贸n de las normas europeas; aprobar谩 leyes financieras muy duras, confirmar谩 en la pr谩ctica todas las medidas del gobierno precedente que sin embargo hab铆a prometido derogar (a partir de las leyes sobre la precarizaci贸n del trabajo), retirar谩, de acuerdo con los Estados Unidos, las tropas de Irak, pero aumentar谩 la presencia militar italiana en Afganist谩n y en muchos otros pa铆ses. Rifondazione acept贸 avalar todos estos recortes envenenados, sin lograr reaccionar a esta sumisi贸n pol铆tica a Democratici di Sinistra (DS) que entre tanto se haab铆an unificado con La Margherita, un sector de la vieja Democracia Cristiana, creando un nuevo partido, el Partido Democr谩tico (PD), que tiene por modelo los dem贸cratas estadounidenses.
El PRC no contempla en absoluto la eventualidad de una ruptura y rechaza la proposici贸n de un congreso extraordinario para decidir sobre el tema. Contin煤a sosteniendo a Prodi, cuando incluso la nueva direcci贸n del PD, con su secretario Walter Veltroni, lleg贸 a la conclusi贸n de que el gobierno no podr铆a aguantar en tales condiciones /9. De hecho, todo acab贸 mal para el gobierno, que no dispon铆a de una mayor铆a parlamentaria real y se vio obligado a dimitir a comienzos de 2008. La dura derrota electoral que sigui贸 provoc贸 una crisis aguda del PRC, con arreglos de cuentas internos y la ruptura de la mayor铆a (abandonando Bertinotti la direcci贸n), que llev贸 a un congreso durante el cual se produjo una escisi贸n pr谩cticamente por la mitad.
Adem谩s, la esperanza de corrientes de izquierda a fin de que a partir de la crisis pol铆tica del PRC pudiera al menos crearse una fuerte organizaci贸n revolucionaria no sali贸 adelante /10.
La derrota fue la de la clase obrera que sali贸 desorientada y desmoralizada del fracaso conjugado del centro izquierda y de Rifondazione; la desmoralizaci贸n de los sectores militantes que se hab铆an implicado en el proyecto pol铆tico y organizativo fue tambi茅n enorme.
Las din谩micas centr铆fugas son inevitables, hasta el punto de que el movimiento unitario realizado a comienzos de los a帽os 1990 se descompuso y de que el partido se rompi贸 en mil pedazos.
Fue el duro precio del fracaso de un proyecto y de las derrotas sociales y pol铆ticas: frustraci贸n, rabia, desilusi贸n atraviesan el mundo del trabajo y los movimientos sociales tras la experiencia del gobierno Prodi. La izquierda es cada vez menos cre铆ble, y en las elecciones de 2013 una muy amplia proporci贸n de los electores, incluyendo votantes de izquierda, pusieron sus esperanzas en una fuerza interclasista: el Movimiento 5 Estrellas de Grillo.
¿Un nuevo inicio?
El PRC (cuyo secretario general es Paolo Ferrero) contin煤a existiendo, pero no es la misma entidad pol铆tica y organizativa que en el pasado (m谩s all谩 de los afiliados que son a煤n numerosos y de la abnegaci贸n de algunos miles de militantes). El peso pol铆tico, la credibilidad y la eficacia de su acci贸n son de calidad diferente. Sus resultados electorales, dejando aparte algunas excepciones, son flojos. La l铆nea pol铆tica es muy pragm谩tica; de una parte plantea al partido como fuerza de oposici贸n, pero al mismo tiempo gestiona a煤n con el PD alianzas en algunas regiones o alcald铆as. Est谩 esencialmente animado por dirigentes de la vieja Democrazia Proletaria, a los que se ha sumado lo que queda de la corriente dirigida por Grassi de la que ya hemos hablado. La adhesi贸n mantenida al Partido de la Izquierda Europea representa un punto de apoyo importante.
El otro fragmento nacido de la escisi贸n de 2008 es Sinistra Ecologia Libert谩 (SEL) cuyo principal dirigente es el presidente de la regi贸n Puglia, Nichi Vendola; dispone de una renta electoral de alrededor del 3% obtenida gracias a una relaci贸n de alianza y de dependencia respecto al PD, con el que esperaba llagar al gobierno si este 煤ltimo hubiera ganado las elecciones de 2013 (en varias regiones SEL est谩 ya en el gobierno con el PD). Como se sabe, la ausencia de una mayor铆a en el Senado ha llevado al PD a aliarse con fuerzas de centro derecha; por ello el SEL ha debido elegir el camino de la oposici贸n, pagando sin embargo el precio de una escisi贸n hacia el PD de su grupo parlamentario.
Durante las elecciones europeas del a帽o 2014, fue el movimiento de las luchas del pueblo griego el que acudi贸 en ayuda de las fuerzas de la izquierda italiana, d茅biles y divididas. La intervenci贸n del l铆der de Syriza permiti贸 la formaci贸n de una lista unitaria, la lista “Otra Europa con Tsipras”, animada por una serie de intelectuales, y a favor de la cual Rifondazione se implic贸 inmediatamente, SEL tambi茅n particip贸. Se super贸 el m铆nimo del 4% y obtuvo tres diputados (una de ellos pertenece a Rifondazione).
¿Es un nuevo comienzo? Es dif铆cil pensarlo solo a partir de este resultado.
El planteamiento de estas fuerzas es una vez m谩s sobre todo electoral; hasta ahora no se ha hecho ning煤n balance serio de la historia pasada, lo que ser铆a necesario, no por amor a la autocr铆tica sino para comprender el porqu茅 de la derrota. La capacidad de una iniciativa fuerte y unitaria para apoyar los movimientos de los trabajadores, que este a帽o ha conocido una recuperaci贸n parcial pero significativa, parece a煤n muy alejada.
Todos est谩n estupefactos ante los 茅xitos de Syriza y de Podemos, todos querr铆an imitarlos pero ¿c贸mo? ¿desde d贸nde comenzar? Todos est谩n a la b煤squeda del big bang perdido.
De todas formas, se ha reabierto una discusi贸n sobre lo que hay que hacer y qu茅 sujeto pol铆tico alternativo construir: se trabaja para apoyar la lucha del pueblo griego y se discute sobre la forma de retomar una acci贸n a nivel europeo, internacionalista.
Todo esto es ciertamente confuso, muy dependiente de las ideas del pasado, a la b煤squeda de una novedad a煤n m谩s incierta, y las maniobras politiqueras no faltan, igual que hay a煤n mucha gente que piensa en nuevas convergencias con el PD: una absurda tendencia a la repetici贸n.
Lo positivo es que se ha vuelto a discutir, que existen voluntades unitarias; cosas que pueden abrir un futuro, pero no ellas solas. Solo si al mismo tiempo el movimiento de la clase obrera y los movimientos sociales producen nuevas luchas y fuerzas militantes nuevas y j贸venes. Y si quienes quieren recomponer una fuerza alternativa saben estar en su coraz贸n.
Notas
* Hoy dirigente de Sinistra Anticapitalista, el autor ha militado en el PRC desde 1991 y en 1996 fue miembro de la direcci贸n nacional, responsable de la construcci贸n del partido en las grandes f谩bricas. Fue expulsado en febrero de 2007 porque como parlamentario no respet贸 la disciplina de partido votando contra la intervenci贸n militar italiana en Afganist谩n.
1/ El PRC se aliar谩 nacionalmente tres veces con estas fuerzas burguesas: 1994, 1996 y 2006.
2/ El 31 de julio de 1992, un acuerdo entre sindicatos, gobierno y patronal puso fin a un mecanismo de escala m贸vil que ajustaba autom谩ticamente, al menos en parte, los salarios con la inflaci贸n; el 23 de julio de 1993 un nuevo acuerdo, llamado de concertaci贸n, preve铆a que las reivindicaciones obreras deb铆an permanecer en el interior de las compatibilidades capitalistas y de las decisiones del gobierno: durante el decenio que sigui贸 este acuerdo provoc贸 un deterioro continuo de los niveles salariales, el crecimiento del paro y del trabajo precario.
3/ En 1992, el PRC obtuvo 5,6 % ; en 1994, 6,05 % ; en 1996, 8,57 % ; en 2001, 5,03 % ; en 2006, 5,84 %.
4/ Es 煤til recordar que Prodi fue Presidente de la Comisi贸n Europea entre 1999 y 2004.
5/ Se trata de la corriente guiada por Claudio Grassi centrada alrededor de la revista L´Ernesto que propone una visi贸n “campista” de la pol铆tica mundial.
6/ Las juventudes comunistas fueron en particular atra铆das por sus ideas y por el movimiento llamado de los “desobedientes” de los centros sociales. Cundo comprendieron la ausencia total de perspectiva pol铆tica llevada por estos sectores, se volver谩n los mayores defensores de la “alianza para gobernar”. Muchos de ellos optar谩n por hacer carrera en las instituciones, volvi茅ndose cada vez m谩s moderados.
7/ Se trata de la corriente Sinistra Critica ligada a la LCR francesa y a la IV Internacional.
8/ Para garantizar esta opci贸n, el papel del sector de los dirigentes de la ex Democrazia Proletaria fue decisivo; este sector est谩 dirigido por Paolo Ferrero que tres a帽os m谩s tarde romper谩 con Bertinotti y se convertir谩 en el actual secretario de Rifondazione.
9/ La Democracia Cristiana fue el partido principal de la burgues铆a italiana en la posguerra. El PDS, salido del viejo PCI en 1991, cambi贸 luego de nombre, pasando a ser Dem贸cratas de Izquierda para fundirse luego con La Margherita en 2007 y dar nacimiento al PD.
10/ Dos componentes trotskistas ya hab铆an salido. Una de ellas, que tiene como dirigente a Marco Ferrando, lo hizo en el momento de la propuesta de una nueva alianza con el centro izquierda, la otra Sinistra Critica en 2007, al constatar que el partido no era capaz de reaccionar al desastre provocado por su participaci贸n en el gobierno.
*Art铆culo publicado en el n煤mero 25 de la revista Contretemps, del primer trimestre de 2015.
https://www.ensemble-fdg.org/content/italie-retour-sur-lhistoire-de-rifondazione. Traducci贸n: Faustino Eguberri para VIENTO SUR