OPINI脫N de Carola Ch谩vez, Venezuela.- Esa Colombia que se vende al mundo como “hip and trendy” mostrando peque帽os, lujos铆simos y exclusivos -que viene de exclusi贸n- enclaves para que vayas y “corras el peligro de quererte quedar”. Esa Colombia que no ve, ni quiere que veamos, los enormes cinturones de miseria que se desbordan desde sus centros urbanos, m谩s all谩 de los confines del campo, traspasando la frontera, expulsando a sus hijos a fuerza de hambre y miedo.
Esa Colombia del horror m谩s horroroso, la de las fosas comunes, de los falsos positivos… la de las motosierras, los senadores paracos, la que impone a muerte el silencio que no calla, la de Jaime Garz贸n que a煤n desde su tumba sigue gritando las verdades que le costaron la vida.
Esa Colombia de due帽os voraces hoy monta un circo de mentiras indignadas se帽alando a Venezuela, la misma que da refugio a 6 millones de colombianos desplazados, de violaci贸n de derechos humanos y hasta de un genocidio sin muertos .
Puestos en evidencia vociferan incoherentes: “C煤cuta no tiene nada que ofrecer a los (1.100) deportados”. C煤cuta, su propia tierra, los recibe sin tener m谩s remedio, temiendo un derrumbe mayor: Las tres cuartas partes de los cucute帽os viven del contrabando que desangra a Venezuela, que es la culpable de todo por no querer dejarse desangrar.
C煤cuta del delito legalizado. C煤cuta de n贸madas cotidianos. C煤cuta s煤bitamente visible para esa Colombia que no la ve铆a, como no ve toda la miseria que ella misma ha sembrado. C煤cuta, donde hoy llegan en medi谩tico peregrinaje, con hip贸critas letan铆as, con golpes de pecho en pechos ajenos. Entonces la indignaci贸n sobre actuada, las medidas irrisorias: “A ninguno le faltar谩 un techo y una colchoneta”, promete el Presidente Santos. Tres meses de alquiler, y bueno, la colchoneta que se podr谩n llevar en la cabeza cuando ya no haya techo que los cobije; como tampoco habr谩 c谩maras, indignados, ni culpables.
Y los medios atizando el odio entre dos pueblos hermanos que no se los compran y la clase media, de ambos lados, pagando por odiar m谩s, mientras la oligarqu铆a de aqu铆 y de all谩, ondeando la bandera de all谩 con disimulada grima, calcula c贸mo de exprimirle a estas tierras hasta la 煤ltima gota, as铆 sea de sangre. Todo esto bajo la mirada rapaz de un 谩guila calva que espera… Y que se secar谩 esperando.