OPINI脫N de 脕lvaro Cuadra.- Una de las singularidades del populismo de izquierdas en Am茅rica Latina reside en una tensi贸n no resuelta entre la noci贸n de “Proyecto hist贸rico” y aquella de “Democracia electoral” As铆, podemos entender que conceptos como “Socialismo del siglo XXI” o “Revoluci贸n bolivariana” o, simplemente, “Kirchnerismo” resultan ser mucho m谩s que un programa de gobierno democr谩tico inscrito en las instituciones y las pr谩cticas de una Rep煤blica. M谩s bien se trata de un proyecto de sociedad, un proyecto de pa铆s que excede con mucho los escasos a帽os de un mandato presidencial.
El tal贸n de Aquiles de una concepci贸n tal radica en que, de modo ineluctable, el “Proyecto” debe ser sancionado por el pueblo cada tanto, esto es, los gobiernos deben someterse al escrutinio de los electores. Esto significa que todo “Proyecto” corre el claro riesgo de verse truncado por la voluntad popular, como ha sucedido en Argentina con el triunfo de Mauricio Macri. Esto es as铆 porque mientras la narrativa de un “Proyecto” solo posee sentido en un horizonte hist贸rico de mediano y largo aliento, la “Democracia electoral” impone sus plazos exiguos, su estricta calendariedad. La presunta trascendencia hist贸rica de un “Proyecto” se confronta as铆 con los prosaicos protocolos republicanos.
Llama la atenci贸n c贸mo las formas populistas latinoamericanas quieren restituir un metarrelato, una suerte de renovada 茅pica revolucionaria moderna en un mundo signado por la expansi贸n del consumismo y la creciente globalizaci贸n de la cultura toda. En este sentido, no es para nada casual que el 铆cono latinoamericano por antonomasia sea, precisamente, Sim贸n Bol铆var. La contradicci贸n fundamental entre un “Proyecto populista” que anhela articular reformas desde el estado y las pr谩cticas democr谩ticas al uso radica en las expectativas y horizontes temporales divergentes entre lo uno y lo otro.
Los diferentes “Proyectos” han querido resolver esta contradicci贸n mediante el viejo expediente del “caudillismo”. As铆, proponiendo la elecci贸n indefinida de un l铆der se quiere perpetuar el “Proyecto” que 茅l o ella encarna. Esta ha sido la estrategia – frustrada o no - de Evo Morales, Rafael Correa, la se帽ora Kirchner y Hugo Ch谩vez. No obstante, nada garantiza que determinados “cambios” – por radicales que sean - puedan sobrevivir a los avatares electorales. Cualquier “Proyecto populista” adquiere, as铆, un car谩cter puramente contingente, delatando su condici贸n de “ciclo hist贸rico”,sometido al tr谩gico devenir que hace envejecer liderazgos e ideas. Una vez m谩s, la historia nos ense帽a que el 煤nico mundo donde nuestros h茅roes se hacen inmortales es en el Mito, as铆 Evita y Per贸n entre tantos otros.
El tal贸n de Aquiles de una concepci贸n tal radica en que, de modo ineluctable, el “Proyecto” debe ser sancionado por el pueblo cada tanto, esto es, los gobiernos deben someterse al escrutinio de los electores. Esto significa que todo “Proyecto” corre el claro riesgo de verse truncado por la voluntad popular, como ha sucedido en Argentina con el triunfo de Mauricio Macri. Esto es as铆 porque mientras la narrativa de un “Proyecto” solo posee sentido en un horizonte hist贸rico de mediano y largo aliento, la “Democracia electoral” impone sus plazos exiguos, su estricta calendariedad. La presunta trascendencia hist贸rica de un “Proyecto” se confronta as铆 con los prosaicos protocolos republicanos.
Llama la atenci贸n c贸mo las formas populistas latinoamericanas quieren restituir un metarrelato, una suerte de renovada 茅pica revolucionaria moderna en un mundo signado por la expansi贸n del consumismo y la creciente globalizaci贸n de la cultura toda. En este sentido, no es para nada casual que el 铆cono latinoamericano por antonomasia sea, precisamente, Sim贸n Bol铆var. La contradicci贸n fundamental entre un “Proyecto populista” que anhela articular reformas desde el estado y las pr谩cticas democr谩ticas al uso radica en las expectativas y horizontes temporales divergentes entre lo uno y lo otro.
Los diferentes “Proyectos” han querido resolver esta contradicci贸n mediante el viejo expediente del “caudillismo”. As铆, proponiendo la elecci贸n indefinida de un l铆der se quiere perpetuar el “Proyecto” que 茅l o ella encarna. Esta ha sido la estrategia – frustrada o no - de Evo Morales, Rafael Correa, la se帽ora Kirchner y Hugo Ch谩vez. No obstante, nada garantiza que determinados “cambios” – por radicales que sean - puedan sobrevivir a los avatares electorales. Cualquier “Proyecto populista” adquiere, as铆, un car谩cter puramente contingente, delatando su condici贸n de “ciclo hist贸rico”,sometido al tr谩gico devenir que hace envejecer liderazgos e ideas. Una vez m谩s, la historia nos ense帽a que el 煤nico mundo donde nuestros h茅roes se hacen inmortales es en el Mito, as铆 Evita y Per贸n entre tantos otros.