OPINI脫N de Paul Martial.- El ataque del viernes 20 de noviembre contra el hotel de lujo Radisson Blu, alarga la lista de los ataques armados que han tenido lugar en Mal铆. Pone tambi茅n a la luz las dificultades de un pa铆s enfrentado a una multitud de grupos armados.
Habr铆a m谩s de una veintena de muertos y una decena de heridos entre los clientes de diferentes nacionalidades y el personal del hotel situado al oeste de Bamako en el barrio de negocios ACI 2000.
El grupo Al Murabitun habr铆a reivindicado este atentado hecho en com煤n con Al Qaeda del Magreb Isl谩mico (AQMI). El grupo Al Murabitun se dio a conocer con una toma de rehenes en enero de 2015 en un complejo gas铆stico en In Amenas en el sur de Argelia, toma de rehenes que termin贸 en un ba帽o de sangre tras la intervenci贸n del ej茅rcito argelino.
Un enjambre de grupos armados
Dirigido por Mokhtar Belmokhtar, Al Murabitun naci贸 de la fusi贸n de dos formaciones: “Los que firman con la sangre" y el Movimiento por la Unidad de la Yihad en Africa del Oeste (MUJAO) que, con AQMI y Ansar Din, se hab铆an apoderado del noreste de Mal铆 a comienzos de 2012 haciendo reinar el terror contra sus habitantes. Estos diferentes grupos contin煤an existiendo y haciendo estragos: Al Murabitun hab铆a reivindicado ya el tiroteo del 7 de marzo de este a帽o en el caf茅-restaurante La Terrasse que hab铆a provocado cinco muertos, y algunos meses m谩s tarde, otros yihadistas, cercanos esta vez al predicador radical Hammadun Kuffa, reivindicaban el atentado del hotel Byblos en la ciudad de S茅var茅 (a 600 km de la capital) que provoc贸 trece muertos. En el norte de Mal铆, los ataques contra el ej茅rcito maliense o la fuerza militar de las Naciones Unidas, la Minusma, son frecuentes.
Diga lo que diga Le Drian (Ministro de Defensa franc茅s), la intervenci贸n militar francesa en Mal铆 –con la operaci贸n Serval– que se transform贸 posteriormente en operaci贸n Barkhane, extendi茅ndose sobre el conjunto de la zona saheliana de Burkina Faso, Mal铆, Mauritania, N铆ger y del Tchad– no logra estabilizar la regi贸n. En cuanto a los acuerdos de paz de Argel, siguen siendo muy precarios puesto que la Coordinadora de los Movimientos de Azzawad (CMA), movimiento independentista que comprende cinco organizaciones armadas entre ellas el MNLA, ha puesto su firma bajo la fuerte presi贸n, por no decir la amenaza, de la comunidad internacional. Esta desagregaci贸n de los movimientos armados se da tambi茅n entre los lealistas pro-Bomako, con la aparici贸n de organizaciones como el Gatia que reagrupa a los tuaregs de la tribu de los Imghad o la Coordinadora de Movimientos y Frente Patri贸tico de Resistencia (CM-FPR) que representa a los pueblos fulani (o peul) y songhai.
El norte de Mal铆 no tiene ya la exclusiva de los grupos armados. As铆, en la regi贸n de Mopti en el centro del pa铆s, se ha creado el Frente de Liberaci贸n de Macina, esencialmente compuesto de combatientes fulani (peul) que se han radicalizado. Dicha organizaci贸n se ha declarado leal al Estado Isl谩mico, mientras que parece que en el interior de Al Murabitun, un ala dirigida por Al-Sahraui se haya sumado tambi茅n al EI.
Crisis econ贸mica y radicalismo religioso
Aplicando las pol铆ticas de ajuste estructural, la respuesta del FMI a las crisis econ贸micas ligadas al sobreendeudamiento no solo ha debilitado los servicios sociales de los Estados y hundido a la poblaci贸n en la miseria, sino que tambi茅n ha dejado el campo libre a las monarqu铆as petroleras para implantar un islam wahhabita, v铆a la construcci贸n de mezquitas y de escuelas cor谩nicas, la asunci贸n del sueldo de los imanes, y las innumerables estructuras de ayudas sociales. Este islam rigorista, sin embargo muy minoritario en el mundo musulm谩n, ha invadido numerosos pa铆ses africanos, permitiendo una radicalizaci贸n favorecida por una ausencia completa de futuro para la juventud.
Adem谩s, el presidente maliense Ibrahim Bubacar Keita, elegido el 15 de agosto de 2013 con el 77,6% de los votos, ha decepcionado por su incapacidad de responder a la quiebra del Estado y por los esc谩ndalos ligados a la corrupci贸n. Las poblaciones se vuelven cada vez m谩s hacia los jefes religiosos.
En el norte de Mal铆, los diferentes grupos armados, sean islamistas o no, se hacen una guerra sin tregua para controlar las rutas comerciales y de contrabando a trav茅s del Sahel, que siguen siendo extremadamente lucrativas, en particular el tr谩fico de tabaco, de droga o de seres humanos. La agricultura y la ganader铆a sufren a causa de esta inseguridad generalizada, empobreciendo a煤n m谩s a una poblaci贸n extenuada. En ausencia de otras actividades econ贸micas, muchos se dejan reclutar por esos grupos que se van construyendo as铆 una base social.
Es ilusorio pensar que una respuesta militar ser铆a pertinente en ausencia de alternativa que permita a las poblaciones vivir decentemente en su regi贸n. Y lo que es v谩lido para el norte, lo es tambi茅n para el conjunto de Mal铆.
Habr铆a m谩s de una veintena de muertos y una decena de heridos entre los clientes de diferentes nacionalidades y el personal del hotel situado al oeste de Bamako en el barrio de negocios ACI 2000.
El grupo Al Murabitun habr铆a reivindicado este atentado hecho en com煤n con Al Qaeda del Magreb Isl谩mico (AQMI). El grupo Al Murabitun se dio a conocer con una toma de rehenes en enero de 2015 en un complejo gas铆stico en In Amenas en el sur de Argelia, toma de rehenes que termin贸 en un ba帽o de sangre tras la intervenci贸n del ej茅rcito argelino.
Un enjambre de grupos armados
Dirigido por Mokhtar Belmokhtar, Al Murabitun naci贸 de la fusi贸n de dos formaciones: “Los que firman con la sangre" y el Movimiento por la Unidad de la Yihad en Africa del Oeste (MUJAO) que, con AQMI y Ansar Din, se hab铆an apoderado del noreste de Mal铆 a comienzos de 2012 haciendo reinar el terror contra sus habitantes. Estos diferentes grupos contin煤an existiendo y haciendo estragos: Al Murabitun hab铆a reivindicado ya el tiroteo del 7 de marzo de este a帽o en el caf茅-restaurante La Terrasse que hab铆a provocado cinco muertos, y algunos meses m谩s tarde, otros yihadistas, cercanos esta vez al predicador radical Hammadun Kuffa, reivindicaban el atentado del hotel Byblos en la ciudad de S茅var茅 (a 600 km de la capital) que provoc贸 trece muertos. En el norte de Mal铆, los ataques contra el ej茅rcito maliense o la fuerza militar de las Naciones Unidas, la Minusma, son frecuentes.
Diga lo que diga Le Drian (Ministro de Defensa franc茅s), la intervenci贸n militar francesa en Mal铆 –con la operaci贸n Serval– que se transform贸 posteriormente en operaci贸n Barkhane, extendi茅ndose sobre el conjunto de la zona saheliana de Burkina Faso, Mal铆, Mauritania, N铆ger y del Tchad– no logra estabilizar la regi贸n. En cuanto a los acuerdos de paz de Argel, siguen siendo muy precarios puesto que la Coordinadora de los Movimientos de Azzawad (CMA), movimiento independentista que comprende cinco organizaciones armadas entre ellas el MNLA, ha puesto su firma bajo la fuerte presi贸n, por no decir la amenaza, de la comunidad internacional. Esta desagregaci贸n de los movimientos armados se da tambi茅n entre los lealistas pro-Bomako, con la aparici贸n de organizaciones como el Gatia que reagrupa a los tuaregs de la tribu de los Imghad o la Coordinadora de Movimientos y Frente Patri贸tico de Resistencia (CM-FPR) que representa a los pueblos fulani (o peul) y songhai.
El norte de Mal铆 no tiene ya la exclusiva de los grupos armados. As铆, en la regi贸n de Mopti en el centro del pa铆s, se ha creado el Frente de Liberaci贸n de Macina, esencialmente compuesto de combatientes fulani (peul) que se han radicalizado. Dicha organizaci贸n se ha declarado leal al Estado Isl谩mico, mientras que parece que en el interior de Al Murabitun, un ala dirigida por Al-Sahraui se haya sumado tambi茅n al EI.
Crisis econ贸mica y radicalismo religioso
Aplicando las pol铆ticas de ajuste estructural, la respuesta del FMI a las crisis econ贸micas ligadas al sobreendeudamiento no solo ha debilitado los servicios sociales de los Estados y hundido a la poblaci贸n en la miseria, sino que tambi茅n ha dejado el campo libre a las monarqu铆as petroleras para implantar un islam wahhabita, v铆a la construcci贸n de mezquitas y de escuelas cor谩nicas, la asunci贸n del sueldo de los imanes, y las innumerables estructuras de ayudas sociales. Este islam rigorista, sin embargo muy minoritario en el mundo musulm谩n, ha invadido numerosos pa铆ses africanos, permitiendo una radicalizaci贸n favorecida por una ausencia completa de futuro para la juventud.
Adem谩s, el presidente maliense Ibrahim Bubacar Keita, elegido el 15 de agosto de 2013 con el 77,6% de los votos, ha decepcionado por su incapacidad de responder a la quiebra del Estado y por los esc谩ndalos ligados a la corrupci贸n. Las poblaciones se vuelven cada vez m谩s hacia los jefes religiosos.
En el norte de Mal铆, los diferentes grupos armados, sean islamistas o no, se hacen una guerra sin tregua para controlar las rutas comerciales y de contrabando a trav茅s del Sahel, que siguen siendo extremadamente lucrativas, en particular el tr谩fico de tabaco, de droga o de seres humanos. La agricultura y la ganader铆a sufren a causa de esta inseguridad generalizada, empobreciendo a煤n m谩s a una poblaci贸n extenuada. En ausencia de otras actividades econ贸micas, muchos se dejan reclutar por esos grupos que se van construyendo as铆 una base social.
Es ilusorio pensar que una respuesta militar ser铆a pertinente en ausencia de alternativa que permita a las poblaciones vivir decentemente en su regi贸n. Y lo que es v谩lido para el norte, lo es tambi茅n para el conjunto de Mal铆.
*http://npa2009.org/actualite/international/mali-attentat-bamako-sur-fond-de-crise
Traducci贸n: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Traducci贸n: Faustino Eguberri para VIENTO SUR